El presidente estadounidense, Donald Trump, se reunió ayer con los directivos de Fiat, Ford y General Motors para promover la creación de empleos e inversiones en el país. En la reunión, según contaron los empresarios, el mandatario se comprometió a reducir normativas, regulaciones medioambientales e impuestos para favorecer la vuelta de fábricas a Estados Unidos.
Al salir de la reunión, el titular de Ford, Mark Fields, dijo que el sector automotor está “muy animado por el presidente y las políticas que está adelantando”. Fields, además, se mostró a favor de la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). “Apreciamos el valor del presidente en retirarse de un mal acuerdo comercial. Como sector, estamos entusiasmados de trabajar juntos, con el presidente y su administración, en políticas fiscales, en regulaciones y comercio para crear el renacimiento de la industria manufacturera estadounidense”, dijo.
La consejera delegada de General Motors, Mary Barra, dijo que la colaboración del sector con la administración de Trump supone “una enorme oportunidad” para “mejorar el ambiente, la seguridad, la creación de empleos y la competitividad del sector manufacturero”.
La reunión de ayer es la primera muestra de la intervención de Trump como presidente en el sector automotor. Antes de asumir el cargo, pidió de forma reiterada a estas empresas -y también a Toyota- que “contraten estadounidenses” y las amenazó con imponer aranceles aduaneros por la importación de autos que produzcan en México. Sin embargo, el mandatario cambió su tono después de que los principales fabricantes anunciaran una oleada de inversiones en Estados Unidos durante las últimas tres semanas.
Ayer, antes del encuentro, Trump insistió una vez más en Twitter: “¡Quiero nuevas plantas que sean construidas aquí para autos que se vendan aquí!”.