Desde el sanatorio en el que fue internado hace ya más de dos semanas, cuando fue apuñalado en un acto de campaña, el diputado Jair Bolsonaro sigue sacudiendo la campaña electoral de Brasil.
El candidato de ultraderecha y ex capitán del Ejército fue trasladado de la unidad de cuidados semiintensivos a una sala común en el Hospital Israelita Albert Einstein, en San Pablo. El viernes, en la primera entrevista que dio desde que fue apuñalado, dijo al diario Folha de São Paulo que espera que le den de alta antes de fin de mes. Sin embargo, no se mostró optimista sobre la posibilidad de participar en los actos de campaña debido a su salud. Dijo que sigue tomando muchos antibióticos, que no podrá participar en los debates de la primera vuelta y que le es “imposible ir a las calles”.
Así las cosas, en la campaña de Bolsonaro seguirán teniendo un papel predominante las redes sociales, plataformas que suele utilizar desde hace años para difundir sus ideas. En paralelo, los actos seguirán contando con la presencia de los otros referentes de su campaña, en particular su vicepresidente, Hamilton Mourão, y uno de sus hijos, Flávio Bolsonaro.
Justamente fue en las redes sociales que el candidato del Partido Social Liberal manifestó que está decidido a hacer una reforma en la organización y el tamaño del Estado brasileño. “Asumí el compromiso de reducir el número de ministerios y extinguir y privatizar gran parte de las [empresas] estatales”, escribió en Twitter. “Son gastos innecesarios” que deben ser destinados a “atender a la población”, agregó. Por último, dijo que parte de esta decisión está vinculada con la postura de “rechazar los acuerdos que negocian cargos a cambio de apoyo”.
La privatización de las empresas estatales brasileñas ha sido un tema recurrente en la campaña electoral. La mayoría de los candidatos está a favor de dar ese paso, pero algunos proponen darlo con todas las empresas, como Bolsonaro, mientras otros consideran que debería ser un proceso más selectivo.
Sin embargo, las iniciativas del actual gobierno de Brasil, liderado por Michel Temer, para privatizar varias empresas no tuvieron resultados, en parte por la falta de respaldo del Congreso en algunos casos puntuales, pero también por el poco interés del sector privado. De acuerdo con diferentes encuestas publicadas en el último año, siete de cada diez brasileños se oponen a la privatización de empresas que consideran clave, como Petrobras o Eletrobras.
Así como las propuestas económicas de Bolsonaro siguen generando polémica y son usualmente rechazadas por otros candidatos, también continúan surgiendo agrupaciones que hacen público su rechazo al candidato. Ayer, un grupo de artistas, abogados, activistas y empresarios publicó el documento “Por la democracia, por Brasil”, en el que señalan que la candidatura de Bolsonaro “representa una franca amenaza” a la democracia brasileña, por lo que considera necesario “sumar fuerzas en la defensa de la libertad, de la tolerancia y del destino colectivo” de Brasil.