El presidente de Bolivia, Evo Morales, declaró ayer la “emergencia nacional” en el país a causa de la sequía que en las últimas horas había ocasionado racionamientos de agua en varias regiones. El mandatario explicó, al salir de una reunión con su gabinete, que el decreto obliga a las alcaldías, las gobernaciones y el gobierno nacional a “movilizar recursos económicos” para garantizar que la población tenga agua. “Hay que estar preparados para lo peor. Siento que este calentamiento global va a continuar, por lo tanto, hay que planificar grandes inversiones” en obras para garantizar el abastecimiento de agua, agregó Morales.
En el este y el sur de La Paz se aplica uno de los racionamientos más estrictos, que afecta a un tercio de los habitantes de la ciudad. El gerente de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento de La Paz, Marcel Claure, advirtió que el racionamiento será aun más severo en esas zonas, que sólo recibirán agua durante tres horas cada tres días.
La sequía provocó protestas callejeras en los últimos días, mientras que en el campo las comunidades indígenas llamaron a hacer rituales para pedir que llueva. Las autoridades bolivianas calculan que esta sequía, la peor en los últimos 25 años, está afectando a unas 125.000 familias. Además, hay 290.000 hectáreas agrícolas y 360.000 cabezas de ganado en riesgo.