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Obras en un hogar Beraca, en Rincón del Cerro, Montevideo (archivo, agosto de 2015).

Foto: Federico Gutiérrez

Los hogares Beraca y la iglesia Misión Vida en Maldonado: financiación público-privada, gestión religiosa y acción política

9 minutos de lectura
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La estructura de los hogares Beraca y de la iglesia Misión Vida, que funcionan como el aparato político-religioso del apóstol Márquez en varios departamentos del país, tienen un anclaje particular en Maldonado. Márquez y el diputado Álvaro Dastugue, actualmente articulados con el empresario Juan Sartori, dejaron de lado diferencias morales y también la alianza con la senadora Verónica Alonso. Ese acuerdo había permitido, en 2014, la diputación de Dastugue, el primer pastor neopentecostal en el Parlamento uruguayo.

La iglesia Misión Vida y los hogares Beraca, al igual que todos los cultos o grupos religiosos, tienen exoneraciones impositivas para desarrollar su actividad social y espiritual. Esta iglesia posee dos sedes principales, una en Villa García, el campamento Beraca donde vive el diputado Dastugue, y otra en 8 de Octubre, frente al túnel. Según su sitio web, cuenta con 18 templos anexos en las principales ciudades del país y con aproximadamente unos 60 hogares, merenderos y comedores, espacios televisivos, una radio en FM y unas 300 células –ahora denominadas grupos de amigos– en todo el país.

El uso de los internos de los hogares Beraca y de la membresía de la iglesia Misión Vida en las internas de 2014, más las denuncias por violaciones a los derechos humanos en los hogares, dejaron como saldo que entre 2015 y 2018 se presentaran denuncias por parte de ex internos, que derivaron en actuaciones parlamentarias y recomendaciones de la Institución Nacional de Derechos Humanos de que el Poder Judicial y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) no deriven más personas a estos hogares. Asimismo, las inspecciones o advertencias de Bromatología de algunas intendencias y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a las empresas de los hogares no arrojaron grandes cambios, ya que esta organización alega que realiza trabajo religioso y voluntario, y la ausencia de un marco normativo que lo regule deja una zona gris.

Financiamiento público-privado y gestión divina

“La ONG Esalcu o Beraca es una empresa cristiana, que tiene trabajadores en negro, y que producen cosas –carpintería, panadería, herrería– para el ‘sustento’ de los hogares. Aquellos que estuvimos tiempo allí sabemos que no hay una relación entre lo que se produce y lo que se come, porque hay mucha plata que va para la iglesia, digamos para Márquez”, nos cuenta Juan, un ex interno de los hogares que estuvo seis años allí por consumo problemático de drogas. Él explica el esquema empresarial de uno de los hogares: “Por ejemplo, salíamos a la calle a vender paños de piso. Salía un equipo y facturaba 10.000 pesos por día, quedaban 5.000 de ganancia por grupo, y salían tres grupos. En ese hogar, en total, ganábamos 15.000 pesos, pero los internos no usamos dinero”. Del total recaudado “había que apartar 50% de costos, una parte de la ganancia para el hogar y el diezmo para la iglesia, que en este caso es 20% de todo lo que facturaran el hogar y las personas. Por ejemplo, de una changa, un corte de pasto, un trabajo de cualquier tipo, iba 20% para arriba, para Márquez y Álvaro”.

Aparte de la producción de cada una de las empresas que funcionan en los hogares, de las donaciones de empresas privadas y de las que hacen cada mes algunas de las familias de los internos, se desprende de las actas de la Junta Departamental de Maldonado que desde el año 2009 la comuna ha realizado diferentes colaboraciones con la ONG Esalcu (de los hogares Beraca). Esos apoyos económicos todavía se mantienen. Por ejemplo, en el pago de alquileres de los hogares de Piriápolis, Pan de Azúcar y Maldonado Nuevo, la intendencia brinda un apoyo mensual de 54.000 pesos. Asimismo, la ONG ha recibido por comodato algunos predios para sus hogares, como en el caso del Hogar de Aiguá, de una chacra cedida y de un local en la ciudad de Maldonado, cedidos por 20 años.

En el actual período municipal también se han sumado colaboraciones para la compra de un ómnibus por el monto de 120.000 pesos, becas para que niños y niñas de Maldonado participen en el Campamento Beraca por la suma de 75.000 pesos, apoyo a eventos religiosos, compra de bonos de colaboración para cenas a beneficio, colaboraciones para programas televisivos, insumos para las empresas que funcionan en los hogares, adjudicación de licitaciones laborales para los jóvenes de los hogares, exoneraciones para los cursos de manipulación de alimentos para las “plantas elaboradoras de pastas y panadería”. Estos son algunos de los ejemplos de financiación que se desprenden de las resoluciones municipales disponibles en la web de la comuna.

