Este lunes será la apertura de una serie de sesiones que desembocarán en una nueva presidencia de Pedro Sánchez o el llamado a elecciones, que en el caso de España serían las cuartas en los últimos cuatro años. Sánchez presentará hoy su propuesta de gobierno, después será el turno de la réplica de los opositores, y de él a las críticas de sus opositores, que se extenderá hasta mañana. Por último, también este martes, será la primera votación, en la que Sánchez necesita la mayoría absoluta para ser electo.
Se da por descontado que eso no va a suceder, ya que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cuenta con la bancada más grande del Parlamento, con 123 diputados, pero está lejos de los 176 necesarios para la mayoría absoluta. Incluso si logra aliarse con Unidas Podemos (UP), que ocupa 42 escaños, tampoco llega a la mayoría absoluta.
Si esta previsión se cumple, la votación se repetirá el jueves 25, día en el que necesitará únicamente una mayoría simple, con más votos a favor que en contra, para ser investido nuevamente presidente. Para que esto suceda, Sánchez precisa garantizar, si no votos a favor, abstenciones de varias agrupaciones, a sabiendas de que el Partido Popular y Ciudadanos votarán por el No y reúnen exactamente la misma cantidad de votos que el PSOE: 123.
Es ante este escenario que, con importantes idas y vueltas, el PSOE lleva adelante negociaciones con UP para conformar un “gobierno de coalición”. Las principales diferencias fueron, en principio, qué implicaba ser una coalición: para UP era ocupar cargos en el Ejecutivo, pero no para el PSOE, que presentando como argumento la historia de los gobiernos de coalición en España, defendió que este gobierno no tenga integrantes del partido minoritario en el gabinete. Esa es la situación en la que gobiernan actualmente ambos partidos: la votación de UP permitió que Sánchez asumiera la presidencia de España en junio de 2018, tras desplazar a Mariano Rajoy con una moción de censura. Desde ese entonces UP les ha dado apoyo parlamentario a algunas iniciativas legislativas del Ejecutivo, así como negociado distintos puntos de su agenda. El PSOE pretendía mantener ese equilibrio, UP lo rechaza.
Después de que la semana pasada pareciera que las negociaciones fracasaban, fueron retomadas después de que el líder de UP, Pablo Iglesias, aceptara el veto de Sánchez y decidiera que no va a ocupar ningún cargo en el futuro Ejecutivo. A partir de ese momento, las conversaciones avanzan discretamente, según los medios españoles, manejando otros nombres que podrían estar en el gabinete socialista. Los diarios El País y Público informan que UP obtendría una de las varias vicepresidencias, a la vez que reclama acuerdos programáticos de fondo. En ese sentido, la actual vicepresidenta, Carmen Calvo, indicó que las conversaciones giran en torno a “objetivos, leyes y trabajo”, así como de la “participación que pueda tener UP en el Consejo de Ministros”.