A falta de nueve días para la culminación de su mandato, el alcalde de la ciudad de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, fue detenido en la mañana de este martes en su casa, acusado de liderar un esquema de corrupción dentro de su estructura de gobierno. En la decisión que autorizó la detención de Crivella, quien pertenece al partido derechista Republicanos, la fiscal del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, Rosa Helena Penna Macedo Guita, indicó que un miembro de extrema confianza del gabinete del alcalde cobraba una coima de 2% de todas las facturas que pasaban por el tesoro municipal.
De acuerdo a lo que informó el portal Congresso en Foco, la operación ordenada por la Justicia y llevada adelante por la Policía busca desbaratar este esquema en el que, además, se realizaban pagos ilegales de empresas a Riotur, la agencia de fomento turístico de la ciudad. En la misma operación en la que cayó Crivella –que era investigada por la Justicia desde 2018– fueron detenidos Fernando Moraes, policía retirado que fue jefe de la División Antisecuestros de la Policía de la ciudad, y el empresario Rafael Alves, hermano de Marcelo Alves, quien fue presidente de Riotur. Además, se hicieron otros seis pedidos de captura, entre otros contra el ex senador Eduardo Lopes, del partido Republicanos, quien heredó la banca luego de la elección de Crivella como alcalde, pero que no estaba en su casa cuando la Policía se apersonó allí para detenerlo.
De acuerdo a lo que informó el portal Brasil247, para que este esquema de corrupción funcionara, Crivella contó con el apoyo de Mauro Macedo, considerado el operador financiero de estas maniobras ilícitas, quien es primo de Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, poderosísima organización religiosa pentecostal de la que el alcalde ahora detenido es obispo.
Crivella fue derrotado en las elecciones municipales de noviembre por Eduardo Paes, del partido centroderechista Demócratas, quien tras la detención del alcalde, sin hacer referencia explícita al hecho, publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que explicó que había hablado con los principales jerarcas de la Cámara Municipal para que no haya acefalía y se mantenga hasta su asunción, prevista para el 1º de enero, la atención de la población y el proceso de transición.
“Hablé esta mañana con el presidente de la Cámara de Ediles, Jorge Felipe, para que instara a los dirigentes municipales a continuar cumpliendo con sus obligaciones y atendiendo a la población. De la misma manera, seguiremos haciendo el trabajo de transición que ya se venía haciendo”, escribió Paes.
La jueza Penna expresó que, aunque Crivella estaba muy cerca de dejar su cargo, había riesgo para el bien público si el pedido de prisión no se hubiese efectivizado. Según informaron medios brasileños que accedieron al pedido de captura, una de las justificaciones para la detención del alcalde fue que él, si no hubiera sido detenido, podría haber entregado a los investigadores un celular que no fuera el suyo, en el marco de las indagaciones judiciales en desarrollo.
En un breve contacto que tuvo con los periodistas al arribar en las primeras horas de la mañana a la sede policial situada en el barrio de Jacarezinho, en la zona norte de Río de Janeiro, Crivella atribuyó su detención a una “persecución política” y dijo que espera que se haga “justicia”. El detenido dijo, además, según consignó la revista Isto É, que el suyo fue “el gobierno que más actuó contra la corrupción” en la ciudad. Durante la reciente campaña electoral, Crivella tomó como una de sus banderas la lucha contra la corrupción y llegó a decir que su oponente, Paes, terminaría “preso” por sus acciones ilícitas.
La detención de Crivella puede ser leída como una nueva derrota política para el presidente Jair Bolsonaro, quien apoyó decididamente su candidatura en las elecciones municipales. El mandatario también había impulsado en 2018 a la gobernación del estado de Río de Janeiro a Wilson Witzel, quien cayó en desgracia y fue destituido de su cargo en agosto por el Tribunal Superior de Justicia de Brasil, mientras se espera por la realización de un juicio político en su contra por malversación de fondos públicos destinados a la lucha contra la pandemia de coronavirus.
En ese momento, según recordó el portal Carta Capital, Bolsonaro, quien ya estaba alejado políticamente de Witzel, integrante del conservador Partido Social Cristiano, celebró la decisión de la Justicia como una señal de que su gobierno era implacable contra la corrupción.
Ahora, ante este nuevo hecho que lo toca de cerca, desde el Palacio de Planalto se intenta desligar al mandatario de Crivella, aunque se reconoce que no es fácil hacerlo. De acuerdo a lo que recordó una nota que publicó Folha de São Paulo, además de haber apoyado la candidatura del alcalde ahora preso, dos de los hijos de Bolsonaro –Flávio, senador por el estado de San Pablo, y Carlos, edil por Río de Janeiro– se integraron hace algún tiempo a Republicanos, el partido de Crivella.
De todas maneras, este martes al ser consultado por la prensa sobre el tema, el vicepresidente brasileño, Hamilton Mourão, minimizó el impacto que este último hecho podría tener en el gobierno, expresando que lo que está en desarrollo “es una cuestión policial”. “El gobierno no sufre ningún impacto, porque esto no tiene nada que ver con nosotros”, agregó Mourão. Cuando se le repreguntó y se le recordó que Bolsonaro apoyó la reelección de Crivella, el vicepresidente se mantuvo firme en su postura de minimizar la cuestión: “Nosotros apoyamos muchas candidaturas, esto no tiene nada que ver”. Pero en las bambalinas del Palacio de Planalto, fuentes admitieron a Folha que el desgaste del presidente por este tipo de hechos es inevitable.
Al comienzo de este año varios asesores le aconsejaron a Bolsonaro, quien actualmente no integra ningún partido político, no apoyar candidaturas en las elecciones municipales, precisamente para evitar desgastes con eventuales derrotas o problemas judiciales que eventualmente podrían enfrentar los postulantes por él apoyados. Sin embargo, y pese a estas recomendaciones, en la recta final de la campaña, el presidente eligió algunos candidatos a los que apoyó decididamente, sufriendo numerosas derrotas.
En el caso de Crivella, la situación es aún más grave, porque el candidato apoyado por Bolsonaro no sólo perdió en las urnas contra Paes, sino que ahora además está preso. Una persona cercana a la familia Bolsonaro expresó a Folha, bajo la condición de anonimato, que la prisión de Crivella podría anticipar la adhesión del mandatario a algún partido, movimiento que se esperaba que se realizase recién en marzo. Esta misma fuente expresó que la idea de Bolsonaro es llevar a su hijo Flávio para otro partido, en un intento de separarlo del partido de Crivella. Flávio Bolsonaro ya está enfrentando dificultades con la Justicia por la causa que investiga el presunto esquema de corrupción que existía en el gabinete del actual senador cuando ejercía como diputado por el estado de Río de Janeiro.