En Maldonado la ONG Beraca alcanzó a tener ocho hogares funcionando de forma muy activa, con un promedio de 40 personas en cada uno. Actualmente han perdido dos hogares y han disminuido el número de voluntarios, en muchos casos por la exigencia en el trabajo y en la militancia política. Según varios referentes del departamento consultados, este alcance territorial se debió a la capacidad de negociación, insistencia y presión de Gabriel Irigaray, director de Beraca en este departamento, con alcaldes, ediles, directores de la comuna e intendentes.

Los relatos coinciden en que al principio la estrategia era no mostrar el lado religioso y político de Beraca Maldonado, sino ofrecer la posibilidad de solucionar el problema de las adicciones en el departamento a cambio de recibir el apoyo económico para el trabajo social. En este sentido, el municipio de Piriápolis apoyó proyectos educativos y laborales. Pero, consultado por la diaria, el alcalde Mario Invernizzi informó que el municipio decidió dejar de brindar estos apoyos por constatar una metodología religiosa, contraria al principio de laicidad del Estado.

El apoyo a Beraca por parte del Estado no se restringe a esta comuna, según declaró el propio Dastugue en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento, en 2016. La organización recibe apoyo de 14 intendencias. De acuerdo con lo que pudimos contrastar con resoluciones departamentales, en Tacurembó, Rocha, Lavalleja, Florida y Durazno se han realizado aportes económicos mensuales significativos para hogares y comedores mediante compras directas, exoneraciones de impuestos para los vehículos, becas para campamentos Beraca y comodatos de predios estatales para hogares.

A la buena de Dios

Los hogares Beraca surgieron en 2002, en un contexto de crisis social, y consolidaron su trabajo en las áreas en las que el Estado no lograba cubrir la demanda social, especialmente en problemas de adicciones, salud mental y violencia. De esta forma, cientos de los internos que decidieron salir de los hogares, al igual que Juan, no dudan en repetir que sienten agradecimiento por la ayuda recibida, pero que también se sienten traicionados por la violencia que vivieron, la explotación laboral y la manipulación psicológica.

“Yo ingreso por una historia de drogas salada. Los psiquiatras no me dan ninguna opción, la Junta Nacional de Drogas dice que yo no tengo ninguna recuperación, y allí surgen los hogares como la única posibilidad”, dice. Señala que, debido a ese contexto, ocurren estas situaciones de abuso.

En 2016 la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento, presidida por la diputada Bertha Sanseverino, recibió las denuncias del caso y afirmó que “la homofobia, el machismo y la violencia” eran moneda corriente en ese ámbito. “Beraca no puede quedar como que es una institución sin fines de lucro, benéfica y solidaria, porque no es nada de eso: allí hay una gran debilidad en el respeto por los derechos humanos”, enfatizó Sanseverino.

Ese mismo año, la Asociación Nacional de ONG Orientadas al Desarrollo y la Mesa Nacional de Voluntariado plantearon su preocupación y rechazo al uso de la figura del voluntariado como forma encubierta de explotación laboral, y criticaron el uso político de personas en situación de vulnerabilidad social. Reclamaron una ley que establezca un marco para promover y regular el voluntariado.

El diputado Dastugue informó en la comisión que trató el tema en el Parlamento en 2016 que tenían “alrededor de 200 derivaciones [de personas de parte] de jueces letrados, penales de primera instancia, de familia”. Y, según declaró a la diaria, actualmente las derivaciones de la Justicia continúan, aunque no estaba seguro de si la cantidad se mantenía. Esta situación contraviene la resolución 464/017, en la que la Institución Nacional de Derechos Humanos recomendó a la Suprema Corte de Justicia y al INAU que no se derive personas a estos hogares, ya que no se contaba con las garantías y controles necesarios.

Juan nos cuenta que cuando él ingresó en el hogar, en 2013, se trabajaba con mayor cuidado y control de la persona que recién llegaba. “No te mandaban a la calle de una. Ahora, apenas llegás vas a trabajar. Si te robás la plata de la venta o te la fumás, es un margen de error de la empresa”, dice. Varios ex internos entrevistados dan cuenta de que la metodología de trabajo de los hogares no apunta a una reinserción social, sino que busca someterlos a su autoridad y bajo su estructura. Si alguien manifiesta la intención de irse de los hogares, le dicen palabras como: “Si tú te vas de acá te vas al mundo, allí te va a pasar el mal”. “Se hace un trabajo psicológico, te inculcan miedo, te dicen que vas a fracasar, que nuevamente vas a caer en la droga y a delinquir, vas a volver a ese lugar del cual te sacó Dios. Todos los días se repite este concepto”.

