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Acto aniversario del Partido Comunista del Uruguay, el 27 de octubre de 2018, en la plaza 1 de Mayo.

Foto: Alessandro Maradei

La autocrítica del PCU: “Si el discurso se remite a la gestión, entramos en el planteo de la derecha”

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Según el sector, el FA fue “subsumido” por la gestión de los gobiernos, lo que le impidió implementar las transformaciones prometidas.

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El Partido Comunista del Uruguay (PCU) considera que el Frente Amplio (FA) fue “subsumido” por la gestión de los gobiernos nacionales y departamentales, lo que le impidió implementar cabalmente varias de las transformaciones prometidas en sus bases programáticas, como por ejemplo los cambios en la estructura económica, en la matriz productiva y en las Fuerzas Armadas (FFAA). Asimismo, el sector relativiza algunos de los “logros” atribuidos a las gestiones frenteamplistas –como la redistribución de la riqueza– y advierte que “a nivel político” el FA no identificó “claramente a los enemigos, que son la oligarquía y el imperialismo”.

El PCU propone “trasladar el centro de gravedad de las decisiones políticas al sistema de organismos del FA”, “subir la vara ética” en lo que respecta a miembros partidarios que asumen cargos políticos y “frenar el proceso de atomización y disgregación del FA”, para terminar con “los chantajes que nos llevan a que ‘como tengo tanto miedo de que te vayas, te tolero cualquier cosa’”; en otras palabras, exhorta a “defender” la fuerza política de “oposiciones infantilistas de izquierda”.

Pese a que reconoce el “escenario de derrota electoral y política” luego del resultado de noviembre del año pasado, para el PCU “el FA no sale vencido” de esta instancia porque “ha mostrado el potencial transformador de su unidad, de su militancia y su valor como herramienta política”, con “una muestra clara en el papel jugado por los Comités de Base y el conjunto del movimiento”. No obstante, advierte que las bases se han “debilitado” como consecuencia de la “subsunción” del FA por la gestión en sus respectivos gobiernos, que, en su opinión, tuvo consecuencias “en todos los niveles” del partido.

“La discusión en el FA se reducía a los temas del gobierno” y “la vida política del FA se ha subordinado a lo electoral y a la discusión de los espacios de gobierno y la incidencia de los distintos sectores en ellos”, consideran los comunistas en el documento titulado “Un aporte al análisis crítico, algunos ejes”. Como respuesta a esta situación, proponen “convencer a nuestro pueblo [de] que las conquistas se logran y se defienden con lucha, y que no podemos quedarnos en casa a ver cómo gobiernan nuestros compañeros en caso que ganemos en 2024”.

Por otra parte, el PCU señala que “a nivel político” el FA no identificó “claramente a los enemigos, que son la oligarquía y el imperialismo”. “Como no identificamos al enemigo, las dificultades se presentan como problemas de gestión. Parece que jugáramos solos. Tenemos que empezar a hablar de intereses económicos, de explotación, de ganadores y perdedores. Si el discurso se remite a la gestión, entramos en el discurso apolítico que plantea la derecha”, plantea el PCU.

Principios fundacionales

El documento de autocrítica comunista cita un fragmento de la Declaración Constitutiva del FA, del 5 de febrero de 1971, en el que definía su programa como “democrático y antiimperialista” y prometía la ruptura con el régimen económico “dominado por el gran capital” como “condición ineludible de un proceso de cambio”, y acto seguido manifiesta: “Entendemos que estas bases programáticas tienen absoluta vigencia. Nos gustaría que en este proceso de autocrítica, todos los frenteamplistas discutieran si siguen o no de acuerdo con ellas”. En ese sentido, el PCU insta a “defender” a la fuerza política de “oposiciones infantilistas de izquierda”.

