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Moqtada al Sadr, clérigo y líder chiita iraquí, en un colegio electoral en la ciudad santa central de Nayaf.

Foto: Haidar Hamdani

Un clérigo opositor lidera el conteo de votos en Irak

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Comenzaron las negociaciones para conformar un nuevo gobierno.

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Antes de que se conozcan los resultados definitivos de las elecciones en Irak, el clérigo chiita que encabeza el conteo parcial, Muqtada al Sadr, ofreció a los demás partidos conformar una coalición para gobernar el país.

Al Sadr dio la sorpresa en las elecciones del domingo al ser el candidato que ha obtenido el mayor respaldo, de acuerdo con los datos oficiales sobre el escrutinio de los votos en 16 de las 18 provincias del país, entre ellas Bagdad, donde se eligen 71 de los 329 escaños del Parlamento. Según los pocos datos que han trascendido, la coalición liderada por Al Sadr es la que tendrá más diputados en el futuro Parlamento, pero deberá buscar alianzas para contar con la mayoría.

Si bien el conteo no terminó, el primer ministro, Haidar al Abadi, que buscaba mantenerse en el cargo, ya llamó a Al Sadr para felicitarlo por su victoria. Públicamente, Al Abadi pidió a los partidos que respeten el resultado de las elecciones y los convocó a iniciar negociaciones para formar “el gobierno más fuerte posible para Irak”.

Una vez que la tendencia que lo favorece estuvo confirmada, Al Sadr escribió ayer un mensaje en Twitter en el que convocó a otros partidos y coaliciones a negociar la conformación de un gobierno de “tecnócratas no partidistas”. El portavoz de la coalición que lidera, Salah al Obeidi, dijo a la agencia de noticias Efe que buscarán alianzas con cualquier partido que se aleje del sectarismo y la corrupción y se oponga a las injerencias externas. De acuerdo con analistas consultados por esa agencia, las alianzas podrían establecerse con el partido del primer ministro, la formación liderada por el también clérigo Amar al Hakim y la coalición del vicepresidente, Iyad Alaui, todos ellos chiitas.

No es menor la condición que puso Al Sadr a eventuales aliados de que no acepten la injerencia externa: el clérigo se levantó en armas contra la invasión estadounidense en 2003 y también ha mostrado su distancia con Irán, un país que suele tener mucha incidencia en Irak, que también tiene mayoría de población chiita. Después de su derrota militar, Al Sadr se ha renovado como figura política embanderándose contra la corrupción, en el marco de lo cual promovió en 2016 varias revueltas populares contra el gobierno de Al Abadi.

Promotor de un discurso patriótico, Al Sadr no será el próximo primer ministro de Irak porque no se presentó a las elecciones para obtener un escaño en el Parlamento, pero sí puede ser quien elija a la persona que ocupe el cargo. Las normas iraquíes establecen que el Parlamento tendrá su primera sesión 15 días después de que se anuncien oficialmente los resultados electorales. Después deberá elegir un nuevo presidente, en un plazo de 30 días, y será este quien designe, en los 30 días siguientes, a un dirigente para que forme gobierno.

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