A diez meses de terminar su mandato, Obama parece estar saldando cuentas pendientes. En materia de política exterior, el descongelamiento de las relaciones diplomáticas con Cuba cobró una importancia central, por la histórica rivalidad que enfrenta a los dos países desde hace más de medio siglo. El proceso de deshielo, anunciado en diciembre de 2014, avanza otro casillero con la primera visita de un presidente estadounidense a la isla en casi 90 años.
En el medio, se reabrieron las embajadas, los presidentes se cruzaron en ámbitos internacionales y mantuvieron varias conversaciones. Obama llegó ayer a una lluviosa capital cubana, visitó la embajada estadounidense -reabierta en julio-, paseó por La Habana Vieja con su esposa y sus dos hijas y visitó la catedral, donde fue recibido por el cardenal Jaime Ortega.
En la embajada de su país en La Habana, el presidente dijo que, aunque su visita a Cuba es “histórica”, es sólo “un primer paso” en la renovación de los lazos bilaterales. Allí pidió a los niños cubanos que vean como “algo natural” la presencia de un presidente estadounidense en su país. Unos días antes, el asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos en Washington, Ben Rhodes, había asegurado: “Nosotros queremos hacer el proceso de normalización irreversible”.
La agenda oficial de Obama comienza hoy: después de conocer el monumento a José Martí y de recibir la bienvenida formal, se reunirá con Castro en el Palacio de la Revolución. Se espera que de este encuentro surjan novedades acerca del cierre de la cárcel de Guantánamo y el levantamiento del embargo económico a la isla. El gobierno cubano le ha reclamado a Washington que le devuelva el territorio de Guantánamo en el que se encuentra la base naval estadounidense.
Para hoy también está fijado un foro de negocios entre empresarios de los dos países en el que participarán tanto Obama como la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker. El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, dijo ayer que espera que la visita de Obama sirva para impulsar acuerdos entre empresas estadounidenses y cubanas. Malmierca dijo además que muchas empresas cubanas “han identificado intereses comerciales de importación en el mercado de Estados Unidos” y esperan “concretar operaciones en los próximos meses”, aunque insistió en que algunos obstáculos persisten por la vigencia del “bloqueo económico”.
Mañana, antes de viajar a Argentina, el presidente de Estados Unidos brindará en el Gran Teatro de La Habana un discurso que todos los cubanos podrán seguir en vivo por el canal de televisión oficial. Ese mismo día, Obama se reunirá con representantes de la sociedad civil, incluidos miembros de la oposición, que denunció arrestos y persecuciones en los momentos previos a la visita. El sábado, mientras La Habana se terminaba de empapelar con las caras de Obama y Castro, el líder de la opositora Unión Patriótica de Cuba denunció que “en las últimas horas” la Policía de Cuba había arrestado a más de 200 miembros de su grupo, aunque muchos de ellos estuvieron detenidos por unas pocas horas.
En Estados Unidos, los candidatos a la presidencia por el opositor Partido Republicano cuestionaron la visita. Uno de ellos, Ted Cruz, publicó una columna en el periódico Político en la que dice: “Tengo unas palabras para los cubanos que contemplen el espectáculo de mal gusto en La Habana este fin de semana: Estados Unidos no los ha olvidado”. A su entender, la política de Obama “enriquece y da poder a la dictadura”.
Donald Trump, el candidato favorito en la interna republicana, tuiteó: “¡Guau! El presidente Obama acaba de aterrizar en Cuba, una gran cosa, y Raúl Castro ni siquiera estaba allí para recibirlo. Recibió al papa y a otros. No hay respeto”. Según recordó la agencia de noticias Efe, durante la campaña Trump dijo que en cuanto a Cuba está “a medio camino” entre la política de acercamiento que impulsa Obama y el rechazo tajante que muestran los demás republicanos.