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Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, durante una cena de bienvenida, ayer, en la cumbre de la ASEAN. Foto: Ye Aung Thu, Afp

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Fue suspendida una reunión de Obama con el presidente filipino, que lo llamó “hijo de puta”.

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El presidente estadounidense, Barack Obama, participa en estos días en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en Laos y tenía en sus planes reunirse con el presidente filipino, Rodrigo Duterte. Se iba a tratar de una reunión compleja, ya que se esperaba que Estados Unidos presentara a Duterte sus objeciones por el cuestionado plan antidrogas que está impulsando en Filipinas, que incluye escuadrones de la muerte y premia tanto a civiles como a militares que maten o arresten a sospechosos de narcotráfico. Según las denuncias de organizaciones del país e internacionales, la campaña dirigida por Duterte ya causó la muerte de más de 2.000 personas.

Durante la noche del lunes, antes de partir a la cumbre de la Asociación de Naciones el Sudeste Asiático, Duterte dio una conferencia de prensa en la que se le consultó cómo le respondería a Obama si él criticaba su política antidrogas. Dirigiéndose a Obama, Duterte respondió: “Debe ser respetuoso, no me haga preguntas [sobre ese tema]. Hijo de puta, lo insultaré en ese foro”. Agregó: “Nosotros ya no somos colonia de Estados Unidos [...] Mi único dueño es el pueblo filipino”. El gobernante recordó que Filipinas tiene “un récord terrible de asesinatos extrajudiciales”, heredado de la época en la que era colonia, y agregó que si Obama puede responder por esos asesinatos y pedir disculpas, él responderá a sus preguntas sobre su política antidrogas.

Consultado por estas declaraciones de Duterte, Obama dijo que le pidió a su equipo “que hable con la parte filipina” para saber si era el momento adecuado para tener “conversaciones constructivas”. El estadounidense, que previamente había calificado al filipino de “extravagante”, dijo que hablará del tema de las ejecuciones extrajudiciales independientemente de que la reunión se realice.

Finalmente, la Casa Blanca informó ayer que no se llevará adelante el encuentro bilateral, tras lo que Duterte lamentó, en un comunicado, que su insulto haya sido malinterpretado. “Lamentamos que se haya entendido como un ataque personal hacia el presidente de Estados Unidos”, manifestó, pese a lo cual advirtió que la intención de su país es mantener “una política exterior independiente”. Antes del comunicado, el secretario ejecutivo de la presidencia filipina, Salvador Medialdea, había dicho en una entrevista: “Duterte simplemente quiso decir que tenemos nuestro propio territorio, así que déjennos lidiar con nuestros problemas a nuestra manera”.

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