Ingresá

Una partidaria de Salvador Nasralla, durante una manifestación contra la reelección de Juan Orlando Hernández, el 21 de enero, en Tegucigalpa. Foto: Orlando Sierra, AFP

Honduras, un país quebrado

Menos de 1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El 27 de enero se cumplió más o menos lo esperado: miles de personas protestaron en las calles de Honduras contra la toma de posesión de Juan Orlando Hernández, que asumió su segundo mandato como presidente de ese país, a pesar de las denuncias de fraude de la Alianza de Oposición, que insiste en que el vencedor fue su candidato, Salvador Nasralla.

En la ceremonia de asunción, a la que, significativamente, no concurrió ningún mandatario extranjero y que se transmitió por cadena nacional de radio y televisión, Hernández se comprometió, con la mano sobre una Biblia, a pedirle todos los días a Dios que lo ayude a consolidar sus planes para mejorar las condiciones de vida de los hondureños. “Lo que viene sorprenderá a propios y extraños”, adelantó el presidente, según consignó El Faro.

El corresponsal de este medio salvadoreño publicó otras imágenes de la jornada sabatina que también eran previsibles: los jóvenes encapuchados, las piedras, los palos, los militares, los soldados, los gases lacrimógenos, las balas de goma y las decenas de detenciones.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura