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Pedro Sánchez, durante el segundo día de debate parlamentario de investidura para votar al primer ministro, en el Congreso español.

Foto: Óscar del Pozo, AFP

Filtraciones, cruces de declaraciones e incertidumbre antes de la segunda votación de investidura en España

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Pedro Sánchez precisa una mayoría simple para mantenerse en el cargo, pero podría no conseguirla.

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Las negociaciones para la formación de un gobierno de izquierda en España estaban suspendidas anoche, después de una jornada muy movida no tanto en materia de encuentros, sino de información enviada por unos y otros a los medios de comunicación.

De mañana hubo una reunión de los equipos negociadores, liderados por la vicepresidenta Carmen Calvo por parte del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Pablo Echenique, el secretario de Acción de Gobierno, por Unidas Podemos. Pero el encuentro no se retomó después de la pausa para el almuerzo, según los podemitas, por la falta de voluntad de los socialistas.

Más tarde, el PSOE difundió dos documentos: en uno figuraban las exigencias de Podemos para integrarse al gobierno; en otro, la oferta que habían hecho los socialistas. Había sólo dos coincidencias entre unas y otras: una vicepresidencia –que sería la dedicada al área social y ocuparía la número dos de Podemos, Irene Montero– y el Ministerio de Igualdad. Más allá de eso, Podemos pedía las carteras de Hacienda, Trabajo y Transición Ecológica, y el PSOE ofrecía la de Vivienda y Economía Social y la de Sanidad, Asuntos Sociales y Consumo.

Una vez conocidos los documentos, no hubo declaraciones oficiales desde Unidas Podemos, pero varios de sus dirigentes hablaron con los medios de comunicación, aunque pidieron no ser identificados. Entre otras cosas, acusaron al gobierno de no ceder y de preferir mantenerse en el poder, aunque en la incertidumbre respecto de unas próximas elecciones, antes que lograr un gobierno de coalición. Además, fuentes podemitas dijeron a varios medios –y desde el PSOE lo confirmaron– que el socialista Pedro Sánchez llamó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, para asegurarle que la suya era una oferta final. Por último, acusaron a Sánchez de no querer entregar el Ministerio de Trabajo a Podemos debido a presiones de las patronales.

También desde el PSOE salieron a dar declaraciones pidiendo no ser identificados: dijeron que Podemos quería formar un gobierno paralelo y manejarse con autonomía, que Iglesias quería dinamitar el acuerdo porque no sería parte del Ejecutivo –por una negativa previa de Sánchez– y que las negociaciones demostraron que no hay confianza entre ambas formaciones. “El gobierno da por totalmente rotas las negociaciones con Unidas Podemos”, titulaba anoche El País en base a las fuentes del PSOE que tampoco identificaba.

Así las cosas, esta mañana se llevará a cabo la segunda votación de investidura. Sánchez necesita más votos a favor que en contra, algo que parece poco probable que consiga si no alcanza un acuerdo con Podemos, algo que se vislumbra como más que lejano.

Si efectivamente no se concreta hoy la investidura, el rey Felipe puede nombrar a otro candidato para que intente conformar gobierno en los próximos dos meses. Si esto no sucede, en noviembre habrá nuevas elecciones. El PSOE es el único partido que ha crecido en intención de voto según todas las encuestas, que también muestran a Podemos con un respaldo menor que el que obtuvo en las elecciones de abril.

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