Ingresá

Fuerzas indias durante un allanamiento en la residencia del líder separatista cachemiro Mohammad Yasin Malik, ayer, en el área de Srinagar en Maisuma.

Foto: Habib Naqash

Crece la tensión entre India y Pakistán por Cachemira

3 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

El territorio de mayoría musulmana es objeto de controversias desde hace décadas.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

El gobierno indio confirmó ayer que lanzó bombardeos sobre Pakistán, en Cachemira, una zona fronteriza en disputa. Se trata del primer ataque de Nueva Delhi sobre su vecino desde la guerra que ambos países tuvieron en 1971.

El secretario de Relaciones Exteriores de India, Vijay Gokhale, dijo durante una conferencia de prensa que su gobierno recibió información de inteligencia fidedigna acerca de que el grupo islámico Jaish-e-Mohammed (JeM), que mató a 40 miembros del personal de seguridad indio en un atentado suicida semanas atrás, estaba entrenando a combatientes para llevar a cabo acciones similares. “Ante un peligro inminente, un ataque preventivo se volvió absolutamente necesario”, afirmó el funcionario indio.

Según informó el diario inglés The Guardian, la incursión militar fue motivo de celebraciones populares en algunas ciudades de India, incluso antes de saber si el ataque había dañado alguna estructura significativa, o si la operación había sido calibrada para aliviar la ira popular que generó en la población india el atentado suicida del 14 de febrero pero sin llegar a provocar una represalia por parte de las fuerzas militares paquistaníes.

El gobierno de Pakistán, que fue el primero en denunciar la incursión, dijo que los aviones de guerra indios lograron avanzar cinco millas dentro de su territorio antes de ser repelidos, y soltaron su carga sin dejar víctimas ni daños materiales. El portavoz de las fuerzas armadas de Pakistán, el mayor general Asif Ghafoor, escribió ayer en su cuenta de Twitter que los aviones indios habían lanzado sus bombas en una zona boscosa vacía. “Ninguna infraestructura fue golpeada, no hubo víctimas”, dijo el militar.

El ejército de Pakistán comunicó que respondería a la incursión de India en un momento no especificado. “Ahora es su turno de esperar y prepararse para nuestra sorpresa”, afirmó amenazante Ghafoor. El militar informó que mañana tendrá lugar una sesión del Parlamento de Pakistán, seguida de una reunión de la Autoridad del Comando Nacional, cuyas responsabilidades incluyen la supervisión del arsenal nuclear del país. También India cuenta con armas atómicas.

El primer ministro de Pakistán, Imran Khan –un personaje enormemente popular por haber sido un célebre jugador de cricket– dijo que la afirmación de India de que había atacado un campo de entrenamiento terrorista era “imprudente y ficticia”. Agregó que “esta acción se llevó a cabo para el consumo interno en el contexto electoral [India celebrará elecciones en abril], poniendo en grave riesgo la paz y la estabilidad regionales”.

El ataque sobre territorio paquistaní llegó después de varios choques diplomáticos que fueron consecuencia del atentado suicida en el sur de Cachemira, del que India responsabilizó a Pakistán. El grupo JeM tiene su sede en Pakistán, pero el gobierno de este país ha rechazado cualquier responsabilidad por el ataque.

Las disputas por el territorio de Cachemira son viejas e incluso datan de antes del final del Raj Británico, el dominio que llegó a su fin en 1947 y generó el nacimiento de India y Pakistán como países independientes, uno con mayoría religiosa hinduista y el otro con una amplia predominancia del islam.

Bajo el plan de partición proporcionado por la Ley de Independencia india elaborado por los británicos, Cachemira era libre de adherirse a India o Pakistán. El gobernante local de Cachemira, el maharajá Hari Singh, eligió que la región fuera parte de India, lo que generó la primera guerra entre los dos países en 1947.

En 1965 y 1971 también hubo guerras entre India y Pakistán, que tuvieron como centro del conflicto a Cachemira. En 1999, si bien no hubo una guerra, sí se produjeron enfrentamientos entre el Ejército indio e insurgentes paquistaníes que contaban con el apoyo del gobierno.

La postura oficial e histórica de India es que Cachemira es una “parte integrante” de ese país. Para Pakistán, en cambio, se trata de un territorio en disputa cuyo estatus definitivo sólo puede ser determinado por el pueblo de Cachemira. Actualmente esa región –en la que viven aproximadamente 13 millones de habitantes, la mayoría de ellos musulmanes– está bajo soberanía de tres países. Pakistán controla la región noroccidental (Territorios del Norte y Azad Cachemira), India controla los sectores central y meridional de la región (Jammu y Cachemira), y China ocupó la región nororiental (Aksai Chin y el Valle Shaksgam). Muchos de los habitantes del territorio no quieren ser gobernados por India y prefieren ser parte de Pakistán, aunque también hay un sector que apoya la independencia, que tiene como base política al Frente de Liberación de Jammu y Cachemira, creado en 1977 en Inglaterra por dos inmigrantes de origen cachemir.

Más de 60% de los habitantes del estado indio de Jammu y Cachemira son musulmanes, y esto lo convierte en el único estado del país en el que el islam es mayoría.

Según informó la BBC, las altas tasas de desempleo y las denuncias de violencia excesiva por parte de las fuerzas de seguridad que se enfrentan a manifestantes e insurgentes armados también han agravado el problema en ese territorio. La insurgencia violenta en Cachemira ha tenido vaivenes a lo largo de las últimas décadas, pero la región ha vivido una nueva ola de violencia a raíz de la muerte del líder militante Burhan Wani, un joven de 22 años que fue asesinado por las fuerzas de seguridad indias en julio de 2016.

En total, más de 500 personas murieron en 2018, entre ellas civiles, miembros de las fuerzas de seguridad y militantes, lo que constituye la cifra anual más alta en una década.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura