El Parlamento de Rusia le envió una carta al de Colombia para transmitirle que “el uso ilegítimo de la fuerza militar contra Venezuela por parte de otros estados que respaldan a la oposición será interpretado [...] como un acto de agresión contra un Estado soberano y una amenaza a la paz y seguridad internacionales”. La carta, que fue difundida por el diario El Tiempo, fue repudiada por las autoridades de Colombia, y se convirtió en otro punto de tensión entre ese país, aliado de Estados Unidos, y Venezuela, que mantiene vínculos cercanos con Rusia.
El rechazo a la misiva fue manifestado por el titular del Parlamento colombiano, el liberal Alejandro Chacón, y por el presidente, Iván Duque, quien manifestó que no conocía el texto y que tenía que verificar que se tratara de una comunicación formal. “Colombia no está en el plan de agredir a ningún Estado. Pero está en su deber de defender la Carta Democrática Interamericana y de denunciar con claridad y contundencia los atropellos de la dictadura de Venezuela”, dijo Duque.
También se refirió a la carta el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Trujillo, y afirmó que “cualquier despliegue o incursión militar en apoyo al régimen de Nicolás Maduro pone en riesgo la transición democrática” en Venezuela y “constituye una amenaza a la paz, la seguridad y la estabilidad en la región”. Colombia desconoce la autoridad de Maduro, y en cambio, reconoce al opositor Juan Guaidó como presidente encargado.
Poco después, fuentes de la embajada de Rusia en Bogotá dijeron a la agencia de noticias Sputnik que el gobierno de Colombia interpretó de manera errónea la carta; que ese texto reflejaba la posición del Parlamento referida al intento de llevar a Venezuela ayuda humanitaria, en marzo, y que no tenía otras intenciones. Las fuentes, además, lamentaron los dichos de Trujillo.
Más tarde, le respondió al canciller colombiano su par de Venezuela, Jorge Arreaza, y dijo que “si alguna amenaza existe a la paz regional, es precisamente la industria del narcotráfico colombiano, las instituciones que controla en Colombia, los conflictos que genera y la presencia y cooperación militar de Bogotá con el país más guerrerista e intervencionista del mundo”. En Twitter, Arreaza agregó: “Afirmar que se han apegado al derecho internacional y a la Constitución venezolana debe ser una broma de mal gusto de Carlos Holmes Trujillo”.
Días antes, el presidente estadounidense, Donald Trump, había dicho que Rusia “tiene que salir” de Venezuela. En respuesta, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajarova, había señalado que “ni Rusia ni Venezuela son provincias de Estados Unidos” y que, por lo tanto, pueden tomar sus propias decisiones en cuanto a sus relaciones bilaterales.
Por otra parte, la crisis en Venezuela mantiene el flujo de emigrantes hacia Colombia. Ayer, debido a la crecida del río Táchira, que separa a los dos países, un grupo de cientos de personas logró traspasar las barreras de seguridad instaladas por la Guardia Nacional Bolivariana en el puente Simón Bolívar, informaron las agencias de noticias AP y Efe. Cuando el agua está baja, los venezolanos recurren a otros caminos para migrar o comprar del lado colombiano los productos que no consiguen en su país debido al desabastecimiento.