“Tengo fuerza, ánimo y coraje suficientes para enfrentar, con un sentimiento de mucha tristeza, esta injusticia”, dijo Rousseff, que volvió a señalar a Temer como uno de los conspiradores contra su gobierno. “Es atemorizante que un vicepresidente en el ejercicio de su mandato conspire abiertamente contra la presidenta. Una persona que hace eso no sería respetada en ninguna democracia. A la sociedad humana no le gustan los traidores”, aseguró.
Además, Rousseff reiteró que no cometió el crimen de responsabilidad del que se la acusa en el Congreso y aseguró que va a seguir luchando por la democracia. “La lucha será larga”, dijo antes de señalar: “No es por mí, sino por los 54 millones de votos que tuve. Es una lucha de todos los brasileños, por la democracia en nuestro país”. La presidenta agregó: “En mi juventud enfrenté a la dictadura por convicción, y ahora también enfrento con convicción un golpe de Estado”.
Mientras Rousseff daba su conferencia, los medios brasileños informaban acerca de las reuniones que Temer mantenía en San Pablo. El senador Romero Jucá, presidente interino del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece el vicepresidente, dijo a los medios que si el juicio político es aprobado en el Senado, Temer tendrá una “luna de miel” de 180 días para “conquistar” popularidad. Se refería a los 180 días en los que Rousseff debería dejar su cargo si se procesa un juicio político en su contra, y en los que Temer asumiría la presidencia.
Diputados del Partido Progresista y del Partido Social Cristiano manifestaron abiertamente que esperan recibir beneficios, e incluso cargos, en un eventual gobierno de Temer. Por su parte, el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña, con cuyos líderes Temer ya se reunió en varias ocasiones, dio a conocer, en un comunicado con pocos detalles, cuáles son sus condiciones para apoyar a un gobierno del actual vicepresidente: una reforma político-electoral, una “simplificación” del sistema tributario y la “modernización” de la legislación laboral para “garantizar empleos”.
Cuestión de velocidad
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, asistió ayer personalmente al Senado para entregarle al titular de esta cámara, Renan Calheiros, el pedido de juicio político. Fue más que un gesto: tanto él como Jucá y hasta el propio Temer instaron a Calheiros a acelerar el juicio político para que el vicepresidente asuma la presidencia.
Cunha entregó la solicitud de juicio político que se aprobó en la cámara baja con 367 votos a favor (necesitaban 342), 137 en contra, siete abstenciones y dos ausencias. Después, dijo a periodistas que él no pretende influir en la velocidad que tendrá el proceso en el Senado, pero que considera que demorarlo “es muy perjudicial para el país” porque el gobierno está debilitado.
Por su parte, Jucá, muy cercano a Temer, aseguró que “el país no puede quedar en la situación en la que se encuentra, con una presidenta con un voto de desconfianza de la Cámara [de Representantes], a la espera del posicionamiento del Senado”. El diario O Estado de São Paulo informó que Temer se comunicó por teléfono con Calheiros para presionarlo en el mismo sentido.
Cunha, Temer y Calheiros pertenecen al mismo partido, el PMDB, pero los tres han mantenido posiciones diferentes respecto del gobierno: Cunha se convirtió en un opositor, Calheiros se ha posicionado como un aliado y Temer, presidente del PMDB, se mantuvo en el punto medio hasta fines del año pasado. Desde entonces se acercó cada vez más a la posición de Cunha. Semanas atrás, el PMDB dejó la coalición de gobierno.
Esto, a su vez, colaboró con que prácticamente todos los diputados del PMDB votaran a favor del juicio político (sólo siete de 67 se pronunciaron en contra). Pero la situación podría ser distinta en la cámara alta, ya que los senadores del PMDB son, en su mayoría, más afines a Calheiros que a Cunha.
Calheiros transmitió a personas de su entorno que pretende llevar adelante el trámite del juicio político con “cautela”. Públicamente, dijo que la comisión especial que deberá analizar el pedido de apertura de juicio político se instalaría recién el lunes. A partir de entonces la comisión tiene diez días hábiles para dar una recomendación al plenario, que debe aprobarla o rechazarla por mayoría simple en un plazo de 48 horas. Los medios brasileños estiman que esa votación tendrá lugar el 11 de mayo. Si el resultado lleva a la apertura del juicio político, Rousseff sería alejada del cargo mientras se determina su continuidad en la presidencia o su destitución.