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Policía antidisturbios se enfrenta a partidarios del ex presidente boliviano Evo Morales, ayer, en La Paz.

Foto: Aizar Raldes, AFP

Desde México, Evo Morales dijo que “nunca” pidió a nadie que hiciese “algo ilegal”, y reiteró que su gran delito es “ser indígena”

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La autoproclamada presidenta Jeanine Áñez garantizó la realización de elecciones, a la vez que afirmó que no hubo golpe de Estado.

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En una conferencia de prensa en Ciudad de México, lugar en el que se encuentra asilado desde el martes, luego de que un golpe de Estado promovido por sectores opositores, las Fuerzas Armadas y la Policía lo obligó a dejar su cargo, el ex presidente boliviano Evo Morales se mostró dispuesto a volver a su país, a la vez que fue crítico con la actuación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y desconoció el mandatato de Jeanine Áñez, quien se autoproclamó jefa del Ejecutivo en la tarde del martes.

“Si mi pueblo pide, estamos dispuestos a volver para apaciguar”, dijo Morales, para quien “la única forma de parar esta situación es con un diálogo nacional. Vamos a volver, tarde o temprano. Mejor [hacerlo] lo antes posible, para pacificar Bolivia”, aseguró el líder del Movimiento al Socialismo (MAS). El mandatario derrocado aclaró que nunca en su vida pidió a instituciones o autoridades que hiciesen “algo ilegal” y reiteró que su gran delito es “ser indígena”. Morales también criticó con dureza a los militares que lo forzaron a dejar el cargo. “No podía entender cómo mis comandantes pudieron tener esa deslealtad”, dijo.

Por otra parte, el ex presidente dijo que en el informe de la OEA sobre las elecciones “predominaba la interpretación” y que “deberían haber dicho que hubiese segunda vuelta y no recomendar nuevas elecciones”. “La OEA está al servicio de Estados Unidos”, aseveró.

Durante su comparecencia ante los medios, reiteró su agradecimiento al gobierno de México por permitirle “estar con vida”. Respecto de la autoproclamación de la senadora opositora Jeanine Áñez como mandataria interina del país, dijo que con ello “se confirma el golpe de Estado”. “Cualquier renuncia tiene que ser aprobada. No hubo esa sesión”, aseguró Morales, que pidió al Tribunal Constitucional Plurinacional que “cumpla con la legalidad”.

Mientras tanto en La Paz, en un discurso emitido por la televisión boliviana, Áñez garantizó la realización de nuevas elecciones presidenciales, afirmó que no hubo golpe de Estado y convocó a sus detractores una transición pacífica y democrática. La ex senadora de 52 años de edad, que accedió al poder con la anuencia de las Fuerzas Armadas y la Policía, con cuyas cúpulas se reunió el mismo día de su autoproclamación, pidió a los titulares de las entidades públicas que pongan sus cargos a disposición del nuevo gobierno que ella conduce y remarcó: “No aceptaré ninguna salida que no sean unas elecciones democráticas”.

Mientras Áñez se dirigía a la ciudadanía, en el centro de La Paz se registraron incidentes entre la Policía y legisladores del MAS en los alrededores de la plaza Murillo, cuando los representantes del partido de Morales pretendían ingresar a la Asamblea Legislativa para sesionar, algo que no fue permitido por las fuerzas de seguridad de acuerdo a lo que informó el diario paceño La Razón.

En este marco, la ex presidenta del Senado, Adriana Salvatierra fue agredida por policías, terminó con su blusa rasgada y con golpes en los brazos y la espalda.

La situación política boliviana generó múltiples reacciones a nivel internacional. Ayer se refirió al tema la ex mandataria argentina y futura vicepresidenta Cristina Fernández, quien escribió en su cuenta de Twitter: “Se ha instalado una nueva moda en Latinoamérica: parece que a los Presidentes ya no los eligen los pueblos”. La actual senadora agregó: “Ahora, se autoproclaman con gran patrocinio mediático e inmediato reconocimiento de ya sabemos quién”, dijo en referencia a Estados Unidos, que reconoció rápidamente el mandato de Áñez. “Lo curioso, además, es que dicen hacerlo en nombre de la democracia”, concluyó la líder peronista.

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