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Dos muertes en manos de policías volvieron a indignar ayer a Estados Unidos. En Detroit, Terrance Kellom, un joven negro de 20 años, fue baleado el martes cuando la Policía llegó a su casa para detenerlo como sospechoso de un asalto. La Policía dice que Kellom estaba escondido en el sótano, armado con un martillo. El padre del joven, que estaba en la casa, negó esta versión.

En Los Angeles, la Policía recibió el sábado una denuncia de vandalismo y al llegar al lugar disparó contra Héctor Morejón, un hispano de 19 años. El policía pensó que Morejón estaba armado, pero cuando se acercó a él se dio cuenta de que no era así.

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