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Mujeres de un grupo musulmán de Indonesia, protestan por nuevas leyes penales, el 19 de abril, en Aceh.

Foto: Chaideer Mahydin

El uso obligatorio del velo islámico en varios países musulmanes: un mandato que afecta más a las mujeres

4 minutos de lectura
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El Corán establece que todos los musulmanes tienen que vestirse de manera “modesta”, “sencilla” y “decente”. Si bien esto vale para hombres y mujeres, el código de vestimenta es más estricto para las musulmanas. El verso del libro sagrado del islam referido al uso del hiyab, el velo que cubre la cabeza, señala: “Di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos y a los niños, que no saben aún de las partes femeninas”.

El respeto a este texto es más o menos flexible dependiendo del país y de la región. Sin embargo, en algunos lugares, violar el mandato religioso puede implicar desde el castigo social a las penas de cárcel.

El experto independiente en derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas en Sudán Aristide Nononsi denunció la semana pasada los diferentes abusos de las fuerzas de seguridad de Sudán para “silenciar” a las mujeres. Según consideró, la mayoría de esos abusos son cometidos contra las que cometen delitos “contra la moral pública”, es decir, aquellos “que se utilizan contra las mujeres que se consideran vestidas de manera indecente”, explicó Nononsi.

El especialista aseguró que estas acciones de las fuerzas de seguridad “violan los derechos humanos” y “empeoran en un contexto de desigualdad de género en la sociedad sudanesa y por el marco legal que la institucionaliza”. Después de visitar el país durante diez días, el representante llamó al gobierno sudanés a que “adopte medidas efectivas, incluida la reforma del marco jurídico actual del país, con el fin de abordar las graves lagunas institucionales en su sistema de seguridad y de justicia para promover el respeto del Estado de derecho y la protección de los derechos humanos”.

La lista de países islámicos con códigos de vestimenta más rigurosos está encabezada por Arabia Saudita, al otro lado del mar Rojo, en donde las mujeres deben cubrirse de la cabeza a los pies. Además, deben hacerlo con la llamada abaya, una prenda suelta que no marca las curvas del cuerpo femenino.

En los últimos años, han salido a la luz varios casos de arrestos a mujeres sauditas por mostrar el cabello, el cuello, los hombros o las rodillas. El último, bastante comentado, ocurrió en julio del año pasado, cuando una modelo saudita fue detenida después de publicar un video en el que se la veía caminando sola por una calle vacía vistiendo una minifalda y una camiseta de manga corta que dejaba ver parte de su vientre. Los medios locales informaban sobre su arresto argumentando que la joven aparecía en el video con “ropa indecente”, contradiciendo el código de vestimenta del país. Como si esto fuera poco, la modelo aparecía sola, en un país en el que las mujeres tienen que salir a la calle siempre acompañadas por un familiar varón.

Algo similar pasa en Irán, que se rige por un estricto código de vestimenta desde la Revolución islámica de 1979. Esto, a pesar de los reclamos de los jóvenes reformistas que ayudaron a reelegir al presidente supuestamente moderado Hasán Rouhaní en mayo de 2017, y de las campañas que impulsan colectivos de mujeres contra el uso del velo islámico.

En diciembre, el jefe de la Policía de Teherán, Hossein Rahimi, dijo que “las mujeres que no observen el código islámico de vestimenta ya no serán conducidas a los centros de detención ni se iniciarán demandas judiciales en su contra”. Pero la realidad es otra. Un mes después de ese anuncio, en enero de este año, la organización Amnistía Internacional denunció la persecución contra las mujeres que protestan pacíficamente contra la cobertura total de sus cuerpos. “Este uso obligatorio del velo ha violado durante décadas los derechos de las mujeres en Irán, incluido su derecho a no sufrir discriminación y a gozar de la libertad de creencia y religión, y de la protección frente a la detención y reclusión arbitrarias, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”, recriminó la organización.

Específicamente, Amnistía Internacional acusó a las autoridades iraníes de arrestar a dos mujeres en una de las protestas, por ir con las cabezas descubiertas. Lo mismo sucedió en manifestaciones anteriores, según aseguró en agosto la activista por los derechos humanos iraní Shima Babaee.

La organización internacional también expuso situaciones en las que mujeres que se oponen al uso obligatorio del velo fueron objeto de campañas difamatorias en los medios estatales. Un caso emblemático fue el de la periodista iraní que reside en Estados Unidos Masih Alinejad, fundadora además de los “Miércoles blancos” y de “Mi sigilosa libertad”, dos campañas que animan a las mujeres de Irán a publicar fotos de sí mismas con la cabeza descubierta. Medios iraníes vinculados al Estado publicaron artículos en los que la describen como una “puta”, y en junio de 2017 afirmaron que había sufrido una “violación en grupo tras tomar una dosis excesiva de cocaína y desnudarse en la calle”, expuso Amnistía Internacional en un informe.

En otros países vecinos, como Emiratos Árabes Unidos, Catar y Kuwait, el gobierno insiste en respetar los códigos islámicos de vestimenta, algo que salta a la vista especialmente en sus campañas dirigidas a los turistas. En 2014, por ejemplo, el gobierno catarí lanzó una campaña en la que le pedía a los turistas que respetaran la “decencia pública” y cumplieran con el código de vestimenta, porque “si estás en Catar, sos uno de nosotros”. Entre otras cosas, la iniciativa hacía énfasis en que estaba “prohibido” el uso de shorts, calzas –“las calzas no son pantalones”, insistía el folleto– y vestidos por arriba de la rodilla, así como mostrar los hombros, el ombligo o la rodilla.

En tanto, en Emiratos Árabes Unidos el gobierno publicó el dress code de Dubái en su web oficial para que esté al alcance de todos (y todas). De acuerdo con el texto, el código de vestimenta está basado en “la filosofía de respetarse a uno mismo antes de esperar que otros te respeten”, por eso una de las normas base del emirato es “vestir con ropa adecuada”. Esto implica que la ropa será considerada “indecente” en caso de que “se expongan partes del cuerpo, sea transparente o muestre fotos o lemas obscenos y ofensivos”.

Las kuwaitíes también pueden ser arrestadas si muestran brazos, piernas o el escote y si usan “prendas ajustadas” o “reveladoras”, aunque el uso del velo en la cabeza es opcional, excepto si se visita alguna mezquita.

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