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Ramiro Alonso

El último muro

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Uruguay es el único país de Sudamérica que no permite que los ciudadanos que viven en el exterior puedan votar desde el lugar donde se encuentran. Esta afirmación no encierra una redundancia, por el contrario, derriba uno de los mitos que existen alrededor del tema: los uruguayos que viven en el exterior sí pueden votar, si permanecen en el padrón electoral; sólo que tienen que trasladarse hasta Uruguay para hacerlo.

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El diputado del Frente Amplio (FA) Roberto Chiazzaro califica de un tipo de “voto censitario”, nombre que se le dio a un sistema electoral restringido vigente en algunos países occidentales en los siglos XVIII y XIX, y que se contrapone con el “sufragio universal”. “Sólo aquellos que tienen posibilidades económicas de pagar el pasaje pueden votar. Esto no fortalece la democracia y creo que estamos incurriendo en una inconstitucionalidad”, aporta a la diaria el diputado socialista. Chiazzaro, la senadora Constanza Moreira (Casa Grande), y las diputadas Lilián Galán (Movimiento de Participación Popular) y Macarena Gelman (Ir), integran una comisión de la bancada de legisladores del FA, recientemente constituida, que tiene como cometido articular en el Parlamento la búsqueda de una solución legislativa para que los uruguayos puedan votar en el exterior. Como toda ley de carácter electoral, requiere, para ser aprobada, una mayoría especial de dos tercios de cada cámara, por lo que el FA no puede solo. “Estamos interesados en llevar adelante una campaña que trascienda los límites del frenteamplismo y que tenga carácter nacional, tratando de reinstalar el tema y lograr finalmente la posibilidad de que los ciudadanos residentes en el exterior puedan votar en el exterior a través del mecanismo del voto consular”, explica Chiazzaro.

El diputado considera que el voto es un derecho constitucional consagrado en el artículo 77 de la Constitución, que establece que “todos los uruguayos tienen derecho al voto”, por lo que “nadie cuestiona el voto en el exterior, el problema es que las personas se tienen que trasladar a Uruguay”. “En forma paralela a esta situación se da también otra injusticia establecida por la legislación en materia electoral: la que dice que aquellos ciudadanos uruguayos que no hayan votado en dos elecciones en forma sucesiva quedarán eliminados del padrón. Entonces, perderán el derecho a voto. Estos ciudadanos, para poder volver a votar, tendrían que votar en la próxima elección interna o venir 60 días antes de la elección a inscribirse. Esto genera una doble discriminación, porque estos ciudadanos tendrían que venir a inscribirse y después a votar”, agrega el legislador. En este sentido, el primer desafío que se plantea el FA es impulsar un proyecto de ley que permita a los uruguayos que residen en el exterior obtener la documentación electoral en los consulados: así como se ha implementado que estos puedan emitir la cédula de identidad, se pretende que, del mismo modo, puedan otorgar la credencial cívica en el exterior. Según Chiazzaro, la intención del FA es que este mecanismo esté disponible antes de las elecciones de 2019.

Sin embargo, el otro desafío, el de conseguir por la vía legislativa que los uruguayos puedan votar en el exterior, parece de más largo aliento. Para las dos iniciativas, el FA apuesta a trascender sus fronteras: “Queremos que todo el arco institucional y político nos esté acompañando, porque se está generando, verdaderamente, una injusticia. Hay un enojo, un requerimiento constante de los ciudadanos que viven en el exterior, que nos están reclamando a los legisladores que hagamos algo para que ellos puedan votar. Sabemos que este mecanismo tiene muchas oposiciones, hay gente que se opone con los más diversos argumentos, pero creemos que no tienen ningún valor”, sostiene Chiazzaro (ver recuadro).

Una de las ideas que circula en el FA es la de que detrás de esta iniciativa se pueda constituir un movimiento social y político amplio con características similares al que impulsó exitosamente el No a la baja de la edad de imputabilidad penal en 2014. Pero, teniendo en cuenta que en 2009 el plebiscito que propuso la posibilidad del voto epistolar para los uruguayos en el exterior sólo consiguió el apoyo de 36,93% del electorado, la vía por la que ahora ha optado el FA es la legislativa, y por lo tanto, ese movimiento, de surgir, sería un elemento de concientización de la opinión pública, y al mismo tiempo de presión sobre el Parlamento.

