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Daniel Sturla y Luis Lacalle Pou, ayer, en la catedral de Montevideo.

Foto: Mariana Greif

Daniel Sturla: invocamos a Dios para “tener una sociedad más libre y más justa”

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Religiosos rezaron por el nuevo gobierno en la Catedral de Montevideo.

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Por el pasillo del medio entró este lunes Luis Lacalle Pou a la Catedral de Montevideo para presenciar la ceremonia interreligiosa convocada por el arzobispo de Montevideo, el cardenal de la Iglesia Católica, Daniel Sturla, para rezar por el nuevo gobierno. Rodeado de seguridad, el presidente y parte de su gabinete fueron parados antes de pasar las puertas de la iglesia por varias feligresas, algunas muy mayores, que quisieron saludar al mandatario, al tiempo que los más jóvenes empezaron a gritar “presidente, presidente”, como era habitual durante la campaña electoral.

En el interior de la Catedral lo esperaban el presidente de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica, Arturo Fajardo; los rabinos Max Godet y Daniel Dolinsky, de la Comunidad Judía; el obispo de la Iglesia Anglicana, Daniel Genovesi; el representante de la Iglesia Luterana Alemana, el pastor Jerónimo Granados, y por las iglesias evangélicas, Pedro Lapadjian.

Sturla fue el primero en hablar y dijo que invocaban a Dios para “tener una sociedad más libre y más justa”.

“Apenas un muchacho”

La primera lectura de la ceremonia de este lunes fue parte del Primer Libro de los Reyes del Antiguo Testamento, que cuenta que Dios se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: “Pídeme lo que quieras”, Salomón respondió: “Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre, David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo”; según el relato, Salomón termina pidiendo sabiduría para gobernar y Dios se la concede.

En su intervención Dolinsky hizo referencia a una historia de la Torá en la que el rey Balac contrata a una persona para que maldiga al pueblo de Israel, este “maldecidor” no hace caso al monarca y bendice a los israelíes: “Esto nos enseña muchas cosas. ¿Por qué muchas veces nos empeñamos en desearle el mal al otro en vez de preocuparnos por construir nuestro propio bien?”, se preguntó. Dolinsky dijo que Balac es un ejemplo negativo de liderazgo, pero en el mundo hay ejemplos positivos: “Aquel que entiende que liderar es potenciar virtudes”. A los integrantes del gobierno presentes el rabino les prometió su compromiso de “acompañamiento permanente”.

En tanto, Granados hizo un repaso histórico sobre el luteranismo y dijo que “los tiempos han cambiado, pero en el mundo sigue habiendo gobernantes que se creen dioses [...] ayer en su discurso usted, presidente, no puso a Dios como su controlador, sino al mismo pueblo que lo votó [...] usted, presidente, ha hecho un pacto con los habitantes que es ejemplar para la región”.

El más sucinto y ameno de la ceremonia fue Genovesi, que contó una historia de un matrimonio que no podía tener hijos, por la casa en la que vivían pasó un religioso que prometió prender una vela por la fertilidad de la pareja, cinco años después el religioso volvió y encontró a la mujer rodeada de cinco niños y le preguntó dónde estaba su marido: “Fue a apagar la vela”, bromeó. El representante evangélico fue el que explicó el Padre Nuestro y después acompañó el rezo de los presentes.

Lacalle Pou participó en la ceremonia acompañado por el gabinete en pleno, pero también asistieron legisladores de los partidos de la “coalición multicolor”.

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