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Enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, en las cercanías del parlamento, ayer, en el centro de Beirut.

Foto: Joseph Eid, AFP

Gobierno libanés cae como consecuencia de la presión popular por la enorme explosión que dejó más de 200 muertos

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El ahora ex primer ministro, Hassan Diab, dijo que “este desastre es el resultado de la corrupción crónica”

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En medio de una enorme ola de indignación traducida en enormes movilizaciones populares que se realizaron durante el fin de semana, que fueron acompañadas de renuncias de algunos ministros y legisladores, este lunes el primer ministro de Líbano, Hassan Diab, anunció la renuncia de todos los integrantes del gobierno, seis días después de la catastrófica explosión originada en el puerto de Beirut.

Luego de la reunión del gabinete y al sumarse más renuncias de ministros a las tres que se habían producido hasta ayer, el propio Diab se vio obligado a renunciar a su cargo.

En un discurso transmitido por la televisión pública en el que anunció su salida, el ahora ex primer ministro expresó que la corrupción endémica que existe en el país fue la causante de la tragedia que costó más de 200 vidas, además de ocasionar heridas de diversa entidad a más de 6.000 personas y de destruir varios barrios de la capital libanesa.

“Dije que la corrupción está arraigada en todas las partes del Estado, pero descubrí que la corrupción es más grande que el Estado”, afirmó Diab, y agregó: “Este desastre es el resultado de la corrupción crónica”. El ex jerarca dijo también que la decisión de su gobierno atiende “la demanda de la gente de un cambio real. Hoy daremos un paso atrás para apoyar al pueblo”.

En este contexto, no está del todo claro quiénes asumirán la conducción del país, pero una de las opciones más factibles es que renuncie más de un tercio de los integrantes del Parlamento, lo que obligaría a la realización de nuevas elecciones parlamentarias, algo que serviría para renovar, aunque sea parcialmente, una clase política caracterizada por la corrupción endémica enquistada en su seno, corrupción que ya había sumido al país en una grave crisis económica, aún antes del comienzo de la pandemia y de la catastrófica explosión del martes, ocasionada por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que se encontraban almacenados en pésimas condiciones y sin la supervisión debida en un depósito del puerto de Beirut.

De acuerdo a lo que informó la cadena catarí Al Jazeera, el presidente Michel Aoun aceptó la renuncia de Diab y le pidió al gobierno que permaneciera en sus funciones en forma interina hasta que se forme un nuevo gabinete.

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