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Norbert Hofer, candidato del Partido de la Libertad, ganador en primera ronda de las elecciones presidenciales del domingo en Austria. / Foto: Dieter Nagl, AFP

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El balotaje en Austria se disputará entre un candidato ultraderechista y uno ecologista.

Norbert Hofer, candidato del ultranacionalista Partido de la Libertad, fue el más votado en la primera vuelta de las elecciones en Austria, aunque las encuestas preveían el triunfo del economista Alexander van der Bellen, del partido ecologista Los Verdes, quien finalmente quedó en el segundo puesto. Por primera vez en la historia del país, el futuro presidente no será ni socialdemócrata ni democráta cristiano.

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Con el triunfo de Hofer el domingo, Austria se sumó a la lista de los países europeos que giraron a la extrema derecha, un fenómeno que, también en el caso austríaco, está estrechamente vinculado con la crisis de los refugiados y el rechazo que despierta en muchos sectores el manejo de las políticas de acogida de inmigrantes. El candidato del Partido de la Libertad -de ultraderecha, euroescéptico y xenófobo- fue el más votado, con 35,3% de apoyo, seguido por Van der Bellen, ex líder del partido Los Verdes, que se presentó como independiente y alcanzó 21,3% de los votos. Sus victorias son históricas porque significan la derrota de los partidos que gobiernan juntos desde hace más de 40 años -el Partido Socialdemócrata y el Partido Popular, demócrata cristiano-, y marcan el fin del bipartidismo en el país. Hofer y Van der Bellen se enfrentarán en una segunda vuelta electoral que está prevista para el 22 de mayo.

Que Hofer haya sido el candidato más votado provocó malestar en muchos sectores -tanto progresistas como conservadores-, que perciben con miedo el posible ascenso al poder de una figura ultranacionalista. Hofer, que actualmente ocupa el cargo de tercer presidente del Parlamento austríaco, fue elegido candidato presidencial por tener un perfil más “moderado” que candidatos anteriores, y por ser capaz de atraer a un espectro más amplio de votantes a una formación que está integrada por dirigentes vinculados al neonazismo.

El candidato ultranacionalista, que tiene 45 años y camina con ayuda de un bastón debido a un accidente que sufrió mientras volaba con parapente, aceptó la propuesta de presentarse a las presidenciales a último momento: creía que era demasiado joven para el cargo. Hofer aprovechó el rechazo que despierta en parte de la población la gestión de la crisis de los refugiados por parte de la Unión Europea y conquistó a los más conservadores y nacionalistas con una campaña en la que se presentó como el “protector de Austria”, contra la inmigración, el islam y la Unión Europea. Durante las últimas semanas, endureció sus críticas hacia la política migratoria de Austria, que en 2015 acogió a 90.000 refugiados y este año se comprometió a recibir a 37.500 más. “Necesitamos controlar nuestras fronteras. Austria no es la seguridad social de medio planeta”, dijo el viernes en Viena, en su último acto de campaña. “El islam no es parte de Austria y, si mantenemos nuestra política, en 2050 la mitad de los niños de hasta 12 años de todo el país serán musulmanes. No quiero que Austria sea un país de mayoría musulmana”, agregó. El discurso, al parecer, le funcionó.

Opción planeta

Del otro lado del tablero se encuentra Van der Bellen, el economista de 72 años que se convirtió el domingo en la única alternativa a la extrema derecha en Austria. El candidato, que se presentó como independiente pero con el respaldo de Los Verdes -el partido ecologista que tiene como propuestas principales el desarrollo sostenible, la defensa de los derechos civiles y la integración de los inmigrantes en una sociedad “multicultural”-, siempre mantuvo un porcentaje alto de popularidad. Los austríacos eligen al candidato por su conducta siempre correcta -incluso cuando se enfrenta a debates violentos-, por decir lo que piensa y, sobre todo, por su amplio conocimiento en materia económica.

Van der Bellen aparecía en las encuestas de intención de voto como el favorito, aunque analistas austríacos dijeron que su apoyo pudo haber caído en las últimas semanas por tener problemas a la hora de “conectar con la gente”, según publica Efe. En las cuatro semanas que le quedan para remontar la desventaja frente a Hofer, Van der Bellen tendrá que conquistar a los sectores de centro, izquierda y a los conservadores, todos contrarios a la ultraderecha. El domingo, el economista se mostró confiado en que lo logrará. “Esto será una carrera entre dos personalidades diferentes, pero no será una lucha sucia”, dijo Van der Bellen.

Para muchos, el ex decano de la Facultad de Ciencias Económicas de Viena no encaja en los estereotipos de un político ecologista ya que, por ejemplo, nunca fue visto andando en bicicleta, en varias ocasiones declaró su amor por los autos y es de público conocimiento que es un fumador compulsivo.

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