En el exterior del FA

Por el momento, la comisión de legisladores del FA abocada a relanzar el tema está reuniéndose con representantes de los otros lemas para intercambiar sobre cómo abordar una solución legislativa al asunto. Sin embargo, las posturas en la oposición son diversas y atraviesan de manera horizontal a los partidos. Están los que no comparten que los uruguayos en el exterior tengan derecho a votar; están los que acuerdan con la posibilidad pero no creen en el camino parlamentario, y hay quienes piensan que la implementación debe ser paulatina, sin apuros.

El senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, se reunió por este tema con los legisladores del FA el miércoles. “Nosotros tuvimos una discusión sobre el tema el año pasado en la Junta Federal del Partido y acordamos una posición genérica favorable, pero tenemos la convicción de que se trata de una reforma constitucional. No se puede hacer por ley”, dice Mieres a la diaria. Para el senador, “hubo un plebiscito sobre este tema y salió negativo; por lo tanto, sería un problema, desde el punto de vista de la legitimidad, que ahora se pretenda resolver por la vía legislativa”. Además, Mieres constata en la población “una opinión muy dividida”, por lo cual “con más razón, la mejor solución es que sea por la vía del pronunciamiento ciudadano”.

Por su parte, el diputado del Partido Colorado (PC) Ope Pasquet (Batllismo Abierto) aclara que su colectividad política no ha tomado una “postura orgánica” sobre el tema, pero aporta su visión personal. “Soy contrario al voto en el exterior, porque así como el principio básico democrático de que toda persona sometida a la autoridad de un gobierno debe participar en su elección, el corolario de ese principio es que quienes no están sometidos a la autoridad de un gobierno no tienen por qué participar en su elección”, sostiene. En el mismo rumbo que Mieres, Pasquet entiende que desde el punto de vista jurídico para habilitar el voto consular se podría “dictar una ley con mayoría especial”, pero desde el punto de vista político, “como la mayoría de la ciudadanía ya rechazó el voto epistolar, para darle legitimidad democrática a una iniciativa de este tipo habría que ir otra vez a plebiscito”.

Con una visión bastante distinta, la prosecretaria de Género y Diversidad del PC, Patricia Soria (Batllistas Orejanos), se pronuncia completamente a favor del voto de los uruguayos en el exterior. De hecho, estuvo vinculada (aclara que “a título personal”) con la Coordinadora por el Voto en el Exterior, de la que fue vocera. “Estoy completamente comprometida con el tema”, agrega, pero precisa que su sector aún no tiene una postura “orgánica” tomada. Pero, “más allá de que mi sector decida apoyar o no, mi apoyo al tema está y mi compromiso y militancia también”, añade.

En tanto, el diputado del Partido Nacional (PN) Jaime Trobo (Todos para Adelante) expresa que tiene una “posición favorable, pero a un tipo de manifestación que no es la que está planteando” el FA. “El FA está poniendo la carreta adelante de los bueyes. Todos los partidos políticos deben entender que este es un gran tema nacional sobre el que hay que trabajar. Poner como primer tema encima de la mesa el del voto para todos los cargos electivos es poner un obstáculo para que no haya nada”, opina Trobo. El legislador considera que previamente hay que informarse y analizar “el vínculo con los uruguayos que viven en el exterior”, con la cancillería y con los partidos políticos, antes que plantearse “algo que se sabe que no va a salir”. Trobo hace énfasis en el rol que puede llegar a cumplir el Consejo Honorario de la Migración del Uruguay, una propuesta del PN que se aprobó en Diputados para incluir en esta Rendición de Cuentas. “Es un organismo integrado por delegados de todos los partidos con representación parlamentaria para seguir de cerca la política de vinculación con los emigrados e informarse y recibir insumos”, cuenta.

