El presidente estadounidense, Barack Obama, habló ayer desde la Casa Blanca para expresar su “tristeza” e “indignación” por el tiroteo contra la Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel de Charleston, en Carolina del Sur. En el ataque, ocurrido el miércoles de noche, murieron ocho fieles y el pastor de la iglesia, el reverendo Clementa Pinckney, que además era senador del Parlamento de Carolina del Sur. Pinckney tenía 41 años, entró al Senado estatal con 27, luego de haber sido electo diputado del estado en 1996.
El sospechoso de haber cometido el ataque fue identificado gracias a imágenes de videovigilancia y detenido ayer en Carolina del Norte, a 400 kilómetros de la iglesia. Se trata de Dylann Roof, un joven de 21 años. En una de las fotos publicadas para poder detenerlo, proveniente de su cuenta de Facebook, lleva una campera con las banderas de Sudáfrica en época del apartheid y de Rodesia (actual Zimbabue), otro país cuyo régimen era segregacionista. Esos dos gobiernos son admirados por los seguidores estadounidenses de la teoría de la supremacía blanca.
Sin embargo, Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, acusado por algunos de sus compatriotas de comportarse como si fuera blanco, enfatizó más en el problema del uso de armas que en el racismo. “He tenido que hacer declaraciones como ésta demasiadas veces”, destacó. Agregó que conviene esperar a que termine la investigación para saber cuáles fueron los motivos del ataque y recordó que el Departamento de Justicia determinará si fue un “crimen de odio”, como dijo el jefe de la Policía de Charleston, Greg Mullen.
Obama dijo que “no es la primera vez” que las iglesias de las comunidades negras son atacadas y que lo ocurrido recuerda la “parte oscura” de la historia de Estados Unidos. Varios medios recordaban ayer el atentado, en 1963, contra la iglesia de Birmingham, en el estado de Alabama, en el que integrantes del Ku Klux Klan mataron a cuatro niñas negras, antes de que los negros obtuvieran el derecho a votar, en 1965. Además, Carolina del Sur fue uno de los feudos del esclavismo estadounidense, por lo que varios analistas vieron en el ataque una expresión de una nueva forma de racismo que se da en el país, herencia del que caracterizó al período anterior a 1965. Lo que “sí sabemos, una vez más, es que personas inocentes fueron asesinadas en parte porque alguien que quería hacer daño no tuvo problemas en conseguir un arma”, dijo Obama, enfatizando en una preocupación que ya planteó en varias oportunidades. El presidente considera que, para evitar que sigan ocurriendo tiroteos, hay que limitar la venta y tenencia de armas. Pero la oposición republicana, que domina el Poder Legislativo, se opone a esa eventualidad. Un tío de Roof, Carson Cowles, dijo a los medios que el atacante había recibido una pistola en abril, para su cumpleaños.
“Seamos claros. En algún momento, como país tendremos que considerar el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otras naciones avanzadas. No sucede en otros lugares con esta frecuencia”, agregó Obama.
En el tiroteo fallecieron seis mujeres y tres hombres, todos afroamericanos. Sylvia Johnson, prima del pastor fallecido, dijo a la cadena NBC que habló con uno de los tres sobrevivientes del ataque. De acuerdo con el relato que le hicieron, durante el tiroteo, Roof dijo: “Tengo que hacerlo [eliminarlos]. Han violado a nuestras mujeres y están tomando nuestro país. Deben irse”. El joven blanco permaneció cerca de una hora junto al pequeño grupo de fieles que estudiaba la Biblia en la iglesia, una de las iglesias afro más antiguas de la costa este de Estados Unidos, fundada en 1816 y situada en pleno centro de la ciudad, que cuenta con unos 130.000 habitantes.
Un ataque más
En abril, un policía blanco en la ciudad vecina, North Charleston, mató a un hombre negro desarmado. El policía fue acusado de asesinato; fue uno de varios casos de hombres negros muertos a manos de policías blancos -absueltos, en su mayoría- en el correr de un año, algo que amplificó las tensiones raciales en Estados Unidos. Muchos de estos sucesos fueron revelados en las redes sociales y gracias a imágenes filmadas con teléfonos celulares. Los movimientos de protesta e indignación contra la actuación de la Policía ante ciudadanos negros se han reiterado en la historia estadounidense. Sin embargo, desde que Obama asumió, en 2008, es probable que las expectativas que generó su llegada al poder hayan amplificado la indignación.
Ya en 2012, en la localidad de Sanford, del estado de Florida, la muerte de Trayvon Martin, afroestadounidense de 17 años que iba desarmado, a manos de un vigilante comunitario blanco, que fue disculpado por la Justicia, conmovió a parte de la población. En Ferguson, en agosto de 2014, Michael Brown murió por un disparo de un policía blanco, que finalmente no fue imputado. Este suceso generó manifestaciones violentas en esa ciudad del estado de Missouri. En abril, la muerte de Freddie Gray, de 25 años, en la ciudad de Baltimore, causada según la fiscalía por malos tratos durante su traslado a la comisaría, también desató manifestaciones violentas en esa ciudad del estado de Maryland. Hace semanas estalló un nuevo escándalo luego de que fuera filmada la agresión por parte de la Policía a una joven negra que estaba en una fiesta en la localidad de McKinney, cerca de Dallas, en Texas. Los vecinos denunciaron “desorden público” debido a que jóvenes negros se habían colado en la fiesta de fin de curso organizada en la piscina de una residencia. La joven filmada denunció haber sido víctima de racismo y aseguró que era residente del barrio y tenía derecho a acceder al recinto. El policía está suspendido mientras se investiga lo ocurrido.
El azar quiso que el tiroteo en la iglesia se colara en la campaña de cara a las elecciones presidenciales del año que viene. El precandidato republicano y ex gobernador de Florida Jeb Bush tenía previsto ir a Charleston ayer y tuvo que cancelar su actividad en esa ciudad por lo ocurrido.
“Los pensamientos y oraciones del gobernador Bush están con los individuos y familias afectadas por esta tragedia”, dijo un comunicado de su equipo de campaña. La principal candidata a la interna demócrata, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, había estado en Charleston horas antes del tiroteo y, según varios medios, había estado con el pastor fallecido, que participó en una colecta de fondos para apoyar su campaña.