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El ex dictador panameño Manuel Noriega, en la penitenciaría El Renacer, en ciudad de Panamá. Foto: AFP, Gobierno de Panamá (archivo, diciembre de 2011)

Murió a los 83 años Manuel Noriega, el último dictador de Panamá

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Casi tres décadas después de haber sido encarcelado por homicidio, violaciones a los derechos humanos, narcotráfico y lavado de dinero, el ex dictador panameño Manuel Noriega, que se mantuvo en el poder de 1983 a 1989, murió el lunes de noche en un hospital público de su país. El militar, que estaba en prisión domiciliaria desde enero por su delicado estado de salud, no logró recuperarse de una operación cerebral a la que fue sometido en marzo y desde entonces se encontraba en terapia intensiva.

La reacción del presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, fue escueta. “Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz”, dijo en Twitter.

La dictadura de Noriega terminó cuando se entregó a las autoridades estadounidenses que lo habían imputado por tráfico de cocaína y lavado de dinero. El controvertido ex general fue agente de la CIA y, a la vez, daba apoyo encubierto al líder cubano Fidel Castro, respaldaba al libio Muamar el Gadafi y colaboraba con Pablo Escobar para traficar cocaína a Estados Unidos.

Estuvo encarcelado 20 años en Estados Unidos y casi dos en Francia, donde fue condenado por lavado de activos. Tardó todo ese tiempo en ser juzgado en su propio país por los crímenes que cometió durante los seis años que estuvo en el poder. El ex dictador pisó suelo panameño en 2011, después de que Estados Unidos aprobara su extradición. Allí, ya había sido sentenciado en ausencia a 60 años de prisión por la desaparición y el homicidio del líder guerrillero Hugo Spadafora, por la muerte del militar opositor Moisés Giroldi y por la llamada Masacre de Albrook, en 1989, en la que murieron nueve militares que intentaban derrocarlo.

“Con mi corazón, bajo el nombre de Dios, no tuve nada que ver con la muerte de ninguna de estas personas”, dijo Noriega la primera vez que declaró ante la Justicia panameña. Hasta el último momento, los familiares de las víctimas y las organizaciones de derechos humanos le reclamaron que dé información sobre el destino de los desaparecidos durante su dictadura. Se la llevó a la tumba.

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