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Barack Obama sostiene a Brooks Breitwieser, de diez meses de edad, al saludar a los simpatizantes después de hablar en Capital University Field House, Columbus, Ohio. Foto: Saul Loeb, Afp (archivo, noviembre de 2016)

Obama planea despedirse de la Casa Blanca defendiendo un legado que Trump podría deshacer

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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció que dará un discurso de despedida la semana que viene para agradecer a sus seguidores y resaltar los logros de su gobierno, diez días antes de que Donald Trump lo reemplace. Hablará desde Chicago, la ciudad que lo vio crecer como político y donde vivía con su familia.

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“Estoy pensando este discurso como una oportunidad para decir gracias por esta increíble travesía, para celebrar las formas en que ustedes han cambiado a este país para mejor en los últimos ocho años, y para ofrecer algunas ideas sobre hacia dónde vamos a partir de acá”, dijo ayer Obama en un comunicado en el que anunció los detalles de su último mensaje a los estadounidenses como jefe de Estado. Lo dará el martes 10 en McCormick Place, un centro de convenciones ubicado en Chicago, su ciudad de residencia y donde empezó su actividad política. El mandatario explicó que, al pronunciar ese discurso, seguirá el precedente que sentó el primer presidente de Estados Unidos, George Washington, hace más de 200 años.

“Desde 2009 hemos enfrentado una cantidad de desafíos y hemos salido fortalecidos de ellos [...] Eso es porque nunca abandonamos una creencia que nos ha guiado desde el principio: la convicción de que, juntos, podemos cambiar este país para mejor”, agrega Obama en el texto, publicado unas horas después de su llegada al país después de pasar las vacaciones de Navidad en Hawái.

El sábado, en su tradicional mensaje de fin de año, Obama dio un adelanto de lo que será ese discurso final. “Ha sido el mayor privilegio de mi vida ser su presidente. Y mientras me preparo para asumir el aun más importante papel de ciudadano, quiero que sepan que estaré allí con ustedes en cada paso del camino”, prometió. En ese sentido, dijo que estará al lado de los estadounidenses para asegurarse de que se cumplan dos de los principios fundacionales del país una vez que abandone la presidencia: que todos los ciudadanos son iguales y que tienen el derecho a buscar la felicidad y tratar de cumplir sus sueños.

“Hemos hecho un extraordinario progreso como país en estos últimos ocho años”, dijo Obama antes de recorrer los avances más importantes de su gestión. Entre otras cosas, resaltó los logros alcanzados en materia de política exterior, como el restablecimiento de las relaciones con Cuba, el Acuerdo de París sobre el cambio climático, “que podría salvar al planeta”, y el pacto nuclear logrado con Irán. Todos esos pasos dados por Obama podrían ser desandados por Trump. También mencionó el asesinato de Osama bin Laden como un ejemplo de los avances contra el terrorismo.

Además, resaltó éxitos en materia económica, como la mayor creación de empleo y políticas para la reducción de la pobreza. Y no se olvidó de defender su reforma de salud, que dio cobertura médica a 20 millones de personas, es considerada el mayor logro nacional de Obama y corre el riesgo de desaparecer cuando Trump llegue a la Casa Blanca.

Después del triunfo de Trump en las elecciones, Obama se comprometió a facilitar el traspaso de poder tal como hizo el equipo de George W Bush cuando él mismo llegó a Washington. Sin embargo, la relación entre los dos tuvo varios momentos de tensión. Especialmente en las últimas semanas, en las que Obama tomó una serie de medidas en materia de política exterior que disgustaron a su sucesor. Por un lado, ordenó que Estados Unidos se alejara de su tradición al permitir que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas aprobara una resolución contra los asentamientos israelíes. Esto provocó la protesta de Trump -que se mostró favorable a Israel en más de una ocasión- y su promesa de revertir la decisión cuando llegue al poder. Unos días después, Obama impuso sanciones económicas a Rusia y expulsó a 35 diplomáticos de ese país como castigo por intervenir en la campaña electoral y hackear al Partido Demócrata para favorecer al aspirante republicano. Esta medida va en contra de los intereses de Trump de estrechar lazos con Rusia durante su mandato.

La tensión no se manifestó únicamente en las decisiones públicas. De acuerdo con el diario The Washington Post, los asistentes de Obama rechazaron las solicitudes del equipo de Trump para que les faciliten información por temor a que pueda ser utilizada para echar a los funcionarios de la actual administración que trabajaron en cuestiones que el futuro presidente rechaza, como el cambio climático y los derechos de las minorías.

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