El semanario satírico francés Charlie Hebdo volvió a publicar esta semana las caricaturas de Mahoma que se hicieron célebres, primero por las amenazas de islamistas radicales que recibió la publicación al divulgarlas, en 2006, y después por el ataque yihadista que sufrió su redacción en 2015. Los hermanos Saïd y Chérif Kouachi entraron armados al edificio donde funcionaba el semanario, en París, y mataron a 12 personas.
Un día después del atentado, y en coordinación con sus autores, otro hombre, Amedy Coulibaly, mató a una policía municipal, tomó como rehenes a varias personas en el supermercado judío Hyper Casher, y mató dentro de ese local a cuatro personas más. Al igual que los hermanos Kouachi, Coulibaly murió tiroteado por la Policía.
Pero la investigación sobre estos atentados identificó, además de los atacantes, a 14 sospechosos de haber colaborado con ellos con vehículos, armas o financiación, de los cuales tres siguen prófugos. El juicio contra esas personas comenzó este miércoles en el Tribunal Penal de París. Se los acusa de participar en una organización terrorista criminal, un delito por el que pueden ser condenados a diez años de prisión o a cadena perpetua.
Está previsto que este juicio termine el 10 de noviembre, después de 49 días de audiencias en los que se escuchará a 144 testigos y participarán 94 abogados, muchos de ellos en representación de las víctimas y sus familiares.
El caso generó una fuerte reacción de rechazo en la población francesa, que salió a las calles a manifestarse. El 11 de enero de 2015 unos cuatro millones de personas marcharon en Francia con la consigna “Yo soy Charlie”.