Si bien “el programa del FA sigue siendo antiimperialista” y los sectores “que se definen socialdemócratas o de centro, comparten y aceptan la situación de dependencia del continente respecto del imperialismo”, estos “se adecuan a la situación de dependencia, y cuando se les critica, aducen razones geopolíticas”, cuestiona el PCU. “¿Qué significa sino atacar y castrar la caracterización central y definitoria del FA como fuerza política transformadora y revolucionaria en el marco de América Latina? ¿No sería atacar la fisonomía esencial del FA, a su existencia misma como fuerza política?”, inquiere el documento.

El “desarrollo del capitalismo” durante la gestión del FA

Asimismo, se admite que el FA ha enfrentado “obstáculos materiales e ideológicos” para llevar adelante el prometido “cambio de la matriz productiva” en el país. “No logramos generar los consensos necesarios para avanzar en cambios sustantivos en la estructura económica. Las ramas industriales más dinámicas, las de mayor crecimiento relativo, de reinversión, de transformación técnica permanente y de aplicación de formas superiores de la revolución científico-técnica permanecen fuera de fronteras”, sostiene el texto, y destaca que en las administraciones frenteamplistas “se incrementó la propiedad extranjera sobre los medios de producción y de cambio que operan dentro del país”.

Como consecuencia de lo anterior, se “acelera el desarrollo del capitalismo en el país” y al mismo tiempo se genera “la succión hacia afuera de fronteras de una masa importante de dinero (plusvalía) que se sustrae a la acumulación interna de capital y a la reproducción ampliada”; por ejemplo, a través de las “plantas de celulosa, frigoríficos, bancos, intereses de préstamos, zonas francas, las empresas vinculadas al agronegocio”, señala el partido. Para los comunistas, el FA no logró “crear y desarrollar pensamiento crítico que observara las deformaciones que esas inversiones provocan”.

El PCU relativiza el hecho de que haya habido una mayor “redistribución de la riqueza” durante los gobiernos frenteamplistas, lo cual ha sido una de las principales banderas de la fuerza política. “No hay que confundir el hecho [de] que la mayoría de la población haya vivido mejor a partir de las políticas que llevamos adelante cuando asumimos el gobierno, cosa que es cierta, con que haya habido una mejor y mayor redistribución de la riqueza”, observa el PCU. En ese sentido, indica que “hay un aumento de la riqueza global que se puede demostrar por el crecimiento del PBI o por la recuperación de la productividad industrial a índices anteriores a la crisis del 2002, sin embargo el salario real de los trabajadores no se ha recuperado en el mismo porcentaje. Es decir, la proporción de plusvalor que la clase dominante se apropió fue mayor”.

Debes en las FFAA

Otro de los ejes de la autocrítica comunista refiere a las transformaciones en materia de defensa nacional. “En estos 15 años tuvimos algunos avances y logros, pero no logramos avanzar en lo medular, los pasos que se necesitaban andar para democratizar las FFAA, y avanzar en democracia”, reconoce el PCU, que señala como un “error” el haber asignado a las FFAA “muchas tareas de las denominadas subsidiarias, en detrimento de la dedicación a su misión fundamental”. “Seguimos el camino de que: ‘ya que las tenemos, y nos cuestan, que hagan algo’”, apunta.

El documento dedica un capítulo al análisis de la coyuntura internacional, en el que se postula que “no hay ningún fin de ciclo [progresista] en América Latina”, sino “una nueva etapa de lucha para seguir enfrentando al imperialismo y a las oligarquías nacionales, defender la democracia, las conquistas políticas y sociales y avanzar”. En esa línea, considera que la fuerza política debe hacer una autocrítica: “El FA no se ha plantado clara y unánimemente en la defensa de los procesos populares agredidos. Con argumentos leguleyos, formales, algunos justifican el no apoyar a algún país agredido (Paraguay, Venezuela...), y en cambio no se plantea ninguna indignación ante los crímenes de las oligarquías en Venezuela, Colombia, Honduras, etc.”, apunta.

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