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El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ayer, durante una visita de Estado a Singapur. • foto: wallace woon, pool, afp

El presidente filipino relató que cometió asesinatos en sus tiempos de alcalde

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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo el martes ante un foro de empresarios que mató a supuestos delincuentes mientras era alcalde de Davao, cargo que ocupó durante 22 años en tres períodos diferentes (1988-1998, 2001-2010 y 2013-2016). En su exposición, Duterte defendió la política antidrogas de su gobierno. Esta política ha sido criticada por organizaciones sociales que denuncian que ha impulsado la acción de grupos parapoliciales y las ejecuciones extrajudiciales de personas sospechosas de consumir o vender drogas.

Desde que comenzó el gobierno de Duterte, en junio, la Policía mató a 2.086 personas en operaciones contra las drogas. Otras 3.800 personas fueron asesinadas en este marco por “individuos no identificados”, informó el diario español El País citando datos de la agencia de noticias AFP. La política contra las drogas que Duterte impulsó en Davao fue implementada en junio en todo el país. Según organizaciones civiles, mientras Duterte fue alcalde de Davao, escuadrones de la muerte asesinaron a más de 1.000 personas, y todas ellas habían sido identificadas oficialmente como presuntos criminales.

La política antidrogas de Duterte incluye un llamado indiferenciado a civiles y policías para que directamente asesinen a las personas que consumen o venden drogas. “Si conocen a adictos, mátenlos ustedes mismos”, repite el presidente.

“En Davao solía hacerlo personalmente, sólo para enseñarles a los muchachos [en referencia a los policías] que, si yo puedo hacerlo, ellos también pueden”, dijo Duterte. “Yo iba por Davao con una motocicleta, con una gran moto, y patrullaba las calles buscando dónde había problemas. Lo que de verdad estaba buscando era una pelea para poder matar”, agregó.

No es la primera vez que Duterte hace declaraciones similares. Ante los cuestionamientos a su política antidrogas ha dicho, entre otras cosas, que “Hitler masacró a tres millones de judíos” y él se propone terminar con “tres millones de adictos”. Llegó a decir que le “gustaría masacrarlos a todos”, o que “nunca es un crimen proteger la raza”. Tampoco es la primera vez que reconoce que mató a personas; en octubre el diario local Rappler publicó una entrevista en la que el gobernante decía: “Debo confesar que he matado, sí. Hace unos... tres meses, maté a unas... tres personas”.

En esta última ocasión, el senador Richard Gordon advirtió que Duterte se está “exponiendo” a enfrentar “un proceso de destitución”. Gordon es independiente pero suele respaldar al oficialismo en el Senado.

Hasta ahora las mayores reacciones a las declaraciones de Duterte han surgido en Estados Unidos. Ayer la portavoz de la embajada estadounidense en Filipinas, Molly Koscina, informó que su país decidió no renovar la ayuda que se enviaba mediante uno de sus organismos de cooperación internacional llamado Corporación del Desafío del Milenio. Este organismo envió durante los últimos cinco años 433,9 millones de dólares en colaboración a Filipinas. “Esta decisión refleja las preocupaciones significativas sobre el Estado de derecho y las libertades civiles en Filipinas” que tiene el gobierno de Estados Unidos, dijo Koscina, y agregó que para recibir la ayuda de Washington los países deben tener “un compromiso demostrado con el Estado de derecho, el debido proceso y el respeto de los derechos humanos”.

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