El centro de Río de Janeiro quedó paralizado ayer por una protesta contra los planes del gobierno estadual de privatizar la empresa de abastecimiento de agua y saneamiento, la Compañía Regional de Aguas y Alcantarillas. Esta es una de las varias privatizaciones previstas por el estado de Río de Janeiro para superar su crisis económica.
La manifestación, que se dirigió a la sede de la Asamblea Legislativa del estado, que debatía el proyecto, incluyó enfrentamientos entre algunos participantes y la Policía. Varias personas sufrieron heridas y otras fueron detenidas por vandalismo contra sucursales de bancos y mobiliario público. La Policía utilizó gases lacrimógenos y balas de goma, mientras que algunos manifestantes lanzaron piedras y bombas molotov contra los policías. Las protestas y los enfrentamientos se extendieron durante varias horas, e incluso dentro de la sede de la Asamblea Legislativa se sintieron los efectos de los gases lacrimógenos.
El mismo día en que se desarrollaban estas protestas se conoció que el gobernador de Río, Luiz Fernando Pezão, es sospechoso de haber recibido sobornos en el marco de una red de corrupción que involucra a Sérgio Cabral, quien ocupó el cargo antes que él. Al menos así lo indica la investigación de la Policía publicada por O Globo, según la cual Pezão recibió más de 60.000 dólares en coimas. Por ese esquema de corrupción, está preso desde noviembre Cabral, que pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al igual que Pezão.