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Los ministros de Exteriores de la Unión Europea y de los países de la ribera sur del Mediterráneo asisten a una reunión sobre el futuro de la política europea de vecindad, ayer, en Barcelona, España. Foto: Alberto Estévez, Efe

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Países con costas en el Mediterráneo se unen contra el jihadismo.

Los cancilleres de la Unión Europea (UE) y de los países que tienen costas en el mar Mediterráneo participaron ayer en una cumbre en Barcelona. El encuentro fue inaugurado por el presidente español, Mariano Rajoy, y tuvo como objetivo reforzar la colaboración en la lucha contra el jihadismo.

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El surgimiento y la expansión del grupo jihadista Estado Islámico (EI) ha llevado a colaboraciones antes impensadas (como la que se da de hecho en Siria, donde Irán y Estados Unidos enfrentan a este grupo) o a esfuerzos poco habituales: hace siete años que no se realizaba una reunión informal como la de ayer, en la que participaron cancilleres de la UE y de los países con costas en el Mediterráneo. “Juntos somos más fuertes”, aseguró Rajoy, después de advertir que el jihadismo es “una amenaza directa para la seguridad” de los países de la región.

“En ambas orillas [del Mediterráneo] hemos llorado juntos por las víctimas de la barbarie, el fanatismo y la sinrazón. Algunos no se han enterado, pero el terrorismo jihadista constituye la principal amenaza” que enfrenta la región, dijo el jefe del gobierno español. La cumbre finalizó con una declaración en la que, justamente, los participantes reconocen que el jihadismo es la mayor amenaza para la UE y los países que rodean el Mediterráneo, y acuerdan que habrá una mayor coordinación para enfrentarlo.

Después del encuentro, la alta representante para la Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, dijo que estas reuniones serán anuales y que seguramente la próxima edición se dedique a tratar el problema de la inmigración.

Por su parte, el canciller español, José Manuel García-Margallo, reiteró la propuesta de su país de impulsar una corte penal internacional que se dedique exclusivamente a delitos vinculados con el terrorismo, y se mostró confiado en que ésta sea bien recibida en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

La España jihadista

La cumbre tuvo como sede Barcelona, ciudad calificada por Rajoy como “la capital española del Mediterráneo”. Justamente en esta ciudad se registraron las últimas detenciones de supuestos jihadistas.

El miércoles fue desarticulada una célula denominada Fraternidad Islámica para la Predicación de la Jihad, que era liderada por un peluquero cuyo nombre era Alí. Las escuchas de las conversaciones telefónicas que mantuvieron varios integrantes de la célula permitieron a la Fiscalía deducir que planeaban secuestrar a una persona en Cataluña, vestirla con un mameluco naranja, hacerle una entrevista y degollarla, emulando los videos de decapitaciones publicados por EI. Para financiarse tenían previsto secuestrar a la directora de una entidad financiera (cuya identidad la Fiscalía no reveló) y cobrar un rescate.

El Ministerio del Interior de España informó que los perfiles de los detenidos son similares a los de los autores de los atentados de París contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado kosher.

Ésa no fue la primera célula jihadista neutralizada en España. A mediados de marzo fueron detenidas ocho personas que supuestamente estaban planificando atentados, incitaban a otros a que también los cometieran y enviaban milicianos a Siria e Irak, los frentes donde lucha el grupo EI.

También en marzo fueron detenidos cuatro miembros de una familia que enviaba a sus hijos menores a la jihad. Padre, madre y dos hermanos gemelos fueron arrestados, estos últimos mientras se disponían a viajar a Siria, país en el que ya había muerto su hermano luchando junto a EI.

No sólo se trató de grupos que planeaban atentados en Europa o ir al frente de batalla: en febrero se desarticuló también una red de 250 comercios (mayoritariamente locutorios, carnicerías y almacenes) que financiaba a EI en Siria e Irak. La mayoría de las personas responsables de esos comercios eran extranjeras, informaron los medios españoles, y musulmanes locales les daban parte de sus ahorros para que hicieran envíos al frente de batalla.

La UE ya había adoptado medidas en enero, cuando se aprobó un aumento de los controles fronterizos para evitar la salida de personas para recibir entrenamiento en Siria e Irak. Sin embargo, estos mayores controles fueron salteados por algunos islamistas que lograron llegar a Turquía, donde fueron detectados y enviados de vuelta a sus países de origen. Se desconoce cuántos europeos lograron llegar a la zona del conflicto para luchar junto al grupo jihadista.

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