La propuesta para la reforma de las jubilaciones y pensiones, una de las principales leyes que pretende llevar adelante el ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, fue presentada hoy en el Congreso por el presidente Jair Bolsonaro. Comenzó así un debate que se presume que será arduo.
Ya durante la campaña electoral el ministro Guedes –un ultraliberal formado en la Universidad de Chicago– había afirmado que la reforma de la ley de jubilaciones y pensiones era clave para poder reducir el déficit permanente que enfrentan los gobiernos brasileños desde hace décadas, porque el sistema de retiros consume más de la mitad del gasto federal del país.
La propuesta presentada por Bolsonaro despertó el rechazo de organizaciones sindicales y sociales, que ayer se movilizaron en varias ciudades brasileñas contra la reforma.
Esta iniciativa establece que los trabajadores brasileños deberán hacer aportes durante 40 años para poder acceder a una jubilación completa. Además, otro de los puntos controvertidos es que la edad mínima de jubilación pasará a 62 años en las mujeres y a 65 para los hombres, medida que tendrá un plazo de transición de 12 años hasta su aplicación efectiva, de acuerdo con el plan de Guedes y sus asesores. Actualmente, en la administración pública es posible retirarse a los 50 o 55 años, dependiendo de los años de aportes.
Otro de los puntos de la reforma es la creación de un régimen similar a las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP), ya que en la actualidad se aplica sólo el sistema por el cual los trabajadores activos sostienen con sus aportes las jubilaciones de los trabajadores ya retirados.
Según afirmó Guedes, la aprobación de la reforma por parte de los legisladores permitiría al Estado brasileño ahorrar un trillón de reales en los próximos diez años.
Durante la presentación del proyecto de reforma, el senador Flavio Bolsonaro, hijo del mandatario y senador por el Partido Social Liberal por Río de Janeiro, dijo que el gobierno no tiene apuro en articular la base parlamentaria para aprobar la reforma de la seguridad social. “Nadie está apurado, el que se apura come crudo. Queremos hacer las cosas con calma, con conciencia, para errar lo mínimo posible”, afirmó el senador en declaraciones recogidas por Folha de São Paulo. Por otra parte, el hijo del presidente evitó hacer estimaciones sobre los votos que tendría la propuesta en este momento en el Congreso, ya que genera resistencia desde varios sectores, no sólo por parte de la izquierda.
La reforma alcanza a casi la totalidad de los trabajadores, pero excluye a los militares, algo que generó críticas entre los parlamentarios. En particular porque Bolsonaro, el vicepresidente Hamilton Mourão y ocho miembros del gabinete ministerial son militares.
De todas maneras, el gobierno tiene previsto presentar un proyecto de reforma de las jubilaciones militares el mes que viene. Precisamente este punto fue criticado por el senador Ciro Nogueira, presidente del conservador partido Progresistas, quien en su cuenta de Twitter dijo que tiene “la convicción de que sin una reforma que alcance también a los militares el texto presentado no se debería ni tramitar”.
Por su parte, el centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña, que tuvo una enorme caída en las pasadas elecciones, manifestó que analizará la propuesta, pero algunos de sus integrantes expresaron su molestia porque el texto fue presentado sin una discusión previa entre los parlamentarios. “El Parlamento no es un cuartel. No es un lugar en el que las órdenes son dadas y ejecutadas sin preguntas y son cumplidas sin discusión. No digo que haya mala voluntad, pero los políticos tienen que responder a sus votantes”, afirmó el senador Plínio Valerio.
A pesar de que llegó al gobierno, Bolsonaro tiene una base débil en el Congreso y eso se reflejó el martes, cuando la Cámara de Diputados rechazó, por una amplia mayoría de 367 sobre 57, una orden ejecutiva del presidente que buscaba modificar la ley de libertad de información vigente en el país para ampliar el número de funcionarios autorizados para clasificar información y documentos oficiales como secretos o ultrasecretos.