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Mauricio Macri. Foto:Juan Mabromata, Afp (archivo, diciembre de 2015

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El gobierno de Macri decidió no renovar contratos a 600 empleados del Centro Cultural Kirchner.

Antes de cumplir un mes en funciones, el gobierno de Mauricio Macri tomó varias medidas para pasar raya al kirchnerismo, además de la decisión de dejar sin efecto buena parte de la emblemática ley de medios. Esta política, que los medios argentinos han calificado de “deskirchnerización”, ya abarca el espacio destinado a los derechos humanos que funciona en la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), y ahora se pone en marcha en el Centro Cultural Kirchner (CCK).

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En noviembre, cuando Macri ni siquiera había asumido la presidencia argentina, su futuro responsable del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, ya anunciaba que la nueva administración llegaba con ganas de cambiarle el nombre al CCK. Este centro había sido inaugurado seis meses antes en un enorme edificio histórico que fue sede del Correo. Está compuesto por múltiples salas destinadas a las artes visuales y a la música, es la sede de la Orquesta Sinfónica Nacional, y cuenta también con espacios para otras expresiones culturales.

“Seguramente enviaremos un proyecto de ley al Congreso restaurando lo que el mismo Néstor Kirchner propuso”, dijo Lombardi, y recordó que el ex presidente lo iba a llamar Centro Cultural del Bicentenario. Según citó el diario La Nación, Lombardi aclaró que la decisión no tenía “nada que ver con la persona de Néstor Kirchner”, sino con “una exageración en la toponimia”: la existencia de “300 lugares” con el nombre del ex presidente era “demasiado”. De acuerdo con ese diario, ahora cuando Lombardi se refiere al centro cultural lo llama “ceceká”.

Ayer, durante las vacaciones de verano en el CCK, se supo que el funcionario de Macri decidió no renovar los contratos de 600 empleados, lo que implica a buena parte de los 710 que tiene el centro, porque a a la nueva administración les resultan demasiado fieles al proyecto kirchnerista.

En este caso, como en otros en los que hubo ceses de empleados estatales por parte de la nueva administración, el macrismo utilizó más de un argumento: que existían cortocircuitos políticos, que una nueva administración debe nombrar a su personal, y que su objetivo es la racionalización en la gestión.

Lombardi anunció que va a evaluar qué funciones cumplían los empleados y cuáles podrían seguir ocupándose de tareas necesarias a partir de ahora. De este modo, algunos podrían recuperar sus empleos en un plazo de uno a tres meses. En cualquier caso, el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos se propone reducir los funcionarios de 710 a 400.

Ayer hubo protestas de quienes perdieron sus trabajos, y se convocó otra manifestación para hoy. “Van a renovar los contratos de quienes se ocupan del mantenimiento, que son alrededor de 150 personas, mientras que el resto quedamos afuera”, dijo un representante de los trabajadores del CCK, Nicolás Esperante, a Página 12.

Según recordó este diario argentino, la política de reducir el número de funcionarios ya se aplicó, entre otros ámbitos, en el Senado, donde hubo más de 2.000 despidos, en la Jefatura de Gabinete, con 150, y en las municipales de Quilmes y de La Plata, con 5.500 entre las dos.

La vicepresidenta de Macri, Gabriela Michetti, dijo, acerca de los despidos en el Senado,que la decisión no tenía marcha atrás y que algo similar harían varios ministros, debido a que existían en sus ámbitos “estructuras políticas de militancia del kirchnerismo”. Michetti afirmó: “Siempre hemos dicho que estos nombramientos, que se produjeron sobre todo en 2015 y que tienen que ver con la militancia política de un sector del kirchnerismo, y en particular con La Cámpora, hay que mirarlos con detenimiento”.

Para el macrismo, la presencia de militantes kirchneristas también se puede ver en el CCK, al que las nuevas autoridades le cuestionaron, además, la falta de una conducción clara. “Nos dejaron un centro cultural sin director, totalmente permeado por la política”, dijo Lombardi a La Nación, pero también anunció que por ahora no se va a cambiar el nombre del CCK.

El apellido Kirchner no sólo aparece en el nombre del centro, sino que hay también una muestra específica enfocada en la figura del ex presidente, y Lombardi pretende ampliarla para que abarque a “todos los presidentes”.

Además, la evaluación del centro cultural que hizo la administración macrista concluyó que hay más de una deficiencia que solucionar. “El CCK tuvo un parto prematuro; la obra está claramente sin terminar, los equipamientos de luces y sonidos no están instalados, se inauguró antes de tiempo por las necesidades políticas de la presidenta saliente [Cristina Fernández]”, dijo Lombardi. “Este centro tiene que invitar al ciudadano más allá de su ideología: todos los argentinos se tienen que sentir incluidos”, manifestó su número dos, la secretaria de Contenidos del CCK, Gabriela Ricardes.

Y la ESMA también

Si para la ex presidenta el centro cultural que lleva el nombre de Kirchner es un orgullo, también lo es la transformación que los gobiernos de ambos impulsaron en la sede de la ESMA. Ese campo de tortura de la dictadura se convirtió durante el kirchnerismo en un espacio destinado a la memoria y al trabajo por los derechos humanos. Fue allí donde el 2 de diciembre Fernández dio uno de sus últimos discursos como gobernante. “El tema de los derechos humanos es un patrimonio de los argentinos que pueden mostrar en el mundo. No necesitamos ningún tribunal ad hoc. Somos ejemplo en el mundo”, dijo ese día, al inaugurar nuevas obras en la ESMA.

“Inició el gobierno el plan para ‘deskirchnerizar’ la ex ESMA”, titulaba el diario La Nación el domingo 3, y ese nuevo verbo se ha repetido en diversos medios y en distintas noticias: sobre la televisión estatal, el justicialismo o la sociedad argentina en general. En este caso, el “deskirchnerizador” era Claudio Avruj, el secretario de Derechos Humanos, que instalaba sus oficinas en el predio de la ESMA destinado para ellas.

Allí tienen un lugar reservado, también por decisión del kirchnerismo, organizaciones militantes por los derechos humanos como HIJOS, Abuelas de Plaza de Mayo -que se han declarado dispuestas a trabajar con el Ejecutivo actual pese a su respaldo al kirchnerismo- y Madres de Plaza de Mayo -cuya líder, Hebe de Bonafini, llamó públicamente a la resistencia contra el gobierno de Macri-.

La nueva administración anunció a La Nación que mantendrá a esas organizaciones en el edificio, pero invitó a otros actores a que sumen sus oficinas a ese espacio. Entre ellas figuran la Organización de las Naciones Unidas, UNICEF, el Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), y distintas organizaciones argentinas que militan por la diversidad sexual.

La deskirchnerización en la ESMA no alcanzará a todos sus funcionarios. El Sitio de la Memoria seguirá a cargo de Alejandra Naftal, y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad mantendrá como titular a Claudia Carlotto, la hija de Estela de Carlotto, de acuerdo con La Nación. En cambio, se revisarían las situaciones de unos 1.200 empleados de los varios organismos que funcionan en ese lugar, entre ellos algunos jerarcas muy vinculados con esos gobiernos a los que el macrismo intenta dejar atrás.

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