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Rodrigo Roncio.

Foto: Federico Gutiérrez

Rodrigo Roncio: “Si tejés comunidad, ganas de participar y entusiasmo por cambiar el lugar donde vivís, eso es cultural y no se rompe, como una calle”

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Alcalde electo de Los Cerrillos, propone “descentración” para generar cercanía, participación ciudadana y respeto por la identidad local.

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Con una superficie de 261,4 kilómetros cuadrados, el municipio de Los Cerrillos abarca, además de la ciudad homónima, las localidades de Las Brujas, Rincón del Colorado, Villa Nueva, El Tropezón, Parador Tajes y Campo Militar, entre otras. El 27 de setiembre resultó electo alcalde Rodrigo Roncio, candidato único del Frente Amplio (FA), después de diez años de gobiernos locales del Partido Nacional. Sobre su decisión de presentarse, sus propuestas de campaña y acerca de algunas cuestiones personales que marcaron su vida dialogamos con él, en la placita que está frente al liceo donde trabaja como profesor de Biología.

En la campaña electoral hiciste planteos dirigidos específicamente a la población rural.

Este es un municipio grande, con pila de extensión rural, y es el único municipio del departamento de Canelones donde la población rural dobla a la urbana. La densidad de población urbana, según el último censo, en Los Cerrillos es de 37,1%, cuando la media del país es 94%. Entonces, creemos que en este momento hay un modelo organizativo que tiene que ver con la centralidad urbana como un lugar de referencia, que es el pueblo Los Cerrillos, y las ruralidades son como la periferia de esa ruralidad. No es ni bueno ni malo, es un modelo de ver las cosas.

Lo que nosotros proponemos es un plan de desarrollo rural que tiene que poner en igualdad de condiciones a los vecinos que transitan la ruralidad con los vecinos que transitan lo urbano. Ese plan de desarrollo rural apunta a que las comunidades y los individuos que viven en las ruralidades tengan la posibilidad de acceder en forma igualitaria, por ejemplo, a los servicios y a la concreción de proyectos y de sueños vinculados con su identidad.

Es un modelo nuevo de gestión que en vez de funcionar como funciona ahora, como una especie de rueda de bicicleta donde el centro es lo urbano y los rayos son las zonas rurales, funcione con varios centros, y cambiar el concepto de descentralización para pasar al concepto de descentramiento o descentración, que sería crear varios centros simultáneos. Por ejemplo, que en Rincón del Colorado, en su [sociedad de] fomento rural o en su escuela –eso lo definirán los propios vecinos–, los vecinos generen sus propios límites, y así se pueda crear un mapa de Los Cerrillos sabiendo los límites de cada centralidad rural. Entonces, pasás de tener un municipio donde el centro es la ciudad y lo rural es la periferia a tener varios centros, varias ruedas de bicicleta. Eso genera cercanía y respeto a la identidad local. Jerarquiza al que transita y tiene en cuenta que los territorios no los construyen solamente los paisajes, sino también las personas que los transitan, que los habitan y que hacen cosas por ese territorio.

Este modelo pone en esas centralidades rurales la planificación de los servicios, por ejemplo: ¿por dónde pasa el camión de la basura?, ¿tiene que pasar por donde se defina acá en el pueblo, o tiene que pasar por donde los vecinos de esa centralidad rural definan?, ¿la caminería rural cómo se mantiene? Los vecinos saben cuáles son los caminos que más se usan. Empezamos a hacer charlitas sobre esto con diferentes familias, y cada vez que lo íbamos contando íbamos reafirmando la idea. Nos dimos cuenta de que este modelo incluye, construye ciudadanía, participación directa y un involucramiento que no es sólo en el momento de votar.

¿Cómo se construye eso desde lo institucional y con los pocos recursos y funcionarios que tiene un municipio?

Acá tenemos una base hermosa, que son 17 años de formación de comunidad. Yo vengo del movimiento social y mis compañeros también. Pero, además, en un lugar que es chico –8.000 habitantes casi– nos conocemos todos. Y esto no tiene nada que ver con la política partidaria. Hay gente de todos los partidos y gente a la que no le importa la política, que tiene ganas de aportar al lugar donde vive. El 27 de noviembre, cuando asumamos, la idea es proponer asambleas en esos lugares definidos como centralidades rurales y también en la centralidad pueblo, para que se propongan los objetivos de cada zona para los cinco años.

Los vecinos van a estar porque están ahí, lo que nosotros tenemos que generar es el mecanismo con el que desde noviembre hasta marzo los vecinos trabajen y se reúnan como quieran una vez por semana, una vez por mes, pero el 10 de marzo presenten en prioridades cuáles son las cosas que quieren que se hagan en estos cinco años para la localidad. Otra cosa que se va a hacer es, por ejemplo, el segundo martes de cada mes a la fomento de El Tropezón van a ir los servicios del municipio, y los trámites que el vecino tiene que venir a hacer al pueblo los va a poder hacer en su localidad. Esas cosas son muy sencillas, como descentralizar los cursos que se dan en la Casa de la Cultura en el pueblo. Tenemos cursos, talleres, ¿cuáles quieren llevar a su centralidad rural? Son cosas que no son plata directamente y con las que se pueden generar los espacios, porque cuando el espacio está generado empiezan a suceder cosas.

