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Alexandra, de 26 años, víctima de abusos físicos y psicológicos, durante años, a manos de su padre, posa, el 3 de febrero, en Moscú. Foto: Kirill Kudryavtsev, AFP

Rusia promulgó una ley que despenaliza la violencia doméstica una vez al año

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El presidente ruso, Vladimir Putin, promulgó una ley que despenaliza cualquier acto de violencia en el ámbito doméstico, siempre y cuando el agresor no sea reincidente. Esto significa que las agresiones entre familiares no serán consideradas delitos, sino faltas administrativas. El agresor sólo podrá ser encarcelado si vuelve a golpear al mismo familiar en el plazo de un año. La normativa se aprobó a pesar del fuerte rechazo que despertó en algunos sectores sociales y organizaciones de derechos humanos.

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La nueva ley fue aprobada el martes por el Parlamento ruso con el aval de Putin. En el corazón de la propuesta está la idea de que es “absurdo” que, por ejemplo, un hombre vaya dos años a prisión por darle una cachetada a su hijo, algo que amparaba la antigua versión del texto.

Según la nueva normativa, las agresiones que causen dolor físico y dejen moretones, arañazos, mordeduras o heridas superficiales a la víctima no serán consideradas un delito, sino una falta administrativa, a no ser que el agresor vuelva a golpear al mismo familiar antes de que pase un año. En ese caso, podrá ser procesado penalmente y encarcelado. Esto último sucederá siempre y cuando el agredido logre recolectar pruebas para demostrar los hechos, porque la Justicia no actuará de oficio. La ley contempla una multa mínima de 500 dólares, el arresto administrativo por un plazo de 15 días y tres meses de trabajo comunitario.

A fines de 2016, en su conferencia de prensa anual, el mandatario ruso defendió la ley al argumentar que “la descarada injerencia en la familia” por parte de la Justicia “es intolerable”. De acuerdo con datos oficiales, 40% de los crímenes violentos en Rusia tienen lugar en el seno familiar.

Por su parte, las autoras de la iniciativa -dos diputadas y dos senadoras de Rusia Unida, el partido de Putin- se defienden de las críticas argumentando que sólo quieren despenalizar las “palizas” que no pongan en peligro la salud de las víctimas. Una de ellas, Olga Batalina, dijo que un castigo administrativo es “suficiente” cuando el agresor no tiene intención de “infligir daño” a la víctima. En esta postura no se tiene en cuenta las consecuencias psicológicas que pueden sufrir las personas agredidas. Otra de las diputadas responsables del proyecto, Elena Mizulina, dijo que el hecho de que un hombre vaya a la cárcel por haber agredido a su esposa durante una discusión es algo que “va contra la familia”.

La influyente iglesia ortodoxa rusa apoyó abiertamente la ley alegando que el padre de familia debe ser respetado para que los niños no se descontrolen. En una declaración pública, la iglesia también dijo que “el castigo corporal” se puede perdonar si es “razonable y se hace con amor” porque “es un derecho esencial dado por Dios a los padres”.

Pero sus detractores consideran “muy peligroso” que el Estado minimice la violencia física, ya que eso podría alentar a los agresores a continuar abusando de sus víctimas.

Ante las fuertes críticas que despertó la ley en Rusia y en otros países, el Kremlin pidió no confundir los conflictos familiares con la violencia doméstica. “Hay que diferenciar claramente las relaciones familiares de los casos de reincidencia. Si se lee el texto de la ley, uno se da cuenta de que los casos de reincidencia sí acarrean responsabilidad penal”, matizó el portavoz de Putin, Dmitri Peskov.

Entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren todos los años a manos de sus parejas en Rusia, según datos difundidos por el Ministerio del Interior en 2008. Desde ese año, y a pesar de los múltiples requerimientos de organismos internacionales, el gobierno mantiene en secreto la evolución de este dato. A falta de registro oficial, las organizaciones civiles estiman que actualmente 36.000 mujeres son golpeadas cada día por sus parejas.

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