Una de las consecuencias económicas de la epidemia de covid-19 pudo verse esta semana en los precios del crudo.
El lunes, el precio del petróleo West Texas, el de referencia en Estados Unidos, tuvo una caída de casi 56 dólares desde el viernes y cerró el día en números negativos. Esto significa que el vendedor estaba dispuesto a pagarle al comprador para que se lo llevara.
Este fenómeno, que nunca se había registrado en la historia del mercado del petróleo, responde al freno que tuvo la economía mundial. Con la mayor parte de los vuelos cancelados, industrias cerradas y el transporte terrestre y marítimo disminuido, la necesidad de petróleo se redujo cada vez más en lo que va del año. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, la demanda cayó en marzo en 11 millones de barriles diarios, y se prevé que para abril caiga en 29 millones por día, informó Efe.
A este fenómeno se agregó esta semana el vencimiento de contratos a futuro de petróleo para su entrega en mayo, es decir que quienes habían invertido en petróleo con esos contratos tenían tiempo hasta este martes para negociarlo o debían recibir el crudo que compraron, y muchos no tenían dónde almacenarlo, en particular en Estados Unidos.
El costo de conservar ese petróleo era mayor que el de pagar para desprenderse de él, y ese pago llegó así a 37,6 dólares por barril a quien lo quisiera. Este martes todavía se pagaba al comprador, aunque menos: dos dólares por barril en el caso del West Texas.
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Una vez llegado el vencimiento de los contratos a futuro de mayo, lo que más se comercializó fueron los que vencen en junio. Su precio no fue negativo, aunque sí bajo: cerró a 11,57 dólares el barril (en enero se vendía a unos 60 dólares). A su vez, el Brent, el petróleo de referencia en Europa, golpeado por el desplome del West Texas, se vendió en torno a 20 dólares (en enero su precio llegaba a los 70 dólares por barril).
Si bien la caída en la demanda de petróleo pudo verse desde la expansión del coronavirus en China, en enero, a esto se agregó después una guerra comercial de producción y de precios entre Arabia Saudita y Rusia que colaboró con la caída del valor del crudo.
Recién el 12 de abril un grupo de países petroleros integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, más algunos otros, decidieron recortar la producción en 10%, unos 9,7 millones de barriles menos por día, para frenar la baja en el precio. Pero esta medida recién se aplicará a partir del 1º de mayo.
El panorama conduce a que también bajen las expectativas de que comprar petróleo pueda resultar una buena inversión. Según informó BBC, se presenta una situación conocida como “backwardation”, es decir, se prevé que en el futuro próximo los precios del petróleo serán incluso más bajos que los actuales, y esto desestimula la compra.
Sin embargo, para algunos puede resultar un buen negocio.
El presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó que su país está decidido a llenar su reserva estratégica de petróleo. “Esperamos almacenar 75 millones de barriles en las reservas”, declaró, y dijo que “sería la primera vez en mucho tiempo” que las reservas se llenen. “Si pudiéramos comprarlo por nada, nos quedaríamos con todo [el petróleo] que pudiéramos conseguir. Lo único que me gusta más que eso es cuando te pagan por llevártelo”, dijo el presidente.
“Es un buen momento para comprar petróleo y nos gustaría que el Congreso lo apruebe en lugar de almacenarlo para las grandes empresas”, agregó Trump. Esas firmas suelen guardar el petróleo que compran en depósitos que se encuentran en la localidad de Cushing, en el estado de Oklahoma, hasta que les conviene venderlo en el mercado.
Pero esos depósitos tienen buena parte de su capacidad llena. “En algún momento, muy pronto, es posible que la capacidad de almacenamiento de petróleo a nivel global alcance su límite”, dijo en marzo el director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, Fatih Birol, según citó BBC. También una consultora petrolera, Rystad Energy, advirtió entonces que 76% del almacenamiento mundial ya estaba completo.