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Un estudio de UNICEF y CEPAL concluye que las brechas entre las infancias afro y no afro se han reducido pero persisten

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La brecha en educación es el factor “más relevante” para explicar las diferencias en ingresos.

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Editar

Mientras que 14% de los niños y adolescentes no afrodescendientes son pobres, entre los afrodescendientes la pobreza alcanza a 26%, según datos de la Encuesta Continua de Hogares para 2016-2018. El estudio de UNICEF y CEPAL Panorama de la situación de los niños, niñas y adolescentes afrodescendientes en Uruguay, que fue presentado el miércoles, aborda este aspecto y otras características de la población afro.

Victoria Tenenbaum, economista responsable del estudio junto a Guillermo López, presentó los principales resultados del informe. En términos generales mencionó que en Uruguay los estudios sobre pobreza en infancia y adolescencias afrodescendientes son escasos, y señaló que en la comparación regional, la población afro en Uruguay está más empobrecida que en países como Brasil, Perú o Ecuador: 50% de los afrodescendientes se encuentran en el quintil 1 según nivel socioeconómico en Uruguay, mientras que entre la población no afro hay 27% de personas en ese rango de ingresos. Entre los niños y adolescentes afrodescendientes, la pobreza es mayor, ya que 71% de la población afro de hasta 14 años se ubica en hogares del primer quintil, mientras que entre los no afro esa proporción es de 28%.

La población afro es más joven, señaló Tenenbaum: 14% son niños o adolescentes, mientras que entre los no afro la proporción baja a 10%. Otras características de la población afrodescendiente en Uruguay es que los hogares donde viven niños afro son más numerosos, hay menor proporción de hogares biparentales y mayor de hogares extendidos o compuestos que entre los hogares de niños no afro.

Al hablar sobre pobreza e ingresos, el estudio señala que las personas afro “se encuentran en peores posiciones en la distribución salarial, y eso se explica principalmente por diferencias en las características, y en particular la brecha en educación se presenta como el factor más relevante”. Si bien se destaca que entre 2006 y 2018 la pobreza monetaria se redujo de 32,5% a 8%, entre la población afro y menor de 18 la pobreza monetaria fue “significativamente mayor que entre aquellos sin ascendencia afro”, como lo refleja el dato del arranque de esta nota.

Educación

En logros educativos, el informe repasa el nivel de educación de los responsables del hogar y registra que en los hogares donde viven niños afrodescendientes los responsables tienen menores logros educativos que en los otros (40,6% sólo terminó primaria entre los jefes de hogar con niños afro, mientras que la cifra baja a 28,9% entre los jefes de hogar con niños no afro). La brecha es mayor entre los jefes de hogar con estudios superiores. Cuentan con esos estudios 15,3% de los jefes de hogares con niños no afro, y sólo 5,7% de los jefes de hogares con niños afro.

Al analizar las trayectorias educativas, el informe señala que no existen diferencias entre niños afro y no afro durante el ciclo escolar en materia de asistencia, aunque sí levemente al medir el rezago, es decir, el atraso de dos años respecto del grado que debería estar cursando según su edad. “El panorama cambia de modo radical en la educación media, con tasas de repetición más elevadas, menor asistencia a los centros educativos y amplias diferencias por ascendencia, aunque en el período se vieron grandes mejoras en cada uno de estos aspectos”, advierte el informe.

En este sentido, en 2006 casi dos de cada cinco afrodescendientes de entre 15 y 17 años no asistían a ningún centro educativo, mientras que, entre quienes asistían, uno de cada tres había repetido dos años lectivos o más. Entre quienes no tenían ascendencia afro uno de cada cuatro no asistía a ningún centro educativo, y uno de cada seis de los que asistían habían repetido dos años o más. Al final del período “se acortaron fuertemente las brechas étnico-raciales como producto de una mejora acelerada en los logros educativos de la población afrodescendiente, sobre todo a partir del trienio 2013-2015”, valora el documento, que detalla que para 2018 la no asistencia entre adolescentes afro se redujo a la mitad y el porcentaje de rezagados cayó a uno de cada cinco.

Por último, el estudio aplicó el índice de pobreza multidimensional o de privaciones múltiples, que toma en cuenta cinco dimensiones: hacinamiento, condiciones estructurales de la vivienda, vida y salud (que tiene que ver con el origen del agua y el saneamiento), educación y confort (refrigerador o calentador). Según explicó Tenenbaum, tanto al principio como al final del período las privaciones “duplican entre los niños afro que entre los no afro”, pero en la última década la evolución fue positiva, ya que se redujeron las privaciones en vivienda, vida y salud, bienes de confort y educación. De todas formas, destacó: “aunque las brechas se han reducido, persisten”.

Entre los comentarios finales, la economista mencionó que existe “un debe en políticas, parecen necesarias políticas orientadas a reducir las brechas en el acceso a la educación media y superior”, y que es “necesario incorporar la ascendencia de forma transversal en el diseño y la implementación de políticas públicas. Aplicar políticas públicas sin considerar esto puede potenciar desigualdades preexistentes”.

Datos “alarmantes”

Miguel Pereira, de Mundo Afro, hizo algunos comentarios sobre el informe y en particular se enfocó en las diferencias que constata en materia educativa, en especial para los adolescentes. Recordó una resolución de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) de 2018 que apuntaba a generar acciones afirmativas para estudiantes afro y trans, lo que implicaba asegurar 8% de las becas disponibles para estos dos colectivos. “No sabemos si estas resoluciones se siguen implementando; no solamente requiere la voluntad política de la autoridad sino generar otro tipo de dispositivos, por ejemplo la capacitación de docentes a nivel de todo el país para que efectivamente se pueda proteger las trayectorias educativas de los estudiantes afro”, señaló.

Recalcó que la profundización de la pobreza en niños y adolescentes afro es un tema que “ha estado prácticamente ausente de las agendas de los gobiernos y de la sociedad civil”, y pidió seguir con las recomendaciones del Plan Nacional de Equidad Racial y Afrodescendencia 2019-2021.

Por su parte, Rosa Méndez, directora de Derechos Humanos en la Dirección Nacional de Promoción Sociocultural del Ministerio de Desarrollo Social, consideró que los datos que presenta el informe son “alarmantes”, y señaló que esa cartera desarrolló sus líneas estratégicas basándose en el Plan de Equidad Racial.

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