El primer ministro egipcio en funciones, Ibrahim Mehleb, no quiso indicar cuántas eran las víctimas mexicanas ni el estado de los heridos, informó la agencia de noticias Efe, que lo consultó ayer al respecto. En cambio, Mehleb destacó que las autoridades egipcias lamentaban mucho lo sucedido, que estaban proporcionando los “máximos cuidados” médicos a los mexicanos heridos y que investigaban el caso.
El ataque militar ocurrió en el desierto occidental de Bahariya, el domingo, y se debió, según el gobierno de Egipto, a que los turistas fueron confundidos con jihadistas. De acuerdo con las autoridades, murieron 12 personas.
Mehleb dijo que el ataque se debió a que Egipto está luchando contra el terrorismo. Desde hace unos meses la organización jihadista Estado Islámico advirtió de su presencia en el país, representada mediante distintas organizaciones.
En el hospital Dar al Fuad, situado en las afueras de El Cairo, había ayer una fuerte presencia policial que evitaba que los periodistas hablaran con las víctimas, según informó Efe. Además de los 12 muertos que dejó el ataque, distintas fuentes informaron de diez heridos, mexicanos y egipcios.
El gobierno de México dijo ayer que tenía la confirmación de la muerte de dos ciudadanos de ese país, y que otros seis estaban heridos.
La canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, dijo en una conferencia de prensa que esos seis ciudadanos se encontraban hospitalizados y estables, y que el grupo fue bombardeado desde el aire por “un avión y helicópteros”, cuando hacía “una parada para descansar y comer”. Su par egipcio, Sameh Shoukry, le explicó ayer que la confusión se debió a que los vehículos que conformaban la caravana, en la que viajaban unas 22 personas, eran similares a los que usan los jihadistas.
El presidente mexicano se refirió a lo sucedido en Twitter. Lamentó “profundamente que connacionales hayan perdido la vida”, y después escribió que “México condena estos hechos” y “ha exigido al gobierno de Egipto una exhaustiva investigación de lo ocurrido”.
El diario egipcio Mada Masr citó a un miembro de un consejo asesor del Ministerio de Turismo y ex jefe del Sindicato General de Guías Turísticos, Moataz al Sayed, quien dijo que el grupo había recibido los permisos y autorizaciones correspondientes para viajar, pero que uno de los turistas sufría diabetes y que debido a que esa persona necesitaba atención médica inmediata se habían desviado “dos kilómetros” del recorrido establecido, lo que explicaría la presencia de esos civiles en una “zona de exclusión”, como señaló El Cairo. El mismo asesor señaló que el guía a cargo del grupo -que falleció en el ataque- no fue advertido, ni por señales en el camino, ni por los militares presentes en los controles que atravesaron.
La vocera del Ministerio de Turismo, Rasha al Azaizi, dijo a la agencia oficial egipcia de noticias MENA que la empresa que organizó el viaje no informó a las autoridades egipcias sobre su traslado por el desierto, y que se creó una comisión de investigación con las autoridades locales y las fuerzas de seguridad para esclarecer lo ocurrido.
Horas antes del ataque, el grupo jihadista Estado Islamico había informado en redes sociales acerca de combates con militares egipcios en esa zona, cercana a la frontera con Libia, pero que no es el terreno habitual en el que suelen desplegar sus actividades, que se concentran en el norte del desierto del Sinaí, fronterizo con Gaza e Israel.