Una conferencia de 14 minutos con una lluvia de cifras sueltas sobre la situación de la economía argentina. En eso consistió la conferencia en la que el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, presentó el proyecto del gobierno para el Presupuesto, que entró en tratamiento en la cámara baja.
La previsión del gobierno es que la economía argentina termine 2018 con una contracción de 2,4% y que el año próximo esta sea de 0,5%. Dujovne aseguró que el gobierno es responsable de un crecimiento de la actividad de 5%, y atribuyó aquellos indicadores menos favorables a “un arrastre estadístico negativo” responsabilidad de los gobiernos anteriores.
En cuanto a la inflación, el gobierno reconoció por primera vez de forma oficial que terminará el año en 42% (la previsión oficial de mediados de 2017 era que se ubicaría entre 8% y 12%) y que en 2019 será de 23%.
El proyecto de Presupuesto no ahonda en dónde se producirán los ajustes dispuestos por el gobierno, pero es claro que las metas son ambiciosas. La dureza del ajuste se evidencia cuando se comparan los objetivos que tenía el gobierno a comienzos de año y los que propone ahora: el déficit fiscal primario para 2018 pasó de 3,2% a 2,7%, para 2019 de 2,2% a 0% y para 2020 de 1,2% a un superávit de 1%.
Dujovne lo planteó como un “ahorro” equivalente a 25.000 millones de dólares que va a permitir a Argentina “depender cada vez menos de los mercados internacionales de crédito” y hará que el Banco Central tenga mejores herramientas para frenar la inflación. El ministro no habló de cómo impactará en los argentinos lo que definió como un “avanzar más rápido hacia el equilibrio fiscal”; se limitó a decir que el gobierno “entiende” que “la desaceleración de la actividad, la inestabilidad cambiaria y la aceleración de la inflación impactan negativamente sobre la situación económica de los argentinos y su calidad de vida”.
En la conferencia de ayer el gobierno volvió a responsabilizar a la herencia de otras administraciones y los “shocks” por la situación económica argentina. Entre estos últimos, mencionó “los sucesos judiciales asociados a la causa de los cuadernos, [que] afectaron negativamente a la economía”.
Dujovne dedicó poco más de un minuto de la presentación a mencionar las medidas con las que se hará el ajuste, sin detallarlas. Entre otras, enumeró “una baja del gasto en subsidios económicos”, una “reducción del gasto de capital” por parte del Estado y “continuar reduciendo el déficit operativo de las empresas públicas”.
Además, durante el año que viene se mantendrá congelado el ingreso de personal al sector público, incluso cuando se generen vacantes. Por último, el gobierno dará marcha atrás con algunas medidas tributarias que había anunciado, con la eliminación de exenciones en el Impuesto a las Ganancias y la postergación del aumento de algunas deducciones que se habían anunciado para otros impuestos.
En los últimos meses el gobierno había advertido que “aceleraría” el ritmo del ajuste, pero las únicas medidas concretas que ha anunciado oficialmente son aquellas que afectan a los exportadores o los productores rurales, no así las que refieren a la población en general o a los funcionarios.
Sin aviso mediante, entre mayo y junio en el Estado se concretaron 10.600 despidos, informó la Secretaría de Trabajo, lo que hace que el sector público sea el que más puestos de trabajo ha eliminado en lo que va del año. Si se consideran los datos desde la asunción del presidente Mauricio Macri, se perdieron un total de 33.744 puestos laborales en el sector público, entre despidos, retiros voluntarios y jubilaciones.
Dujovne dijo que este presupuesto “austero” tendrá “prioridades claras”, y detalló que mientras el gasto en general aumenta sólo 24%, el “gasto social” crecerá 32%, el de la salud lo hará 29% y el de programas de compra de alimentos 60%. Esto está en línea con la conferencia de prensa que Macri dio hace un mes, en la que reconoció que se produciría un aumento de la pobreza y dijo que se destinarían más recursos a atender a la población más vulnerable.
La situación económica de Argentina ya está impactando en la población. De acuerdo con un informe elaborado por la Universidad de Buenos Aires, la brecha que separa a los sectores de menores y mayores ingresos en el país creció casi 20% entre el primer trimestre de 2015 y el de 2017.