“No habrá investigación”, dijo ayer, tajante, el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, a la Radio del Ejército. Y agregó: “Los soldados israelíes hicieron lo que era necesario. Creo que todos se merecen una medalla”. En la misma línea, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, alegó que Israel estaba tomando “medidas firmes para defender su soberanía”.
El viernes, cerca de 30.000 palestinos que iniciaban la Gran Marcha del Retorno en Gaza fueron reprimidos por el Ejército israelí con gases lacrimógenos, balas de goma y armas de fuego. Como consecuencia, 16 palestinos murieron y 2.036 resultaron heridos o con su salud afectada –736 de ellos por disparos de balas, y los demás por inhalación de los gases–, según el Ministerio de Salud palestino. La cartera aseguró, además, que dos de las personas que murieron fueron alcanzadas por “disparos de tanques”.
Las fuerzas israelíes dijeron que utilizaron “medios de dispersión de disturbios y disparos contra los principales instigadores” de la protesta, que quemaron neumáticos, arrojaron piedras y sobrepasaron la zona prohibida, que fue fijada a 300 metros de la frontera con Israel.
La Gran Marcha del Retorno pretende extenderse hasta el 15 de mayo, día en que los palestinos conmemoran la Nakba (“catástrofe”), que marcó el exilio del pueblo tras la creación del Estado de Israel en el año 1948.
El portavoz del Ejército israelí, Ronen Manelis, aseguró ayer que “si [el grupo islamista] Hamas pretende seguir así y convertir la valla en un lugar de eventos violentos diarios hasta el 15 de mayo”, Israel incrementará la respuesta.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, pidió una investigación independiente y transparente sobre la situación en Gaza y, en un comunicado, llamó “a los involucrados a que se abstengan de cualquier acto que pudiera ocasionar más víctimas y en particular cualquier medida que pueda colocar a civiles en peligro”.
Su petición de que se indaguen estos hechos de manera independiente fue secundada por Federica Mogherini, la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, por la organización Amnistía Internacional y por Tamar Zandberg, líder del partido israelí de izquierda Meretz. No está claro cómo podría llevarse a cabo una investigación después de que Israel la rechazó.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, responsabilizó a Israel de las muertes y declaró el sábado día nacional de luto, además de decretar un paro nacional tanto en Gaza como en Cisjordania. Ese día, los comercios, bancos, escuelas, universidades e instituciones públicas permanecieron cerrados en los dos territorios palestinos. Durante la tarde, miles de personas acudieron en Gaza a los funerales de los 16 palestinos muertos. Después del entierro, hubo nuevas protestas en las que se contabilizaron 35 heridos de bala, informó el Ministerio de Salud palestino.
Mientras tanto, las protestas –que tienen como objetivo exigir las tierras de las que fueron expulsados los palestinos en 1948– continúan. Ayer, en su tercer día, un manifestante palestino recibió un disparo en la cabeza que le dejó una herida grave, reportó el Ministerio de Salud. El dirigente de Hamas, Ismail Haniyeh, adelantó ayer que las protestas, que calificó de “populares y civilizadas”, no se detendrán.
Por otro lado, la información de que Israel retiene los cuerpos de dos palestinos alarmó a varias organizaciones civiles, entre ellas a la israelí Adalah –Centro Legal por los Derechos de la Minoría Árabe–, que el sábado solicitó a Israel el acceso al área fronteriza para identificar los cadáveres. Esto, que fue confirmado por la Oficina de Coordinación para las Actividades del Gobierno en los Territorios (COGAT) israelí, podría aumentar la cifra de muertos a 18, aunque hasta ayer el Ministerio de Salud palestino no se había pronunciado al respecto.
El responsable de COGAT, el comandante general Yoav Mordechai, identificó a los fallecidos como Masab Salul, supuesto miembro del brazo armado de Hamas, y Mohammed Rabaya. Aseguró además que ambos estaban armados y que tenían intención de “atentar contra Israel”. También advirtió que Israel no devolverá los cuerpos de quienes consideró “terroristas” hasta que recuperen los cadáveres de los cautivos israelíes que Hamas mantiene en Gaza desde 2014.
Países de la región, como Irán y Marruecos, condenaron el fin de semana el “uso excesivo” de la fuerza por parte del Ejército israelí. En tanto, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, acusó a Netanyahu de dirigir un “Estado terrorista”.
Por otro lado, en una reunión de urgencia convocada por el Consejo de Seguridad de la ONU para analizar la situación de Gaza, el subsecretario general de Asuntos Políticos de ese organismo, Tayé-Brook Zerihoun, advirtió sobre la posibilidad “de que la situación pueda deteriorarse en los próximos días”. Por eso, realizó un llamado a las fuerzas israelíes para que tengan la “máxima contención” y así evitar más muertes.
En tanto, el primer ministro palestino, Rami Hamdallah, exigió en un comunicado “que la comunidad internacional establezca el estatus final de las negociaciones” entre palestinos e israelíes, tomando como prioritario el asunto de los refugiados. Hamdallah señaló que la única solución posible es la que se basa en “la resolución 194 de la Asamblea General de la ONU y en el establecimiento del Estado palestino con Jerusalén Este como su capital”.