El número de casos de coronavirus en Estados Unidos superó ayer los 100.000, convirtiéndose así en el país con mayor número de contagios, aunque no así de muertes. Esta crisis disparó una serie de medidas sanitarias y económicas dispuestas por el gobierno de Donald Trump.
Una de ellas fue la decisión de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés) de suspender la aplicación de las normas que protegen el medioambiente mientras continúe esta situación. La EPA manifestó que la decisión es una respuesta a pedidos de fábricas y refinerías de petróleo de flexibilizar los requisitos que deben cumplir ‒certificaciones, informes, muestreos, análisis de laboratorio‒ mientras sufren el impacto económico de la pandemia.
Algo similar decidió China. “El control medioambiental debe ser ajustado de acuerdo a necesidades prácticas y a la situación económica y social”, dijo en conferencia de prensa Cao Liping, representante del Ministerio de Ecología Medio Ambiente.
Otra medida dispuesta por Trump, y anunciada ayer, fue la aprobación de un paquete de estímulo económico por dos billones de dólares, que fue aprobado por el Congreso y que supera por largo al paquete que aprobó Estados Unidos en la crisis de 2008. Por otra parte, después de negociar con General Motors, el gobierno decidió aplicar una norma de 1950 para forzar a esa y otras empresas a fabricar el número de respiradores que el gobierno estime necesarios.