“Nosotros no lo tenemos a [César] Milani en la CGT [Confederación General del Trabajo], lo tiene el gobierno”, dijo tiempo atrás Luis Barrionuevo, el titular de la central sindical conocida como CGT Azul y Blanca, durante el último paro general, a principios de junio. Este tipo de cuestionamientos surgió cuando en julio de 2013 el ahora teniente general fue designado jefe del Estado Mayor General del Ejército por la entonces ministra de Defensa Nilda Garré.
La designación puso sobre el tapete el papel que según algunos organismos de derechos humanos jugó Milani durante la dictadura. Se trata en particular de su supuesta actuación en la desaparición, en 1976, del soldado Alberto Agapito Ledo, un joven estudiante de historia que cumplía su servicio militar en la provincia de Tucumán. Ledo desapareció mientras se realizaba el llamado “Operativo Independencia” contra la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo, durante la dictadura.
Por ese entonces Milani era subteniente y firmó el documento en el que se declaró a Ledo desertor, algo que resultó una falsedad. El militar confirmó hace tiempo que sí firmó ese expediente, pero aclaró que lo hizo “por azar”, porque él era uno de cuatro subtenientes que habitualmente firmaban esos documentos. Algunos testigos aseguran además que Ledo fue asistente de Milani, pero él lo niega.
Esa causa, en el marco de la cual el militar es investigado, permanece desde hace meses en la Cámara Federal de Apelaciones. Allí llegó debido a varios recursos presentados por la familia de Ledo y por el fiscal Carlos Brito contra la decisión del juez a cargo del caso, Daniel Bejas, de Tucumán, de no llamar a Milani a declarar como indagado.
También hay una causa abierta en La Rioja, en la que Ramón Alfredo Olivera denunció que él y su padre fueron detenidos ilegalmente por Milani en 1976, y que en esa oportunidad fueron golpeados y maltratados. En una tercera causa se investiga al jefe del Ejército por un delito de enriquecimiento ilícito.
Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y el Centro de Estudios Legales y Sociales son algunas de las organizaciones que reclamaban la renuncia que Milani presentó ayer. Este último organismo, dirigido por el periodista Horacio Verbitsky, denunció además a fines de mayo, en un informe, que desde que Milani lidera el Ejército aumentó la violencia institucional.
Por el contrario, el kirchnerismo denunciaba una persecución política. Esa versión la sostiene por ejemplo Madres de Plaza de Mayo, cuya líder, Hebe de Bonafini, dijo ayer que las acusaciones contra Milani son un “invento” del periodista opositor Jorge Lanata.
La renuncia fue saludada ayer por la oposición, que no dejó de señalar el momento oportuno que eligió Milani para pedir su “pase a retiro efectivo” en un comunicado.
“Milani era insostenible. Es evidente que pasó a retiro para hacerle las cosas más fáciles al gobierno”, dijo ayer el senador del bloque Proyecto Sur Fernando Pino Solanas en un comunicado, en referencia a que el militar podría ser un argumento en contra del kirchnerismo en la campaña electoral para las elecciones de octubre.
La hermana de Ledo, Graciela, que inició las acciones judiciales en contra de Milani, compartió esa lectura y dijo ayer a varios medios periodísticos que la renuncia se debe “estrictamente” a la campaña electoral, porque alguien “acusado de haber formado parte del aparato represivo del Estado” durante la dictadura “a los candidatos oficialistas no les queda muy bien”.
El dirigente de la Unión Cívica Radical Julio Cobos dijo en Twitter que Milani “se retira dejando un cargo que nunca debería haber ocupado y nada lo exime de dar explicaciones en la Justicia”.
El pedido de pase a retiro fue aceptado ayer por la presidenta Cristina Fernández. En este marco, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, canceló una aparición pública que tenía prevista en el marco de su campaña para acceder a un escaño en el Parlasur, después de que se conociera la decisión de Milani.
Después de aceptar la dimisión, la presidenta designó en el cargo de jefe del Ejército al general Ricardo Luis Cundom, informó la prensa argentina. De acuerdo con el diario La Nación, el nuevo jerarca es uno de los hombres de mayor confianza de Milani, ocupó varios cargos jerárquicos y hasta ayer se desempeñaba como comandante operacional del Estado Mayor Conjunto.
Milani atribuyó su renuncia a “motivos estrictamente personales”, de manera tal que no confirmó si existieron razones políticas para su decisión. El militar era uno de los jerarcas más controvertidos del gobierno de Fernández, junto al vicepresidente, Amado Boudou, que está procesado en dos causas, una por supuesto abuso de poder.
Milani egresó del Colegio Militar de la Nación como subteniente de Ingenieros en diciembre de 1975, y se especializó luego en Inteligencia militar. Según Clarín, el apoyo de Fernández a Milani se debe a que éste se convirtió en su enlace de Inteligencia después de que sus relaciones con el ahora ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia argentina, Antonio Stiusso, se deterioraran.
En diciembre, cuando la Fiscalía pidió que Milani fuera procesado, Aníbal Fernández, entonces secretario general de la Presidencia argentina (ahora volvió al cargo de jefe de Gabinete), dijo que si Milani fuera procesado “seguramente” no seguiría en el cargo.
Explicó además que si el Senado había aprobado en su momento el ascenso a Milani para que pudiera ser jefe del Ejército fue porque no había “absolutamente nada” en sus antecedentes que lo impidiera. Aclaró que “si el día de mañana existiera algún elemento que le diera razón a un juez para dictar el auto de procesamiento” pasaría a retiro, y dijo que así se haría, “como la presidenta lo hizo oportunamente con el almirante [y ex jefe del Estado Mayor General de la Armada, Jorge] Godoy o con el general [y ex jefe de Estado Mayor General del Ejército Roberto] Bendini”.
Godoy pasó a retiro en 2011 cuando fue acusado de acciones de espionaje interno, mientras que Bendini dejó su cargo en 2008 acusado de corrupción, aunque finalmente fue sobreseído.