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Martin Schulz, líder del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), y la nueva jefa del grupo parlamentario del SPD, Andrea Nahles, durante el congreso extraordinario del partido, ayer, en Bonn, Alemania. Foto: Sascha Schuermann, AFP

El SPD aprobó negociar con Merkel la renovación de la coalición de gobierno

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Con la oposición de los sectores más izquierdistas y sus juventudes, los socialdemócratas alemanes (SPD, por su sigla en alemán) aprobaron un preacuerdo para que su líder, Martin Schulz, avance en las negociaciones con la canciller Angela Merkel, con el objetivo de repetir la actual coalición de gobierno.

Las elecciones de Alemania se celebraron en setiembre, pero ningún partido obtuvo la mayoría necesaria para conformar gobierno en solitario. Los cristianodemócratas de Merkel (UCD, por su sigla en alemán) ganaron las elecciones y Merkel primero intentó aliarse con Los Verdes y el Partido Liberal, sin lograrlo. El siguiente paso fue intentar reeditar la actual coalición de gobierno, conformada por la UCD y el SPD. Pero esta alianza ha tenido efectos nefastos para el SPD, sobre todo a nivel electoral: en setiembre obtuvo el peor resultado desde la Segunda Guerra Mundial, 20,5% de los votos, y desde las elecciones de 2005 no recibe un respaldo superior a 33%.

Sin embargo, Schulz defendió a capa y espada la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo con Merkel y mantuvo con ella negociaciones hasta llegar a un preacuerdo que fue rechazado por los sectores más izquierdistas del SPD y por sus jóvenes. Uno de sus principales críticos fue Kevin Kühnert, líder de las Juventudes Socialdemócratas, quien en la última semana se dedicó a hacer campaña en contra del texto acordado por Schulz y Merkel. Kühnert ha asegurado que la única posibilidad que tiene el SPD para fortalecerse es reconstruirse desde la oposición al gobierno y no formando parte del Ejecutivo, lo que sería, en sus palabras, “un tiro en los pies”.

El empeño de Schulz en que se aprobara el preacuerdo en el SPD, que algunos dicen que le costará su futuro político, tiene que ver no sólo con lo que él ha considerado la “responsabilidad” de terminar con un período de incertidumbre en Alemania que empezó el 24 de setiembre, sino también con que en unas eventuales nuevas elecciones el SPD obtendría resultados todavía peores que los que alcanzó en los últimos comicios.

Los opositores al preacuerdo no lograron que este fuera rechazado en el congreso de ayer –aunque estuvo cerca, el texto tuvo el respaldo de 362 delegados y el rechazo de 279–, pero tendrán una nueva oportunidad más adelante, cuando las negociaciones avancen y el acuerdo final sea sometido a la votación de los militantes del SPD.

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