Un terremoto de 7,1 grados en la escala de Richter sacudió ayer el centro de México y afectó principalmente a los estados de Morelos, México y Puebla. La cifra de fallecidos empezó a trepar en las horas siguientes al temblor y había llegado a 119 al cierre de esta edición. Muchas de esas personas murieron dentro de edificios que se derrumbaron a causa del sismo.
Videos e imágenes que circulaban ayer en las redes sociales mostraban los efectos del terremoto en la infraestructura, edificios que se tambaleaban sin caerse y otros que se derrumbaban. Algunas construcciones quedaron dañadas, algunas con enormes grietas, así como calles que fueron atravesadas por rajaduras que impedían el tránsito. A esto se suman puentes caídos, que dejaron zonas enteras con dificultades de acceso, cortes de electricidad en varias áreas y fugas de gas que amenazaban con generar incendios.
Este terremoto ocurrió en el aniversario del fuerte sismo que México sufrió en 1985. En esa fecha se realiza, todos los años, un simulacro que se extiende a todo el país, aunque con mayor o menor intensidad según el estado. El terremoto de ayer ocurrió horas después del simulacro y a 12 días de que otro, de grado 8,2 en la escala de Richter, causara la muerte de 98 personas. Este último había tenido el epicentro en el sur del país y los principales daños se habían registrado en los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, mientras que el de ayer tuvo el epicentro en el municipio de Axochiapan, en el estado de Morelos, a una profundidad de 57 kilómetros, por lo que afectó otros estados.
En una rápida conferencia de prensa, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que se desplegó un gran operativo de policías y bomberos para responder a la situación. Agregó que durante las primeras horas este despliegue se enfocaría en rescatar a los sobrevivientes que continuaran bajo los escombros de los edificios derrumbados.