Velar por los derechos

Los aportes que las intendencias hacen a estos hogares no son sometidos a una supervisión técnica y administrativa, pero el mecanismo de supervisión que el INAU tiene para todos los convenios dio cuenta de una gestión inadecuada, lo que determinó la rescisión del convenio que mantenía el INAU con Beraca en Maldonado y condujo a denuncias ante la Justicia.

Desde 2016, y hasta comienzos de 2019, funcionó el centro CAIF “Los Berakitas”, en Pan de Azúcar, que atendía a niños de cero a tres años y sus familias. Este convenio fue rescindido, informó Daniel Guadalupe, director de INAU en Maldonado, debido a que las supervisoras del Plan CAIF constataron varias irregularidades. Comprobaron “la renuncia en varias ocasiones del personal técnico a causa y como consecuencia de un difícil vínculo con la organización, en algunas situaciones por haber recibido presiones para unirse a la comunidad religiosa. Por otro lado, se constató en algún momento que los niños que concurrían eran sólo los hijos e hijas de las madres que vivían en los hogares [...] la gente del barrio nos trasmitía que no confiaba en la organización y no enviaba a sus niños. Era como una pequeña comunidad Beraca, ya que el personal de limpieza, educadores y auxiliares eran, en su mayoría, parte de la comunidad religiosa y se le retenían al menos de forma parcial sus haberes. Asimismo figuraba dentro de la plantilla laboral una administrativa que vivía en Montevideo y no concurría al lugar de trabajo”.

Existen denuncias realizadas ante la Justicia por residencia irregular de niños, niñas y adolescentes y por situaciones de malos tratos realizadas en 2015 por el programa de Escuelas Disfrutables y la propia oficina departamental de INAU. El director de INAU de Maldonado explicó que en el trabajo en red a través del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia se detectó que los hogares Beraca captaban adolescentes mediante las células de la iglesia, y que muchas veces estos no enfrentaban una situación de vulnerabilidad social, sino problemas normales de convivencia. En los años 2015 y 2018 el Juzgado de Familia le pidió al INAU que retirara a algunos adolescentes de los hogares.

Guadalupe planteó preocupación por la forma de funcionamiento de estos hogares, en los que se han detectado varias prácticas que vulneran los derechos de la infancia. A través de la Línea Azul se recibió una denuncia, en enero de 2018, que fue comprobada por inspectores de espectáculos públicos, acerca de que tres niños eran dejados a las 9.00 y recogidos a las 17.00 por adultos en varios puntos estratégicos de la ciudad. Los dejaban con alcancías con el fin de que juntaran fondos para el campamento Beraca de Villa García. En este caso, se elevó un informe a la Justicia por la figura de mendicidad o trabajo infantil.

También el INAU denunció prácticas intencionadas de trasladar a tres adolescentes mujeres de un hogar a otro dentro del departamento, dificultando su arraigo en la comunidad, la continuidad educativa y el vínculo con sus familias. En algunas de las resoluciones judiciales se le advirtió a Beraca que no volviera a incurrir en estas situaciones de recibir a niños y adolescentes sin sus referentes familiares y sin comunicación a la Justicia competente, según lo establece claramente el Código de la Niñez y la Adolescencia.

Tiene su costo

“Preparados para cosas grandes”. Así se tituló la prédica que hizo Gabriel Irigaray, pastor de Misión Vida y líder de Beraca en Maldonado, frente a un grupo de unas 150 personas (más de la mitad proveniente de los hogares) en el culto del domingo 6 de octubre. La prédica, que transcurrió en medio de chistes y anécdotas, estuvo enfocada en cómo una persona pobre podía llegar a alcanzar el éxito en pasos que se resumen así: aunque hayas nacido en un establo, si trabajás diligentemente en la carpintería, te sometés a la autoridad (si no tenés un líder tenés que conseguir uno) y estás dispuesto a la cruz, Dios te dará el éxito.

En Maldonado encontramos la presencia de los hogares y de la iglesia en la campaña y la estrategia de Sartori, por un lado con la candidatura a diputado del edil Adolfo Varela, el cual tiene como primer suplente a la pastora Carolina Batista, esposa de Irigaray. Según datos de la Corte Electoral, en las internas de Maldonado las listas de Sartori reunieron 5.398 votos.

También el pastor Irigaray anunció que el próximo domingo contarán con la “visita del pastor y diputado Álvaro Dastugue”, y agregó: “Te desafío a que invites a tus amigos y familia”. Irigaray también anunció: “Tendremos una segunda cena para líderes para reorganizar el sistema de grupos amigos”. En referencia a los campamentos Beraca de enero de 2020, explicó: “Cada beca para los jóvenes cuesta 5.000 pesos y queremos llevar 70 jóvenes de los hogares y 80 jóvenes de la iglesia. Pero tiene su costo [...]. Al campamento de niños llevaremos 100 niños, lo que también tiene su costo”.

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