El debate sobre la legalización del aborto en Argentina –y, especialmente, la fuerte incidencia que tuvieron grupos religiosos para que el proyecto cayera el 8 de agosto– impulsó a distintas organizaciones y colectivos a lanzar una campaña para exigir la separación de la iglesia católica y el Estado. El símbolo de la iniciativa es un pañuelo anaranjado y la consigna: “Iglesia y Estado, asuntos separados”.
La Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL), que aglutina a distintas agrupaciones sociales, explica en su página web que lo que busca la campaña es “que lo político se ubique ante lo religioso, que el Estado garantice la libertad de conciencia, la no discriminación y que amplíe derechos”.
La iniciativa, que empezó en Facebook, tiene una fuerte pata digital, pero en las últimas dos semanas se trasladó a las calles. Una de las convocatorias en este sentido fue la de la apostasía, es decir, el acto de renuncia a la iglesia católica por parte de personas que fueron bautizadas. La apostasía se puede hacer de manera individual, pero quienes la promueven aseguran que, si se hace de manera colectiva, el mensaje tiene más peso.
“Apostatar colectivamente es un acto político, es un mensaje muy fuerte, es decirle a la iglesia que no queremos que se meta en nuestras decisiones o en nuestros cuerpos, porque eso es represivo. Es también decirle al Estado que la iglesia no habla en nuestro nombre, que [nuestros senadores y diputados] legislen por fuera de sus creencias y sus presiones”, dijo el sábado Fernando Lozada, integrante de la CAEL, al diario Clarín. Ese día, varias ciudades argentinas celebraron una segunda apostasía colectiva, que resultó más masiva que la primera, convocada el día en que el Senado rechazó el aborto legal.
En Buenos Aires, miembros de la CAEL instalaron un escritorio en la vereda y dieron asesoramiento sobre el trámite, que consiste en rellenar un formulario con datos personales: fechas de bautismo, comunión y confirmación, y el nombre de la iglesia a la que asistieron. El formulario tiene que ir acompañado de una carta personal.
La iniciativa busca reunir las solicitudes de apostasía que se presentaron en agosto para entregarlas juntas a la Conferencia Episcopal Argentina el viernes. El proceso no suele demorar demasiado, pero las organizaciones que integran la CAEL contemplan la posibilidad de recurrir a la Justicia en caso de que existieran demoras.
De acuerdo con los datos de la CAEL, entre el 3 y el 8 de agosto más de 2.500 personas comenzaron sus trámites para apostatar de manera colectiva. Según Lozada, 61% de las consultas para desligarse de la iglesia católica son de mujeres.