Por su parte, el también diputado nacionalista Pablo Iturralde se pronuncia “a favor” de instrumentar el voto en el exterior, considera que la vía legislativa “quizás sea un camino”, y se manifiesta dispuesto a sentarse a dialogar sobre el asunto, pero aclara que debe ser “un proceso paulatino y no de un día para el otro”. “Estoy a favor, pero no con que se desequilibren mayorías nacionales con mayorías diferentes en el exterior. Es un mecanismo muy delicado el que hay que implementar”, agrega.

Pese a la diversidad de las posiciones, Chiazzaro defiende el nuevo camino elegido por el FA. “Lo que estamos viendo es que no hay negativas a rajatabla como antes, y se está en una etapa en la cual hay una apertura: estamos dispuestos a escucharnos y estamos dispuestos a dialogar. Hemos encontrado algunas flexibilidades que en su momento no encontramos”, concluye.

Los de afuera no son de palo | Desde hace alrededor de 30 años, un conjunto de colectivos de uruguayos en el exterior, nucleados en la Ronda Cívica Uruguay (RCU), está desarrollando una campaña para poder votar en o desde sus países de residencia. En setiembre del año pasado enviaron una carta al presidente Tabaré Vázquez, que ese mismo mes, en el Consejo de Ministros abierto en La Coronilla, se pronunció nuevamente a favor del voto en el exterior, congratulándose por la resolución presidencial que homologó el Documento Marco sobre Política Migratoria en Uruguay y que “implica el reconocimiento del derecho constitucional fundamental de los uruguayos en el exterior”. El 3 de agosto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) envió una carta al canciller Rodolfo Nin Novoa por una petición recibida el 28 de noviembre de 2011 en la que un grupo de uruguayos en el exterior critica la imposibilidad de poder sufragar en o desde sus países de residencia y la considera una violación a sus derechos consagrados en la Constitución. La carta, a la que accedió la diaria, le concede a la cancillería un plazo de tres meses para “presentar una respuesta a la petición”. Jorge Eiris, referente de la RCU, dijo a la diaria desde Córdoba que han logrado que el tema “esté en la agenda política” y que están “alentando la búsqueda de acuerdos” entre los distintos actores políticos para conseguir la aprobación de una ley que les permita votar. “Es necesario un amplio consenso político, y en eso estamos”, dijo.

Respuestas desde adentro | Chiazzaro contrarresta algunos de los argumentos que exponen los opositores al voto de los uruguayos en el exterior. “Hay gente que dice: ¿por qué van a tener derecho a votar si no saben nada de lo que pasa en Uruguay? Los uruguayos que viven en el exterior saben muy bien lo que sucede acá. Además, en toda elección los ciudadanos que viven en el exterior y pueden pagarse el pasaje, vienen y votan y al otro día se van, y a esos nadie les dice nada, porque cuando se vota a nadie se le pide un certificado de que vivís en Uruguay, así que es falso que sea necesario vivir en Uruguay para poder votar”, argumenta. Chiazzaro agrega que los uruguayos que viven en el exterior también colaboran económicamente con Uruguay. Por ejemplo, aportan alrededor de 250 millones de dólares anuales en turismo y envían remesas para sus familiares, calculadas por el Banco Central de Uruguay en unos 130 millones de dólares por año. También un número importante tiene propiedades en Uruguay y “paga puntualmente sus impuestos”, y otro tanto colabora desde “el punto de vista deportivo, intelectual y artístico”. “Otro argumento en contra es que nos dicen que queremos el voto en el exterior porque el FA necesita los votos de todos los frenteamplistas que están en el exterior. Queremos desmitificar eso. Hoy la composición de los emigrantes es absolutamente distinta. Hoy hay, sobre todo, gente joven que está en el exterior desarrollando tareas laborales y se fueron por su propia voluntad, hay gente que está estudiando, becados, y toda esa gente que va y viene y quiere volver tiene derecho a votar, y ni yo ni nadie sabemos a quién van a votar. El aspecto electoral juega, por supuesto, pero es mentira que todos los uruguayos que viven en el exterior son frenteamplistas, y es mentira que todos quieren venir a votar”, argumenta.

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