Para ser electo presidente de Argentina en primera vuelta, un candidato debe superar 45% de los votos o reunir más de 40% y una ventaja de 10% sobre el siguiente. De acuerdo con las encuestas, Alberto Fernández, del Frente de Todos, cumpliría con comodidad todas estas condiciones.
En la mayoría de los sondeos, Fernández supera 50% de los votos y se despega de su rival, el presidente Mauricio Macri, con una ventaja de entre ocho y 23 puntos porcentuales. Ya en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, consideradas una gran encuesta nacional, Fernández reunió un respaldo de 47,65% frente al 32,08% de Macri, que busca la reelección por la alianza Juntos por el Cambio.
Un estudio que analizó la opinión de los votantes sobre lo que ocurrirá mañana mostró que también buena parte de la población cree que será Fernández quien asumirá la presidencia el 10 de diciembre y que lo hará sin necesidad de segunda vuelta. El sondeo, elaborado por la encuestadora Oh Panel! y publicado por el diario Perfil, concluye que 50% de los argentinos cree que la elección presidencial se definirá mañana; 34% dijo que habrá balotaje el 24 de noviembre; y 16% no arriesgó una respuesta. Sobre los resultados de estas elecciones, 69% dijo que ganará Fernández y 19%, que Macri será reelecto.
Este sondeo indagó también acerca de las razones que llevan a los votantes a elegir un candidato. En el caso de quienes apoyan a Fernández, predominan los motivos económicos. Lo votarán “para que haya más trabajo”, “para reducir la pobreza”, para que suban las jubilaciones y los salarios y baje la inflación. También el discurso del candidato del Frente de Todos apunta a estos problemas de la economía argentina.
A su vez, los partidarios de Macri quieren “evitar que gane el kirchnerismo” y, en especial, la ex presidenta y candidata a la vicepresidencia Cristina Fernández de Kirchner. Votan además con la expectativa de que Macri reduzca “el narcotráfico”, “la corrupción pública” y “la inseguridad” en el país.
Pero estas inquietudes no bastan para acercar al presidente a la reelección, si se atiende a distintos consultores que descartaron un triunfo de Juntos por el Cambio. “Macri no tiene ninguna posibilidad de revertir el resultado”, dijo Hugo Haime, de Haime y Asociados, al diario Página 12. Agregó que en esta elección “se trata de saber por cuánto va a ganar Alberto”. Para Eduardo Fidanza, de Poliarquía, “las posibilidades de que Macri sea reelegido son muy bajas”, y para Roberto Bacman, de CEOP, las chances de “que se dé vuelta la elección son muy pocas”.
En declaraciones a ese diario argentino, Raúl Timerman, de la consultora Grupo de Opinión, fue contundente. “El balotaje es imposible, sobre todo porque no hay chances de que Frente de Todos no saque 45%”, dijo. El analista señaló que en las últimas semanas, mientras el presidente se veía “de campaña, haciendo el papel de candidato”, se pudo ver a Fernández “reuniéndose con gremios y empresarios, tomando decisiones de gobierno”, y agregó: “Son roles invertidos”.
En estas elecciones compiten otros seis candidatos a la presidencia, pero según los estudios de intención de voto ninguno de ellos tiene oportunidad de ganar. En este sentido, la votación tiene un aire a balotaje.
La provincia y la ciudad
En la provincia de Buenos Aires, donde ganará las elecciones quien reciba más votos, porque no hay segunda vuelta, el favorito también es el Frente de Todos. Su candidato a gobernador, Axel Kicillof, recibió en las PASO 52,74% de los votos, unos 18 puntos más que la gobernadora María Eugenia Vidal (34,54%), de Juntos por el Cambio, que al igual que Macri busca la reelección.
Hasta las PASO, Vidal era considerada la estrella del macrismo, e incluso su nombre era propuesto por algunos integrantes de la alianza oficialista como una alternativa para la candidatura a la presidencia. La dirigente ganó las elecciones de 2015 en esa provincia, que además de inclinarse históricamente hacia el peronismo, es el principal distrito electoral del país (reúne 37% del padrón), y además aparecía en los sondeos como la figura del oficialismo con mejor imagen. Ahora, cuando es probable que no logre renovar su mandato, se prevé que Vidal trabaje para liderar la oposición, al menos en Buenos Aires, y se cree una fundación para que canalice recursos que puedan financiar ese objetivo político, informó el diario Tiempo Argentino.
Suspenso porteño
Con resultados que parecen cantados en la elección presidencial y la de gobernador bonaerense, la duda se traslada a la votación en la ciudad de Buenos Aires, donde el macrismo gobernó por tres períodos consecutivos. También allí la elección se define entre un macrista que busca un segundo mandato, el jefe de gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y un candidato del Frente de Todos, Matías Lammens. Pero en este caso, el candidato oficialista es favorito.
Sin embargo, la ciudad de Buenos Aires tiene un sistema electoral de dos vueltas, y para evitar la segunda, Rodríguez Larreta debe superar la mitad de los votos válidos. En las PASO lo logró, pero por muy poco: 50,67% frente al 34,62% de Lammens. Si la votación de la alianza Juntos por el Cambio cayera un solo punto porcentual, la oposición tendría otra oportunidad de competir por el cargo en balotaje.
Las encuestas mantienen el suspenso y muestran al jefe de gobierno apenas por debajo de ese 50% más uno de los votos. Un estudio de la consultora Federico González y Asociados concluye que 48,9% de los votantes porteños apoyará a Rodríguez Larreta y 40,7% votará a Lammens. Otro sondeo, de la firma Clivajes, atribuye al candidato de Juntos por el Cambio 49,12% de intención de voto y al del Frente de Todos, 37,65%.
Después de las PASO
Si la preocupación de los votantes por la economía los lleva a votar a la oposición, las noticias que surgieron después de las primarias de agosto fueron especialmente malas para el macrismo, además de confirmar que el país atraviesa una crisis. El jueves se actualizaron datos oficiales sobre la actividad económica y se supo que sufrió una caída de 3,8% en agosto en comparación con el mismo mes de 2018. Desde las PASO el peso argentino se devaluó 29%, las reservas cayeron de 66.000 millones de dólares a 48.000 millones y la inflación siguió creciendo: fue de 5,9% en setiembre, acumuló 37,7% en los primeros nueve meses del año y llegó a una suba interanual de 53,5%. En el primer semestre de 2019 la pobreza alcanzó un porcentaje de 35,4%, que no se registraba desde 2001.
En una encuesta de la Universidad de San Andrés, 18% de los consultados identificó la inflación como el principal problema del país, y 44% lo mencionó entre varios que a su entender hoy atraviesa Argentina.
Un día después de las PASO, el 12 de agosto, el presidente responsabilizó a los argentinos y su apoyo al Frente de Todos por la suba del dólar que se registró ese lunes, aunque después intentó retractarse. Por su parte, la oposición tiene muy presente, al hablarle al votante, el compromiso que asumió el gobierno de Macri con el Fondo Monetario Internacional y el ajuste fiscal que trajo consigo.
Con más o menos posibilidades electorales, el Frente de Todos se muestra convencido de que puede ganar incluso en la elección de jefe de Gobierno porteño, y el macrismo repite que “sí se puede”.