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Inversores miran pantallas que muestran los movimientos del mercado de valores, ayer, en Pekín, China. Foto: Fred Dufour, Afp

Viento cruzado

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Las dos principales bolsas de valores de China operan a la baja y hay incertidumbre acerca de la segunda mayor economía del mundo.

Los valores de las dos mayores plazas financieras de China, las bolsas de Shanghái y Shenzhen, cayeron abruptamente el lunes y siguieron a la baja ayer. Las medidas que impulsa el gobierno desde junio para frenar la volatilidad de sus mercados de valores y de las investigaciones en contra de los especuladores no evitaron que la bolsa de Pekín sufriera su peor caída en ocho años.

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El índice general de la bolsa de Shanghái, indicador de referencia de los mercados chinos, perdió ayer 1,68% luego de haber empezado el día con fuertes bajas en sus valores. En la jornada llegó a perder hasta 5%, antes de que la situación se revirtiera. La bolsa de Shenzhen, la segunda mayor de China, también cayó 1,41%. Las bajas de ayer fueron menores que las del lunes, cuando el índice de Shanghái cayó 8,48%, el mayor desplome desde 2007, y el de Shenzhen se contrajo 7,59%.

El vocero de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV), Zhang Xiaojun, anunció que esa entidad, que ejerce un rol de regulador bursátil, va a investigar lo ocurrido el lunes. La CRMV había reiterado el lunes a última hora que el Estado chino continuará comprando acciones para estabilizar las bolsas, y que sigue su curso una investigación sobre las caídas bursátiles que ocurren desde mediados de junio. El gobierno tomó una serie de medidas para evitar que continuaran, y en las últimas dos semanas parecía que éstas estaban resultando.

Al fuerte programa de compra de acciones financiado por una línea de crédito del banco central, se sumó una reducción de los tipos de interés, la suspensión de las salidas de empresas a la bolsa y la prohibición a los mayores accionistas de las empresas que cotizan en la bolsa de vender sus títulos en lo que queda del año.

Con el mismo objetivo, el banco central indicó que mantendrá la liquidez en el mercado en un nivel “razonable y apropiado”, y que considera que la inflación china está estable. También manifestó que las bases de la economía nacional siguen siendo positivas, aunque los indicadores económicos publicados durante el fin de semana advierten de una baja en la actividad manufacturera y una leve caída de los beneficios de las grandes compañías industriales. Esta situación de la economía, continuó el banco, permitirán mantener la misma tasa de cambio del yuan y seguir apoyando el crecimiento de la economía real hasta fin de año.

Las sesiones de ayer cerraron con cerca de la décima parte de las empresas listadas en bolsa -más de 300- suspendidas por haber alcanzado el tope diario de baja permitida en China: 10%.

La CRMV manifestó que sospecha que nueve empresas vendieron sus acciones a mediados de junio de manera ilícita. Sin embargo, no se informó de detenidos y, según coinciden varios medios, las investigaciones apuntan sobre todo a preservar la confianza de 90 millones de inversores individuales que representan alrededor de 80% del volumen de negocios.

El mercado chino está muy expuesto a los rumores y sigue los estados de ánimo de esos pequeños inversores, que en su mayoría no tienen nociones financieras, o cuyos intereses no siempre van en el mismo sentido que el interés de las autoridades.

Estos inversores tuvieron mucho que ver con los siete meses de burbuja alcista que hubo entre noviembre y junio, pero también en la fuerte caída de junio y julio, frenada por la intervención de las autoridades. En menos de un mes se evaporaron más de 3.000 millones de dólares en valores bursátiles.

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