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Hillary Clinton en West Palm Beach, Florida. Foto: Justin Sullivan, Afp

Cuestión de números

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Clinton y Trump lideran el proceso de primarias en Estados Unidos, mientras que Sanders y Cruz resisten.

El último “supermartes” consolidó a Hillary Clinton como la candidata favorita en el Partido Demócrata. En los cinco estados que votaron logró una amplia ventaja sobre su oponente, el senador Bernie Sanders. En las primarias del Partido Republicano los moderados triunfos de Donald Trump en cuatro de los cinco estados en disputa motivaron que el senador de Florida, Marco Rubio, renunciara a su candidatura, pero también animaron a otro aspirante, Ted Cruz, a pensar que todavía puede derrotar al millonario. Además, Trump perdió en Ohio, el primer estado en el que ganó el gobernador John Kasich, que se quedó con los 66 delegados en juego.

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A medida que el proceso de elecciones primarias avanza, la carrera hacia la Casa Blanca se vuelve más feroz y las estrategias de los candidatos menos predecibles. El primer objetivo es conseguir el número de delegados necesario como para llegar a las convenciones republicana y demócrata, en julio, con la nominación automática. El candidato republicano que compita en noviembre por la presidencia de Estados Unidos tiene que llegar a esa instancia con 1.237 delegados, por lo menos. Quien acceda a la candidatura demócrata necesita 2.383 delegados.

Clinton salió reforzada de las elecciones del martes al imponerse en los cinco estados que votaron. En algunos de ellos, como fue el caso de Florida, Ohio y Carolina del Norte, la demócrata logró ventajas de más de diez puntos frente a Sanders.

En Florida, obtuvo 64% de los votos frente a 33% de su rival; en Ohio ganó con 56% frente a 43% del senador, y en Carolina del Norte, 55% a 41%. En Illinois y en Missouri, en cambio, la diferencia entre ambos fue de un punto.

El último supermartes significó un fuerte golpe para el senador de Vermont, que quedó relegado en un momento del proceso en el que es fundamental obtener más delegados. Hasta ahora, Sanders cosechó nueve victorias y Clinton ganó en 19 estados.

Desde Florida, Clinton dijo que ahora está “más cerca de garantizar la nominación del Partido Demócrata y ganar estas elecciones en noviembre”. También sostuvo que ganó “más votos que cualquier otro candidato republicano o demócrata”, y felicitó a Sanders por su “vigorosa campaña”.

Después, le dedicó unos minutos a Trump: “Cuando oímos a un candidato a presidente llamando a rodear a 12.000.000 de inmigrantes, hablando de prohibir la entrada a todos los musulmanes a Estados Unidos y apoyando la tortura, eso no significa que sea fuerte, significa que está equivocado”.

Sanders, desde Arizona, no se refirió a los resultados, sino que directamente reiteró su mensaje contra las desigualdades económicas y el establishment político, representados por su oponente. “De lo que se trata esta campaña es de pedir a los estadounidenses que piensen de forma original, que piensen fuera del statu quo”, dijo. Para cerrar, aseguró: “El motivo por el que Trump no será presidente es porque Estados Unidos no aceptará insultos a mexicanos, musulmanes o mujeres”.

La situación de los republicanos es menos clara porque Trump ganó pero no arrasó, lo que compromete el número de delegados que necesitará en la convención de julio para obtener la candidatura republicana de forma automática. El empresario ganó en Illinois con 39% de apoyo -seguido por Cruz, que obtuvo 30%-; en Carolina del Norte, con 40% -también seguido por Cruz, que alcanzó 37%-, y en Missouri, donde derrotó al senador de Texas por una mínima diferencia de 1.600 votos.

En Florida, Trump destrozó a Rubio al ganar con 46% de los votos frente a 27% que tuvo el senador de ese estado, que después de la votación abandonó su candidatura.

En Ohio logró su primera victoria John Kasich, al recibir 47% de los votos frente a 36% que obtuvo Trump. Con este triunfo, y tras la retirada de Rubio, Kasich se convirtió en el único candidato que cuenta con el apoyo del núcleo tradicional del Partido Republicano. La estrategia del establishment no es que Kasich le gane a Trump -algo que es matemáticamente imposible-, sino que su presencia contribuya a evitar que el millonario consiga asegurarse la nominación antes de llegar a la Convención Nacional.

En el último discurso que brindó como candidato, Rubio dijo que el de Trump en Florida fue un “gran triunfo” y que hay que “respetar” las decisiones de los votantes republicanos. “Estamos en el lado correcto, pero este año no vamos a estar en el lado ganador”, reconoció. “Trabajamos lo más duro que pudimos, pero estamos en medio de un tsunami político que nació con el malestar de la gente en 2007 y 2008. Esta nación necesita un Partido Republicano más fuerte, que haga cambiar el rumbo del país y haga desaparecer las frustraciones de la gente”, dijo.

Trump, que durante la campaña lanzó innumerables críticas e insultos a Rubio y que le pidió varias veces que abandonara la competencia, dijo que el senador de Florida fue “un rival duro, hizo una gran campaña, es muy inteligente y tiene un gran futuro”.

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