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Partidarios del candidato del partido de la Restauración Nacional de Costa Rica, Fabricio Alvarado, el domingo, en San José. • foto: jorge rendon, afp

La segunda vuelta electoral en Costa Rica se definirá entre un predicador evangélico y un “progresista de centro”

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Los costarricenses volverán a las urnas el 1º de abril para elegir a su próximo presidente, en una segunda vuelta que enfrentará al ultraconservador Fabricio Alvarado, del Partido Restauración Nacional (PRN), y al centrista Carlos Alvarado, del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC).

El escenario quedó así dispuesto después de que ninguno de los 13 candidatos alcanzara el 40% necesario para triunfar en las elecciones celebradas el domingo. Según los resultados difundidos por el Tribunal Supremo de Elecciones, con 90% de los votos escrutados, el candidato del PRN obtuvo 24,90% de apoyo, mientras el oficialista alcanzó 21,68%. La campaña de cara a la segunda vuelta, que comenzó ayer mismo, estará marcada por las posiciones polarizadas de los dos candidatos presidenciales, especialmente en materia de derechos humanos. El 9 de enero, un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que obliga a Costa Rica a legalizar el matrimonio igualitario cambió el foco de la campaña hacia la religión y los “valores de la familia” opacando, por ejemplo, los problemas económicos que atraviesa el país. Fabricio Alvarado no demoró en hacer de este asunto su principal bandera de campaña, con lo que consiguió crecer y aglutinar al sector conservador del país mediante la promesa de “proteger los valores y principios de la sociedad costarricense”. El predicador, de 43 años, considera que la sentencia de la CIDH implica una intromisión en los asuntos internos del país. El día después del anuncio del organismo, en un debate organizado por la iglesia católica, dijo que “no hay nada que acatar” porque el fallo “no es vinculante”. “Y si fuera vinculante”, agregó, “un gobierno de Restauración estaría dispuesto a salirse de la corte porque no estamos dispuestos a una agenda LGBTI, pro aborto y una ideología de género. Hagamos que el 4 de febrero sea nuestro referéndum sobre matrimonio hombre y mujer”.

El domingo, después de que el Tribunal Supremo Electoral publicó los primeros resultados, el candidato del PRN reiteró que su plan de gobierno propone “la soberanía de la familia como base fundamental de la sociedad, donde se gestan los valores, la integridad, la transparencia”. Y agregó: “Costa Rica le ha dado un mensaje a los partidos tradicionales: nunca más se metan con la familia”.

Además de oponerse tajantemente al matrimonio entre personas del mismo sexo, Fabricio Alvarado rechaza la educación sexual laica en las escuelas y la aplicación de la ley de aborto terapéutico.

Del otro lado de la cancha, Carlos Alvarado –que durante la campaña se autoidentificó como un “progresista de centro”– se ha mostrado favorable a las iniciativas vinculadas a los derechos de la comunidad LGBTI y fue uno de los primeros en aplaudir la decisión de la CIDH. En su discurso del domingo, adoptó un tono más conciliador que su rival y llamó a todos los partidos políticos a “construir puentes” para resolver los problemas del país mediante un gobierno de “unidad nacional”.

El oficialista, de 38 años, alertó del “momento de complejidad pero también de oportunidad con grandes retos” que atraviesa Costa Rica en áreas como la economía, la educación y la seguridad. “Todas esas materias requieren de buenos programas, de buenas propuestas, de buenos equipos que saquen este país adelante y que recuperen ese lugar de liderazgo entre las naciones, y lo podemos conseguir”, consideró.

El pedido de “unidad” aparece como fundamental cuando las proyecciones muestran que habrá una Asamblea Legislativa fraccionada en al menos siete partidos y que ninguno contará con una mayoría contundente. El Partido de Liberación Nacional (PLN) –que el domingo quedó en tercer lugar–, se convertirá en la primera fuerza parlamentaria, al ocupar 17 de los 57 escaños, siempre según los resultados preliminares. Detrás, se ubicarían la formación de Fabricio Alvarado, con 14 legisladores, y el PAC, que llegaría a obtener apenas nueve escaños.

Además de compartir apellido, los dos candidatos coinciden en la profesión: ambos estudiaron periodismo en la Universidad de Costa Rica, aunque sólo el aspirante oficialista se graduó. El otro Alvarado es más bien conocido por sus canciones evangélicas y su pasado como presentador de televisión.

Los resultados del domingo terminaron de confirmar el fin del bipartidismo en Costa Rica ya que, por primera vez desde 1958, ninguno de los dos partidos históricos –PLN y Unidad Social Cristiana– competirán por el poder.

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