Esta forma de organización lleva diez veces más trabajo, pero la ganancia más grande que vamos a tener como municipio dentro de cinco años no es si arreglamos las calles de Los Cerrillos. Porque capaz que dentro de siete u ocho años los arreglos se rompieron. Pero si vos tejés comunidad, tejés ganas de participar y tejés entusiasmo por cambiar el lugar donde vivís, eso es cultural, y ese cambio cultural no se rompe, como una calle. Ese es el objetivo más grande que tenemos.

Rodrigo Roncio.

Foto: Federico Gutiérrez

¿Hay una organización que se llama Cabildo de Vecinos y Vecinas que está un poco en el germen de todo esto?

Sí, pero es una organización muy laxa, no es algo metódico que se junta todas las semanas a la misma hora. Vos vas y decís que te interesa, por ejemplo, hacer algo por el medioambiente, la organización te dice: ‘Encará vos y construí con tu núcleo cosas en ese tema’, y una vez cada dos meses nos juntamos para [hace el gesto de poner comillas] validar las ideas. Hay un núcleo de salud, uno de educación; este, por ejemplo, se ha propuesto participar en los centros educativos de las comisiones para mejorar la infraestructura y colaborar en aspectos pedagógicos.

¿Fuiste alumno de Yamandú Orsi, el intendente electo de Canelones?

En 1997, cuando estaba en cuarto, me tocó como profesor de Historia en Santa Lucía. Tengo de los más lindos recuerdos de él y mantengo un buen relacionamiento. Uno no se olvida de los docentes que hacen a los estudiantes protagonistas, y nosotros éramos protagonistas en las clases de él. Es también lo que yo trato de hacer en las mías.

¿Tuvo que ver en la elección de tu vocación?

Sí, tuvieron que ver, él y otro profesor de Biología, Gustavo, que tuve en quinto año.

Siendo de Santa Lucía, ¿cómo fue que llegaste a Los Cerrillos y te terminaste afincando?

En 2003 fui a la elección de horas para dar clases, y como era el último de la lista quedaban unos grupitos en Santa Lucía y un cuarto y sexto de Medicina en Los Cerrillos. Y vine y me encontré con una barra en el liceo que me dio vuelta la cabeza. Profesores jóvenes que me mostraron más allá de lo que yo había estudiado, de las buenas experiencias que tenía. Esa barra de profesores son mis amigos ahora, y en 2008 empezaron a convencerme de que me tenía que venir a vivir a Los Cerrillos, lo que definitivamente ocurrió en 2011.

¿Cómo llegaste hasta la candidatura para ser alcalde?

Tuvo que ver con una conversación que tuve con mi compañera en la que dijimos que había que devolverle algo a esta comunidad, porque en 2018 a nosotros se nos incendió totalmente la casa y al otro día teníamos a todo un pueblo ayudándonos a levantarla. Las empresas de la construcción nos dieron una mano en forma gratuita, la barraca nos cobró mucho más barato el material, la gente del pueblo fue a limpiar el hollín que había quedado en las pocas paredes que se salvaron. Entonces, cuando viene una barra de una comisión tal o de una fomento y te dice “Rodrigo, tenés que ser vos el candidato”, a toda esa gente la viste en tu casa ayudando; hay hasta un tema afectivo.

Desde esta forma de trabajo que te ha llevado a la alcaldía, ¿cómo ves la autocrítica que viene procesando el FA sobre su desempeño electoral?

En primer lugar, el tema ese de los bandos a mí no me gusta. Acá en el pueblo, por un montón de intervenciones sociales que hemos hecho, no hay nadie que no tenga una referencia y que no nos conozca. Y te conocen porque conversás con todos, no importa de qué partido sean. Ese camino que venimos andando en el pueblo es el ponernos en el mismo lado que todos y marcando las diferencias, pero en el marco de que estamos trabajando en algo. No discutir por discutir. Ese proceso territorial no se inventa dos meses antes de una elección. No se construye nada dos meses antes de una elección, y si dos meses antes de una elección lográs construir una candidatura y ganás la elección lo más probable es que el búmeran cuatro meses después te pegue en la frente. Acá el trabajo se hizo durante 17 años, nada se hizo de un día para el otro. En la reflexión que tiene que hacer el FA para adentro no sirve centrarse en mirar sólo algunas cuestiones que tienen que ver con Montevideo primero que nada, con la zona metropolitana y con la política partidaria. Hay otros lugares. En el campo social todos los días se necesitan construir vínculos, y los vínculos se construyen siempre desde el afecto. Si tiene que haber reconstrucción de la política para adelante, tiene que ser una política que primero que nada se base en el afecto.

Carnosaurio

Roncio vive con su pareja y sus dos hijos a unos tres kilómetros del liceo, donde tienen una huerta y están pensando en un proyecto para producir alfalfa. Entre 2003 y 2017 incursionó en la música tocando y cantando en la banda Cuidado con los carnosaurio, mamá, más conocida como los Carnosaurios. “Cada tanto nos seguimos juntando para tocar”, menciona. Recuerda que su padre administraba la cantina del liceo de Santa Lucía y cuando de muy pequeño lo iba a ayudar. Si bien se desempeña como profesor de Biología, ha descubierto que le gusta también la gestión cultural. Está vinculado a la Corriente Frenteamplista Canaria, lista 363, un grupo departamental. Cuando se conoció su candidatura, sus ex alumnos lanzaron una movida a través de Facebook e Instagram que invitaba a contar una historia de “cuando fuiste alumno de Roncio”. Hubo más de 150 testimonios. Roncio dice que no pudo leerlos todos “porque se desarmaba”. A pesar de su protagonismo, edad y vínculos, no tiene cuentas en redes sociales.

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