Ingresá

Nadia Murad, irqaquí, ganadora, junto con el doctor congoleño Denis Mukwege, del Premio Nobel de la Paz 2018.

Foto: Bernd Weissbrod, DPA, AFP

Se entregó el Premio Nobel de la Paz a dos activistas contra la violencia sexual

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El Comité Noruego del Nobel, que es el encargado de seleccionar a los ganadores del Premio Nobel de la Paz, distinguió ayer con el galardón de este año conjuntamente al médico congolés Denis Mukwege y a la activista iraquí de religión yazidí Nadia Murad, que fue esclava sexual del Estado Islámico. Con la entrega del premio a estas dos personas se pretende dar un mensaje claro de denuncia de las violaciones contra las mujeres, que en múltiples casos son empleadas como botín de guerra en conflictos bélicos que se dan en muchas partes del mundo.

Mukwege, un ginecólogo y activista de 63 años de edad, “ha dedicado su vida a defender a las víctimas de violencia sexual en tiempos de guerra”, según argumentó el Comité para conceder el premio. Desde hace décadas atiende a víctimas de violencia sexual en su país, la República Democrática del Congo, donde dirige el hospital Panzi en la ciudad de Bukavu. Inaugurado en el año 1999, este centro asistencial recibe a miles de mujeres cada año, muchas de las cuales requieren cirugía por haber sido víctimas de violencia sexual.

Por su parte Murad, de 25 años, es una defensora de la minoría de la religión yazidí, que reside desde tiempos ancestrales en el actual territorio iraquí, que fue esclavizada y violada sistemáticamente por combatientes del Estado Islámico en la ciudad de Mosul en 2014.

Luego de lograr escapar de su cautiverio, gracias a la ayuda de una familia musulmana y a un documento de identidad falsificado, vivió un tiempo en un campo de refugiados y luego logró recibir asilo en Alemania, país que ha acogido y proporcionado asistencia médica y psicológica a buena parte de las mujeres que sobrevivieron a la violencia del Estado Islámico.

Según argumentó el Comité Noruego del Nobel, la joven ha relatado por medio mundo su padecimiento con “un coraje fuera de lo común” y “levantando la voz en nombre de otras supervivientes”.

Seguí leyendo sobre el tema: Claroscuros del Nobel

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura