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Rousseff busca alianzas ante el posible alejamiento del principal socio del PT.

El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), se reunirá mañana para decidir si abandona o no la coalición gubernamental. Si lo hace, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, perderá un apoyo fundamental en la Cámara de Diputados, lo que la obligará a formar nuevas alianzas en el Congreso.

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Se terminó el receso de Turismo y en Brasil comenzó una semana que podría definir el rumbo del juicio político contra Rousseff. Si mañana el directorio nacional del PMDB decide abandonar la coalición de gobierno, la presidenta perderá ese fuerte respaldo en la Cámara de Diputados, que en unas semanas votará si sigue o no con el proceso contra la mandataria. Para que el juicio político prospere en el Parlamento, dos tercios de los diputados (342 de un total de 513) tienen que votar a favor de esa iniciativa. Así las cosas, el gobierno tiene la necesidad de formar nuevas alianzas -para lo cual ya concretó una extensa agenda de reuniones- y, por otro lado, de evitar que la eventual retirada del PMDB contagie a las demás formaciones políticas aliadas.

Mientras tanto, Rousseff insiste en que un juicio político sin bases legales equivale a “un golpe contra la democracia”. En una entrevista que brindó el viernes a distintos medios internacionales, la presidenta insistió en que el impeachment es “legalmente débil” y “peligroso” porque “rompe el orden democrático”. También fue clara respecto de cómo reaccionará si el Parlamento decide llevar a cabo el juicio político: “Recurriremos a todos los instrumentos legales para dejar claro las características de este golpe”.

La mandataria aprovechó para recordar cómo surgió este proceso: “[Comenzó] porque el presidente del Parlamento, Eduardo Cunha, dijo que si no votábamos en contra de una investigación contra él, lo pondría en marcha”. Rousseff recordó también: “Cunha está denunciado por la Fiscalía de la República porque se le han encontrado cinco cuentas ilegales. No lo digo yo: lo dice la Fiscalía General de la República”.

Además, Rousseff dijo que “piden que renuncie para evitarse el mal trago de tener que echar de forma ilegal a una presidenta elegida”, y aseguró que no va a dimitir. “Me piden que renuncie. ¿Por qué? ¿Por ser una mujer frágil? No, no soy una mujer frágil. Mi vida no fue eso. Piensan que tengo que estar muy afectada, desconcertada, muy presionada. Pero yo no estoy así, no soy así. Tuve una vida muy complicada para no poder luchar ahora”, señaló desde su despacho presidencial en Brasilia. “Tenemos que reaccionar, por eso la consigna de la gente que me apoya es ‘no va a haber golpe’”, agregó.

La líder del PT también se defendió de quienes dicen que el nombramiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como jefe de su gabinete ministerial es una estrategia jurídica para que pueda evadir la Justicia gracias a la inmunidad que le otorga ese cargo. “Pensar que porque [Lula] es ministro se escapa de la Justicia es ver un problema donde no lo hay. Supongamos que es cierto, que viene a protegerse. Qué protección más extraña, diría yo, ya que puede ser investigado por los magistrados del Supremo Tribunal Federal”, apuntó.

El PMDB, sin embargo, confía en que Rousseff será destituida y ya está trabajando en las políticas que llevaría a cabo el nuevo gobierno, que estaría liderado por el vicepresidente Michel Temer. “Estamos viendo medidas que podrían beneficiar a la población, pero al mismo tiempo lograr un equilibrio fiscal y mantener saneadas las cuentas del gobierno”, dijo a O Estado de São Paulo Moreira Franco, un ex ministro de Rousseff que según el periódico está a cargo de confeccionar las políticas para un supuesto gobierno liderado por Temer.

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