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Encuentro de redes de ollas populares, ayer, en FUCVAM.

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Se realizó el primer encuentro de redes de ollas solidarias, puntapié para la creación de una coordinadora

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En un contexto de demanda sostenida de alimentos y escasez creciente de recursos, “sostener la olla” se vuelve el principal desafío para la inminente organización.

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Casi un centenar de referentes de redes de ollas populares, merenderos y colectivos sociales participaron este domingo en el primer encuentro de redes de ollas solidarias, que sirvió de puntapié inicial para la creación de una coordinadora de redes de ollas populares. El objetivo principal de la coordinadora, que se seguirá definiendo en futuras reuniones, es establecer una voz única del entramado de iniciativas, y conformar así un nuevo movimiento social y popular. En el encuentro se intercambió también sobre la sustentabilidad del movimiento y la situación de riesgo en la que se hallan algunas de las más de 200 ollas que actualmente funcionan en Montevideo.

En julio había 229 ollas solidarias activas en Montevideo, de las cuales hacían uso 38.719 vecinos.

Según datos que presentaron integrantes del proyecto Solidaridad Uy, en julio había 229 ollas solidarias activas en Montevideo, de las cuales hacían uso 38.719 vecinos. De las ollas activas, 30 se encontraban “en situación crítica”, es decir que dejaron de funcionar temporal o definitivamente por falta de recursos materiales o humanos. El municipio capitalino que concentra mayor cantidad de ollas populares es el A, con 91 centros activos, seguido por el D y el G, con 39 y 35, respectivamente. En ese contexto, con una demanda sostenida de alimentos y una escasez creciente de recursos, “sostener la olla” se vuelve el principal desafío para la inminente coordinadora.

“Las ollas populares son más que ollas populares, son colectivos territoriales de denuncia”, manifestó Esteban Corrales, integrante de la Red de Ollas al Sur y de la olla popular de Palermo. Corrales explicó que la idea de generar el encuentro surgió “hace un par de meses”, cuando distintas redes que este domingo participaron “percibieron la necesidad de empezar a tejer vínculos entre problemáticas similares que se nos vienen planteando de forma permanente”. En ese sentido, consideró que es necesario “tejer” un entramado colectivo “desde los territorios, con la legitimidad que da una participación amplia, horizontal y comprometida con la realidad que estamos viviendo”.

El municipio capitalino que concentra mayor cantidad de ollas populares es el A, con 91 centros activos, seguido por el D y el G, con 39 y 35, respectivamente.

Si bien el énfasis del debate estuvo puesto en la necesidad de fortalecer y asegurar el funcionamiento de las ollas a través de la sinergia entre las distintas redes, también hubo una instancia de análisis sobre la coyuntura social que atraviesa el país, sobre todo a partir de la crisis derivada de la emergencia sanitaria. En ese marco, se habló sobre la necesidad de “transitar de lo asistencial a lo reivindicativo”, apuntando a la organización social como un actor político fundamental. “Las ollas populares nacen en un contexto de crisis sanitaria pero desnudan, con mucha crudeza, contradicciones que hay en la sociedad, estructurales, de larga data, que se agudizan en el momento en que surge la emergencia sanitaria”, reflexionó Corrales.

Con una demanda sostenida de alimentos y una escasez creciente de recursos, “sostener la olla” se vuelve el principal desafío para la inminente coordinadora.

En la misma línea, Paola Beltrán, de la Coordinadora Solidaria de Villa Española, advirtió que “es importante visualizar que esto recién arranca, que esta situación de crisis, de vulnerabilidad, de falta de ingresos, de un Estado que desampara es un proceso que se va a ir agudizando con el paso del tiempo”. En este escenario, consideró “importante fortalecer los entramados organizativos” de los territorios “vinculando las organizaciones sociales entre sí, y donde no existen, tratar de promoverlas”. No obstante, hizo hincapié en la responsabilidad del gobierno y el Estado en la respuesta a las necesidades de la población: “No puede ser que un vecino de un barrio se angustie porque si cierra su olla hay un montón de gente que no puede comer. Eso no puede ser responsabilidad de un vecino o una vecina. Hay un Estado, hay un gobierno, hay recursos que tienen que ponerse y tensionarse para atender la emergencia que tenemos hoy”, aseveró.

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